Los riesgos de la admistración Trump para la ciencia. Exija decisiones basadas en evidencia, no en ideología.

La Marcha por la Vida del 27 de Enero en Washington
30/01/2017
Conferencia del Dr. Alberto Bárcena sobre la Ideología de Género y la ONU
03/02/2017

Editorial publicado en Nature, el 2 de Febrero de 2017.

La psicología puede moderar nuestra respuesta a acciones desagradables tales como la prohibición de entrada en los EE.UU. de inmigrantes, pero no debemos dejar que disminuya nuestra tendencia a la disensión.

Después de que la policía y los reservistas fueron llamados para ocuparse de las protestas en la Convención Nacional Democrática de 1968 en Chicago, Illinois, los psicólogos que estudiaron los informes de la violencia originada hicieron una curiosa observación. Los oficiales con armas de fuego estaban más dispuestos que sus colegas sin armas a utilizar porras y otros instrumentos contra los manifestantes. Era como si la mera presencia de las armas, que no podrían utilizar a menos que creyeran que las vidas estaban en peligro, bajara el umbral en el cual otras formas de violencia les llegaran a parecer aceptables.

Editorial publicado en Nature, el 2 de Febrero de 2017.

La psicología puede moderar nuestra respuesta a acciones desagradables tales como la prohibición de entrada en los EE.UU. de inmigrantes, pero no debemos dejar que disminuya nuestra tendencia a la disensión.

Después de que la policía y los reservistas fueron llamados para ocuparse de las protestas en la Convención Nacional Democrática de 1968 en Chicago, Illinois, los psicólogos que estudiaron los informes de la violencia originada hicieron una curiosa observación. Los oficiales con armas de fuego estaban más dispuestos que sus colegas sin armas a utilizar porras y otros instrumentos contra los manifestantes. Era como si la mera presencia de las armas, que no podrían utilizar a menos que creyeran que las vidas estaban en peligro, bajara el umbral en el cual otras formas de violencia les llegaran a parecer aceptables.

Los psicólogos atribuyeron este cambio mental al “efecto del contraste”: un regulador común en la percepcióm humana. Los oficiales pensaban que no utilizando la fuerza mortal de sus armas, el uso de las porras y las pistolas eléctricas no se percibía como algo tan severo. No tan severo, ciertamente, como les parecía a los otros policías sin armas, o a los manifestantes y psicólogos.

Vemos el efecto del contraste en el engaño óptico que hace que un cuadrado gris parezca más negro o más blanco dependiendo del fondo, y en el agua tibia que se percibe muy caliente cuando metemos en ella las manos frías. También vemos de qué manera algunos medios y observadores han respondido el fin de semana a las nuevas restricciones a la inmigración que han sido acometidas con fuerza por el presidente Donald Trump.

Los científicos están entre ésos colectivos seriamente afectados por la orden ejecutiva que bloquea la entrada a los Estados Unidos de los ciudadanos de siete países predominantemente musulmanes. Como han emergido las implicaciones profesionales y legales de esta política a personas, la administración Trump ha ablandado supuestamente su postura, y, por ejemplo, ha dicho que los poseedores de la «US green-card” serán excluidos. Sea por accidente o designio, la respuesta instintiva a esta concesión evidente, apunta claramente al “efecto del contraste”. La situación es mala, pero no tan mala como habría podido ser. Las porras son menos severas que las pistolas.

A medida que la presidencia de Trump continúa y se introducen más de las políticas prometidas, es importante que los científicos y otros continúen viendo las porras. La táctica de tomar una posición inicial extrema, si de hecho es deliberada, y después retirarse detrás de una cabeza de puente, no debe enmascarar el impacto probable de la acción conmutada. La normalización no es una opción. Igualmente, es crucial que no decrezca el deseo de protestar contra las decisiones inaceptables y mal informadas que se basan más en ideología  que en evidencia – como la seguridad de las vacunas o el cambio climático, por ejemplo.

“Trump ha hecho de una mala situación algo peor”

No obstante, los científicos deben recordar los problemas y el caos similares a los producidos por la interdicción de la inmigración de Trump, producidos con anterioridad. En 2003, por ejemplo, un editorial en Nature Neuroscience  divulgó cómo se previno a un colaborador australiano de la revista a volver a su casa en Nueva York por nueve semanas, después de un viaje de un día a Canadá, porque había nacido en Malasia – un país que fue agregado a una lista del Departamento de Estado de los E.E.U.U. tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 (Nature Neurosci. 6, 203; 2003). (Vale recordar también que los científicos de Israel no pueden entrar en muchas naciones árabes, y que la misma restricción puede aplicarse a cualquier persona que tenga un sello israelí en su pasaporte).

La medida enérgica en las visas de entrada a los Estados Unidos y a otras partes después de los atentados de 2001 desencadenó una serie de fuertes y eficaces protestas por su impacto en la ciencia. El International Council for Science invitó a sus miembros de docenas de academias nacionales y de sociedades científicas a llevar a cabo sus reuniones fuera de los Estados Unidos. La US National Academy of Sciences y otras instituciones publicaron advertencias sobre la dependencia del sistema de la investigación de los E.E.U.U. de mentes migratorias, y cómo las visas prometidas – y las carreras que dependían de ellas – eran canceladas a científicos jóvenes de Paquistán y de otras partes. Llevó años para que se introdujeran en el sistema los arreglos prometidos.

Trump ha hecho de una mala situación  algo mucho peor. Los problemas agudos y el daño causado a los investigadores y otros se podrían todavía agudizar por los efectos crónicos de acciones relacionadas. Los cambios en el Departamento de Estado y los informes de los Estados Unidos que posiblemente se emitirán desde las organizaciones y los tratados internacionales – muchas de los cuales son científicos – han levantado nuevos miedos sobre el papel y el estado de la diplomacia científica de la administración Trump.

Según lo observado, hemos estado aquí antes. Aquí está la opinión de Nature sobre “ciencia y responsabilidad política” en un editorial publicado en noviembre de 1935 (Nature 136, 733–734; 1935): “El resultado, que es familiar a todos, a través de la repercusión de factores económicos y políticos, ha sido el cultivo intensivo del espíritu nacional, al que se hicieron concesiones tras el final de la Gran Guerra en interés de la justicia y de la paz, pero que ahora se han convertido en una fuente de irritación y peligro mayor que las injusticias que fueron fomentadas para quitarlo.” El contraste con 2017 no es tan agudo como nos  gustaría.

Publicado en
Nature 542, 5 (02 February 2017) – doi:10.1038/542005a

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