¿Qué hay de sólido en una vida líquida y cambiante?

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Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

Los filósofos ayudan a comprender la forma de vida de la sociedad actual, tan contradictoria.

Los sabios de la antigüedad, dada su natural sensibilidad para observar, se valían de la lógica para formular principios, leyes, teoremas, hipótesis o conceptos generales.

Demócrito, filosofo del siglo V antes de Cristo, es conocido por su teoría  de que las cosas están formadas por átomos en constante movimiento y porque, según cuentan, estaba siempre contento. Aunque murió en el año 400 a d C., escribió 70 obras. Pero algunos le consideraron un peligro y mandaron quemar sus obras.

El comportamiento de la gente le provocaba  risa por lo contradictorio y errático de sus actitudes y porque no se daban cuenta que ello era la causa de sus sufrimientos.

Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

Los filósofos ayudan a comprender la forma de vida de la sociedad actual, tan contradictoria.

Los sabios de la antigüedad, dada su natural sensibilidad para observar, se valían de la lógica para formular principios, leyes, teoremas, hipótesis o conceptos generales.

Demócrito, filosofo del siglo V antes de Cristo, es conocido por su teoría  de que las cosas están formadas por átomos en constante movimiento y porque, según cuentan, estaba siempre contento. Aunque murió en el año 400 a d C., escribió 70 obras. Pero algunos le consideraron un peligro y mandaron quemar sus obras.

El comportamiento de la gente le provocaba  risa por lo contradictorio y errático de sus actitudes y porque no se daban cuenta que ello era la causa de sus sufrimientos.

Esas actitudes erráticas, esas contradicciones que causan sufrimiento y provocan malestar, de una forma u otra, ¿persisten en nuestros días?

A los 91, en el mes de enero, ha fallecido el filósofo y sociólogo de origen polaco, más clarividente del siglo XX y principios del XXI  Zygmunt Bauman.

Baumanha revolucionado la forma de ver la vida de la sociedad actual, muy alejada de los pilares fundamentales. Es el filósofo de la modernidad líquida, alejada de los sólidos principios  y los valores éticos y morales,

Pocos se han atrevido a explicar la pérdida de valores humanos, ocurrida desde la segunda mitad del siglo pasado.

Su origen judío, su pasado comunista de oficial polaco, su pertenencia a la unidad de inteligencia, la experiencia de su purga y el haber sido profesor de filosofía y sociología en Varsovia primero y luego en Israel, Estados Unidos, Canadá e Inglaterra (donde ha fallecido), le acreditan para explicar los fenómenos sociales de la era moderna. Es lo que ha hecho en los últimos 17 años.

Los cambios que vivió y su instinto observador, le llevaron a publicar algunas obras que resumen la realidad que le rodea y marcan la diferencia con las generaciones pasadas. Se revela como pensador, libre, sin dejarse encasillar. Para él, lo más constante en esta vida y de nosotros mismos, es el cambio.

Parece haber experimentado lo que decía Heráclito de Éfeso: «Todo fluye, todo está en movimiento y nada dura eternamente». Así que «Nunca te bañarás dos veces en el mismo rio».

A partir del año 2000, Bauman publica Modernidad líquida;  en 2003, Amor líquido; en 2005, Vida líquidaTiempos líquidos; en 2007 apunta a que tenemos que aprender  a romper con instituciones, estructuras  y moldes fijados en el pasado al publicar:  Vivir una época de incertidumbre.

Posiblemente esa incertidumbre, sea su forma de decirnos que la vida es cambiante, efímera y hay que tomar decisiones sobre esa cuerda floja que es la forma de vida actual.

Lo que ayer valía para todos y era firme, hoy es «líquido». El individuo tiene que ir creando sus propios moldes y tomar sus propias decisiones, de las que por supuesto es responsable.

No todo vale. No todo lo que valía hasta ayer sigue valiendo hoy. «Ni el pasado ha muerto, ni está el mañana -ni el ayer- escrito» que decimos en España.

 La realidad líquida.

Lo que vemos y tenemos es cambiante y de alguna manera tiene fecha de caducidad. Nuestro yo físico también es temporal e inestable.  La realidad político social y económica y las estructuras sociales, también. Otra cosa es lo que somos y el nivel de consciencia en que nos encontremos.

La realidad es líquida, como la vida, como lo que llamamos tiempo.

Si líquido es el entorno social y cada vez son menos los aspectos sólidos, el individuo tiene que adaptarse.  Pero tiene miedo y… es normal. Por eso, se va adaptando a una sucesión de nuevos comienzos que no sean muy traumáticos y tengan breves e indoloros finales.  Eso sería la vida líquida, que fluye muy rápida.

Las generaciones modernas tienen ideas nuevas y relaciones nuevas en la educación, en el trabajo, y también el amor.

El trabajo, es cada vez más inestable y líquido.

Fruto de la sociedad líquida, el trabajo actual no se parece en nada al de épocas pasadas: ni al de las sociedades agrarias, ni a las industriales, ni al trabajo de nuestros abuelos, ni siquiera al de nuestros padres. Ellos tenían una fuente de ingresos, y terminaban jubilándose en el campo o en la empresa en la que entraron después de estudiar y, a la que dedicaron lo mejor de su vida.

Cada vez los trabajo son más inestables, exigen disposición para la movilidad geográfica y adaptación a puestos o áreas distintas de la empresa. En consecuencia hay renovaciones en la empresa cada cierto tiempo, incluso del personal cualificado, y despidos.

La empresa en general y las multinacionales en particular, además exigen que el empleado se auto invente para dar lo mejor para la empresa y los compañeros. Puede ser remplazado en cualquier momento si no cumple las expectativas.

Muchas personas cualificadas, ante esa incertidumbre prefieren no atarse a un trabajo para toda la vida o crear el suyo propio y hacer lo que quieren. No es fácil.

La educación, como “cultura líquida moderna”.

«Aún debemos aprender el arte de vivir en un mundo sobresaturado de información. Y también debemos aprender el aún más difícil arte de preparar a las próximas generaciones para vivir en semejante mundo».

Ni el saber acreditado con títulos es una garantía para encontrar trabajo. Jóvenes y menos jóvenes  se debaten entre la educación y el trabajo, o lo que es peor, ni una cosa ni la otra. Son los Ni Nis.

Hasta 2007, en la sociedad existía el convencimiento de que con unos buenos estudios se podía encontrar un puesto de trabajo. En los planes actuales de estudio, no hay esa  garantía. Muchos no han accedido al mundo laboral y otros desempeñan trabajos muy por debajo de su preparación académica.

En su libro Sobre la educación en un mundo líquido, Bauman conversa con el educador Ricardo Mazzeo sobre la pérdida de credibilidad de las bases de la educación tradicional, por no proveer a los jóvenes las herramientas necesarias para encontrar un trabajo, y la tacha de anticuada. Debería readaptarse, reflexionar o reinventarse. Y los gobiernos y políticos, dejarse de tonterías y afrontar el problema.

La cultura líquida, no fomenta la capacidad de esperar y prepararse. No impone ni la disciplina ni el esfuerzo.  Eso sí, «siembra nuevos deseos y necesidades en lugar de imponer el deber».

La “cultura líquida moderna” no es una cultura de aprendizaje, es, sobre todo, una “cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido”.  A pesar de lo cual no se debe caer en la desesperación, que tampoco es fácil (enlace).

El amor líquido

Con un corazón azul, aparece en España su libro: Amor líquido: a cerca de la fragilidad de los vínculos…

Según Bauman, el amor  y la amistad en un mundo globalizado, son débiles. Y pocos, quienes están dispuestos a darlo todo por su pareja.

Lo llama amor líquido porque hay miedo a establecer relaciones duraderas y compromisos permanentes. El amor ¿es para siempre? Los jóvenes, en general, «no quieren ataduras«.

 «El advenimiento de la proximidad virtual hace de las conexiones humanas algo a la vez más habitual y superficial, algo lejano y más breve. Las conexiones suelen ser demasiado superficiales y breves como para llegar a ser un vínculo«. Las Redes Sociales, sin cultura y sin  autocrítica, son una trampa o un engaño.

Más allá  de las esporádicas conexiones, de un fin de semana o de las vacaciones, ¿qué queda? Se busca el placer o la rentabilidad, de la pareja o de la vida en pareja. Y si se acaba, se deja…o se busca otra. «Mantenemos relaciones mientras nos dan satisfacción, igual que un modelo de teléfono».

Viajar, moverse, ver y descubrir nuevas experiencias, pero sin echar raíces. El amor líquido es inestable y prefiere renovarse para no aburrirse. La era del consumismo de la novedad, no es muy propicia a la familia, por miedo a perder la libertad; y por eso es estéril.

La realidad líquida de la inestabilidad, la falta de compromiso y el consumismo, termina angustiando, no cultiva la razón y acaba siendo una economía del engaño y explotación.

Podría resumirse diciendo que enla sociedad liquida,«se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista».

En consecuencia: «residuos humanos».

Es la terrible conclusión de la sociedad líquida. Bauman aborda las consecuencias de la modernidad líquida, en su libro: Vidas desperdiciadas: la modernidad y sus parias.

La sociedad líquida, de usar y tirar, termina produciendo desechos.La globalización y las migraciones ponen de manifiesto, que no puede absorber todo. Como consecuencia de la falta de compromiso, de las guerras, y desastres, y del comportamiento material y egoísta, quedan «residuos humanos«. Dicho de otro modo, son una consecuencia de la modernidad.

Son un problema para sus países de origen, pero también para el primer mundo, EEUU y Europa. Y tanto USA como la UE se enfrentan a este problema con divisiones internas. La mayor amenaza para ellos es ellos mismos y su desunión.

Por encima de la realidad materialista, cambiante y líquida, hay que encontrar la parte espiritual y trascendente del ser humano, que el comunista Bauman, no llegó a descubrir.  El núcleo sólido está en el ser mismo, en su esencia.

 

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa