Testigos de la muerte de Jesús, se encuentran en Nueva York

LIBRO: CUANDO LA MEDICINA NO CURA
31/03/2016
¿Qué es la Terapia Génica?
03/04/2016

Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

El Instituto Omega campus de Rhinebeck, Nueva York, está considerado el más importante centro de retiro educativo de la nación. Es un centro importante de estudios holísticos.  Está rodeado de hectáreas de colinas y bosques, cabañas y bares, además de un lago. Un lugar ideal para el senderismo, el yoga y la meditación.

Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

El Instituto Omega campus de Rhinebeck, Nueva York, está considerado el más importante centro de retiro educativo de la nación. Es un centro importante de estudios holísticos.  Está rodeado de hectáreas de colinas y bosques, cabañas y bares, además de un lago. Un lugar ideal para el senderismo, el yoga y la meditación.

Me encontraba  allí tomando algo mientras leía un libro. Una pareja vino y se sentó  muy cerca. Pude saber que eran dos médicos famosos. El, era un prestigioso Psiquiatra, a quien había visto por televisión y autor de varios libros. Ella, un poco más joven, unos 50 años se dedica a la medicina y vive en Manhattan.  Su pelo era algo blanco aunque teñido de negro.

Aprovechaban un receso en un seminario que el impartía y venían a tomar algo mientras cambiaban impresiones. Aunque no cerré el libro, su conversación me sacó de la lectura para poner solo atención a lo que decían.

-¿Qué tal va tu dolor, Victoria? ¿Sigue ahí en tu espalda tan implacable?

 -No sé si podré aguantar estos días de cursillo.  Si no lo puedo soportar tendrán que llevarme en ambulancia.

  -Espero que no sea necesario. Según lo que acabas de decir en la regresión,  a tu vida anterior, estabas cerca de Jerusalén en tiempo de Jesús.

  -Sí, pero  entonces era un campesino fuerte. Vivía en una casa de madera con mi mujer y mi hija. Por cierto, mi hija es también mi hija actualmente.

 -No me sorprende. Rara vez nos separamos de los seres queridos.

 -Un día encontré una paloma herida y me agaché para curarla. No sé por qué molestó a un soldado romano, que desfilaba con un cuerpo de élite. Me golpeó salvajemente la espalda rompiéndome varias vertebras. Algunos soldados, incendiaron mi casa y mataron a mi mujer y a mi hija. Aquello me destrozó física y anímicamente. Nunca me recuperé ni tampoco de la lesión de espalda. Como no podía trabajar, apoyado en un bastón buscaba ayuda dentro de la ciudad.

 -Allí fue donde te enteraste que había un rabino que estaba haciéndose famoso por sus curaciones y sus palabras.

 -Cierto. Cuando supe que estaba cerca, intenté acercarme a Yeshua (Jesús) para escucharle, pero no me dejaban y me escondí detrás de unos arbustos para verle.

 -¿Y lo vistes?

 -El se dio cuenta y me miró, con una compasión infinita. No sirvió para curarme, pero ya no pude olvidar esa mirada. Era como asomarse al infinito.

 -¿Volviste a verle?

 -Desde esa vez ya no confiaba en nadie más que en El. Supe  que iban a darle muerte y salí para avisarle. Cuando le volví a ver, me acerqué para darle un poco de agua, pero  no podía abrirme paso. Cuando logré pasar Yeshua  ya no estaba allí y un poco más adelante arrastraba un madero camino de la crucifixión. Le seguí hasta el monte calvario. Allí quedé desolado por su muerte, como fulminado por un rayo.

Recordando aquel momento Victoria, la del terrible dolor, se puso en pie y llena de alegría dijo:

-¡Mirad! 

Estaba totalmente erguida y comenzó a bailar, sin el menor rastro de dolor.  Cuantos la veían, sin comprender nada, sentían la felicidad que transmitía aquella mujer. Viéndola danzar, algunos que la conocían dolorida y encorvada, lloraban, teniendo la sensación de estar ante algo mágico. Pero…algo más maravilloso estaba por llegar.

-¿Sabes una cosa? Ahora recuerdo, que aquel día yo te vi en Jerusalén. Tenías una barba entrecana, impecablemente recortada y una túnica, perfecta de colores vivos, solo al alcance de los ricos.

 -Sí es posible. Yo mismo en una regresión me he visto como un hombre de familia adinerada, en la Alejandría de hace 2.000 años. Me encantaba viajar tanto por el norte de Egipto como por el sur de Judea. Durante uno de esos viajes, conocí a un hombre impresionante. Nos hicimos amigos porque el viaje duró más de un mes. Luego, nuestros caminos se separaron.

 -¿Y no le volviste a ver?

 -Sí, lo volví a ver en Jerusalén, porque mi familia realizaba allí gran parte de sus actividades comerciales. Aunque yo me vi allí como un erudito, más que como un negociante rico.

 -Pero… yo te vi allí el día de su ejecución.

 -Estaba. Supe que, un rabino había ido enseñando y congregaba a mucha gente cuando hablaba. Poncio Pilato temía que sublevara a la gente y le había condenado a muerte. Me perdí entre la gente que se había arremolinado para ver a aquel hombre de camino de la cruz. Aunque desfigurado, cuando le miré a los ojos, me di cuenta que había encontrado a mi amigo, aunque ya era demasiado tarde para intentar salvarlo. Tuve que limitarme a verlo pasar, si bien mas tarde pude ayudar económicamente a alguno de sus seguidores y a su familia. ¿Y tú como sabes que era yo a quien viste?

-Por la expresión de sus ojos. La misma que estoy contemplando en este instante. Llevabas una túnica de color arena, con ribetes burdeos muy elegante. No formabas parte de las autoridades. Brian, no tengo la menor duda, estoy segura.

Los dos médicos quedaron, como sobrecogidos en silencio. Lo que ella había visto coincidía con lo que él había visto en su propia regresión y de la que no había hablado antes. Victoria, no podía conocer esos detalles si no hubiera estado allí.

-Ahora comprendo que el fruto de tu regresión de hoy, era hacerte ver que tu dolor procedía de una injusta lesión provocada en tu columna hace  dos mil años. Comprenderlo te ha curado.

Lo  dicho hasta aquí, y la continuación de este relato, lo conozco por que ha sido el mismo Psiquiatra quien lo ha contado en un libro. Termina diciendo lo siguiente:

«Victoria me llamó después de que terminara el taller, aún muy impresionada. Los dos, ambos científicos, éramos conscientes de que su visión de Jesús, había sido válida.  Habíamos superado la óptica científica para llegar hasta dos puntos en los que el destino había querido que nos encontráramos para que ella pudiera sanar, por algún motivo que ninguno de los dos lograba comprender. Si me vio en Jerusalén no fue por accidente ni por fantasía; aquello sucedió porque dos mil años más tarde yo sería el instrumento de su curación.

Le pedí que se mantuviera en contacto y aún hablamos de forma habitual. Sigue moviéndose sin dolor y puede girar las caderas con normalidad. Cuando volvió a casa, su peluquero se sorprendió de lo bien que había aguantado el tinte hasta que se dio cuenta de que volvía a tener el pelo negro, su color natural…Y en el mes de octubre la llamó su farmacéutico, preocupado porque no había renovado la receta de calmantes.

-Ya no los necesito. -fue su respuesta, y aún asombrada por lo que había sucedido, se echó a llorar-. Me encuentro bien».

(Briam Weiss, Muchos cuerpos una misma alma, Zeta Bolsillo, pp. 58-65)

Algunas conclusiones:

La vida no termina con la muerte. Somos almas inmortales.

Mediante la técnica de la hipnosis, hoy día es posible acceder al subconsciente, que no está limitado ni por el espacio ni por el tiempo. Éste puede recordar épocas anteriores, lo que llamamos, las «regresiones» a vidas y tiempos pasados, o puede avanzar hacia el futuro, y describir las «progresiones», a vidas futuras.

La mente hipnotizada siempre retiene la conciencia y el conocimiento del presente, y puede situar su vida y su recuerdo en el contexto preciso y real.

Mientras está en el cuerpo, es un espíritu encarnado pero lo importante y esencial es, el alma. El que esté en un cuerpo de varón o de mujer, es más secundario. Victoria, en el siglo I era un varón. En el siglo XXI es una mujer. En la vida anterior o posterior, puede variar también el parentesco con las personas que se quieren, porque importa más el amor que el parentesco.

Una misma alma, para su perfeccionamiento, puede reencarnarse. Algunas personas pueden haber vivido otra vida en la Edad Media, en tiempos de los Faraones, o en tiempo de Cristo, ¿por qué no? Nuestra fuente de aprendizaje es la relación con los demás. Gracias a ellos podemos progresar, gracias a las oportunidades de crecimiento en amor, alegría, paz, la no violencia, compasión, servicio y ayuda, perdón, esperanza, y abandonar miedos, prejuicios o egoísmos. Es decir, no por lo que tenemos, sino por cómo nos comportamos con los demás.

Señalo estos temas, porque son importantes y no se habla de ellos. Algunas confesiones religiosas consideran «tabú». Se quedan en cuatro palabras:»muerte, juicio, infierno, gloria».

 ero el aprendizaje no termina con la muerte del cuerpo. Ni hay que esperar para aprender. Teresa de Calcuta dijo: «Está en nuestro poder estar ya ahora con él en el cielo, ser felices con él justo en este momento. Pero ser felices con él ahora quiere decir: ayudar como él ayuda, dar como él da, servir como él sirve, salvar como él salva. Estar veinticuatro horas a su lado, encontrarlo en sus disfraces más terribles. Porque él a dicho: «Todo lo que hagáis al más pequeño, me lo hacéis a mí».Si no hemos aprovechado suficientemente el tiempo, en una vida, el alma deberá seguir aprendiendo. No importa a qué edad se terminó su estancia en este mundo. ¿Quién puede poner límites a la misericordia y al amor? No hay dos clases de amor: «uno humano y otro divino»; ni tampoco «uno aquí y otro más allá». ¿Por qué no vamos a tener que seguir aprendiendo y perfeccionando para acceder a un nivel superior, si tenemos toda la eternidad por delante? De hecho, sucede. Cada vez más gente lo recuerda.

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa