Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
En una sociedad normal, cualquier ciudadano tiene el derecho a expresar libremente lo que quiera. El único límite es la libertad de los demás y el respeto que merecen. El Estado, en cualquier país, solo tiene que garantizar ese ejercicio.
Ejercer ese derecho y respetar a quien lo haga es la forma civilizada de convivir y de vivir en comunidad.
Cada uno es responsable de las decisiones que tome y también de sus acciones u omisiones. Esa responsabilidad es, por supuesto, personal e individual; pero afecta a decisiones colectivas, en leyes y normas que implican a otras personas que tienen que intervenir en una determinada acción.