Por Nicolás Jouve. Catedrático emérito de Genética y presidente de CíViCa (Asociación miembro de la Federación Europea One of Us). Publicado en Páginas Digital el 5 de Julio de 2017.
Hace más de veinte años que el microbiólogo ilicitano Francisco Juan Martínez Mojica, que firma sus publicaciones como Francis Mojica, descubrió que unos microorganismos que habitan en las salinas de Santa Pola (Alicante), las arqueas de la especie Haloferax mediterranei, poseen en su genoma unas cortas secuencias de ADN, repetidas regularmente e interespaciadas, a las que dio el nombre de CRISPR, que en combinación con una enzima llamada Cas9 constituye un sistema de defensa frente a ADN extraño que pudiera invadir su ambiente intracelular [1]. Este descubrimiento es doblemente trascendental, tanto por el interés básico que encierra como por sus potenciales aplicaciones.
Por Nicolás Jouve. Catedrático emérito de Genética y Presidente de CíViCa. Publicado en Páginas Digital el 26 de Mayo de 2017
Se considera la Bioética como un foro de debate aparecido en el último tercio del siglo XX, con el fin de reflexionar sobre las investigaciones y técnicas que ponen en riesgo la vida humana o el equilibrio de la naturaleza. Se trata de un ámbito de reflexión multidisciplinar en el que se trata de establecer los límites de la ciencia de acuerdo con unos principios éticos básicos. Tras su implantación en el campo de la Medicina no ha dejado de atender a su conocido eslogan de que «no todo lo científicamente posible es éticamente aceptable», Este conocido aserto resume el compromiso de decenas de científicos reunidos en febrero de 1975 en el centro de conferencias de la ciudad californiana de Asilomar para reflexionar sobre los riesgos biológicos potenciales de las primeras investigaciones sobre ingeniería genética con bacterias.
Por Nicolás Jouve, Catedrático Emérito de Genética, Presidente de CíViCa
Como una muestra de las posibilidades que ofrece la nueva tecnología del CRISPR-Cas9 para la edición de genes, Nature comente un trabajo publicado el 18 de Mayo en la revista Cell, en el que se anuncia la corrección de dos genes del genoma del tomate de importancia en su mejoramiento genético como planta cultivada. Como dice el artículo de Heidi Ledford,publicado en Nature, desde el tamaño de sus frutos a la morfología de las plantas el tomate cultivado de hoy ha sido esculpido a lo largo de los 10.000 de años de selección tras su domesticación. Sin embargo, los genes deseados, como todos los relacionados con la facilidad de la cosecha, están estrechamente ligados a otros indeseados.