Por José Manuel Belmonte, Dr. En Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa. Publicado en su blog Esperando la Luz el 7 de marzo de 2020.
Dicen que se ha ido el admirable ser humano, que algunos creían conocer. No está de más recordar aquí a quien seguirá siendo un referente de autenticidad porque su vida fue «el canto y el encanto por todo cuanto existe».
Para hacernos una idea de su grandeza, podemos empezar diciendo que fue un hombre nicaragüense, que luchó en todos los frentes: contra la injusticia, contra las dictaduras, la miseria, la mentira moral política o religiosa, la ignorancia. Fue capaz de encontrar el punto de equilibrio entre la historia del cosmos y las historias del corazón, con su alma mística y llena de poesía. Fue un sabio comprometido, poeta, escritor, teólogo, sacerdote, traductor, escultor, político y fundador, cuyo nombre completo es Ernesto Cardenal Martínez.
(Caricatura homenaje a E. Cardenal, realizada por mi amigo Jorge Martínez).
Este pasajero del universo y el pluriverso, tan profundo y tan variado, ha sido sobre todo conocido por su obra poética, por la que ha merecido varios premios internacionales y traducida a más de 20 idiomas.
Nació en la Granada colonial en 1925, pero fue en la conocida ciudad universitaria de León, donde despertó su alma a la poesía, o la descubrió con sus propios ojos bien despiertos:
«Jamás leí un
poema tan bonito
como la sonrisa
de mi madre».
Cuentan que con 18 años se fue a México D.F. para estudiar Filosofía y Letras. Después pasó dos años en la Columbia University de Nueva York. Luego viaja por Europa para conocerla y comienza la aventura de escribir poemas y Epigramas.
1.- Comprometido luchador político.
Al volver a su país se enrola en la lucha antisomocista, siendo testigo de la violencia y la muerte, que vive y siente como pocos. Lo expresa, en los versos de Hora 0 (1960) y en
Epitafio para la tumba de Adolfo Báez Gómez:
Te mataron y no
nos dijeron dónde
enterraron su cuerpo
Pero desde entonces
todo el territorio
es tu sepulcro
o más bien,
en cada palmo
de territorio nacional
en que
no está tu cuerpo
tú resucitaste
Creyeron que te
mataban con una orden
de ¡fuego!
Creyeron que te
enterraban
y lo que hacían
era enterrar una semilla.
La revolución y el compromiso le descubren dudas interiores, inquietudes religiosas y su conversión a los 31 años. En 1957 ingresa en el monasterio trapense de Kentucky, USA, donde fue discípulo del famoso místico y escritor norteamericano Thomas Merton. Ernesto, es un ser libre que sigue escribiendo y vive su Gethsemani,Ky (1960). Sus creencias no le alejan de los suyos. Se traslada a Antioquía para estudiar teología. Publica Salmos (1964). Un ejemplo:
Salmo 1:
Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido
ni asiste a sus mítines
ni se sienta a la mesa con los gánsters
ni con los Generales en el Consejo de Guerra
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans
Será como un árbol plantado junto a una fuente.
2.- Comprometido con sus creencias y su pueblo.
Dice de sí mismo: «Tuve repentinamente a mitad de mi vida una inesperada conversión a Dios, se me reveló Dios y me enamoré de Dios. Y no quise otra cosa más que vivir a solas con Dios».
«En la hamaca sentí que me decías
no te escogí porque fueras santo
o con madera de futuro santo
santos he tenido demasiados
te escogí para variar»….
«Y oí que decía dentro de mí
no con palabras, confusamente
pero precisas, decía dentro de mí
o desde el fondo del universo:
“Y yo no tengo otro más que tú”.
Tal vez Merton le propuso fundar su propia comunidad religiosa en el buen clima del trópico de Nicaragua. De regreso de su estancia en la trapa, sigue buscando y madurando su vocación.
Es ordenado sacerdote en Managua, en 1965. Y el mismo año fundó una comunidad cristiana en una de las islas de Solentiname. Luego publicó su obra «El evangelio en Solentiname«.
Dicen que era un cura rebelde, que no vestía sotana, que llevaba el cabello alborotado, con una cinta en la frente, que fumaba y comía con los campesinos, que les hacía leer al Ché y a interpretar el Evangelio sin dogmas impuestos.
A la gente, lo que decía ese cura le sonaba muy diferente a lo que hasta entonces había escuchado. «Ernesto vino y no dijo nada de eso. Nos dijo: quiero ser como ustedes. Voy a vivir con ustedes. No voy a cobrar. Y así fue”, recuerda Esperanza Guevara.
El poeta no solo motivó a los campesinos y pescadores a pintar, a descubrir que la religión no es una prisión para el alma. En lugar de acomodarse con lo que tenían les descubrió la realidad del mundo y sus posibilidades. Jóvenes y adultos descubrieron que vivían en un mundo de injusticias y se involucraron en la lucha revolucionaria contra la dictadura somocista.
Ernesto en su poema «Con las puertas cerradas» escribió:
«Dios ha querido un planeta alegre
un planeta alegre con arte y poesía
y también Paz».
Más adelante… ya se le conocía como el cura de la boina negra y la barba blanca. Fue un revolucionario en contra de las dictaduras, simpatizante con los sandinistas, -llegó a ser Ministro de Cultura- pero, abandonó la política activa y siguió diciendo la verdad. Lejos de arrepentirse de su paso por el sandinismo terminó descreyendo del gobierno del presidente Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo: “Fue una revolución muy bella, lo que pasa es que fue traicionada. Lo que hay ahora es una dictadura familiar. Eso no fue lo que apoyamos nosotros”.
La vida de Ernesto es tan honda, que además de la sutileza de poeta, hay en él también un narrador, un historiador de razas y culturas, un antropólogo, un místico en la calle, un buscador de la verdad individual, colectiva y cósmica; un buscador de Dios, en las estrellas, en la noche, en el tiempo sin tiempo, en el pueblo, en el amor. Asceta y místico con los pies en la tierra y en la lucha diaria. Le gustaba la comida, el vino, la conversación, la creatividad y el arte. Ayudó a los principiantes a vender sus obras. Vivía como un sencillo monje, sincero y con muy poco: una habitación con una cama, una mesita de noche y una hamaca.
3.- El amor es todo, de principio a fin.
El mismo año de su ordenación, publica Oración por Marilyn Monroe y otros poemas. Al poco tiempo en 1970, escribió Vida de amor. Descubrió que todo el universo desde su creación, su expansión y su acabamiento final gira y se sostiene en el amor y por amor.
Ernesto escribió…»Yo he tenido mala suerte»
Yo que he tenido la mala suerte
de que Dios se enamorara de mí.
He quedado fuera del juego erótico.
Otros en esos juegos se reirán de mí.
Cuando mi amor en Granada
ilimitado ¿estabas celoso?
Mis deseos sexuales han sido y son
tan sólo analogías de mi amor a vos.
Creo que te agradan mis deseos sexuales.
Confiesa: «Yo he sido muy ardiente»:
Yo he sido muy ardiente.
La historia de mi vida ha sido
una historia de amor.
¿De amor? ¡De soledad!
De soledad y amor.
De soledad.
Sexualmente muy ardiente.
En el fragmento de Epigramas 1961, “al perderte yo a ti, tu y yo hemos perdido», que contiene tal vez uno de sus poemas más hermosos. Y en “Coplas a la muerte de Merton”:
«solo somos al amar».
Y sin embargo, se sincera: » Todavía chorrean sangre mis renuncias».
Acertadamente pues, cuando María Ángeles Pérez López, con motivo de la concesión al poeta del premio Reina Sofía en 2012 preparó una estupenda antología de sus poemas, y el título certero para su publicación fue: «Hidrógeno enamorado».
Pero, como ella dice en «Poesía completa«, de Ernesto Cardenal, se descubre en él «una mística singular y efectiva, que nos recuerda la más grande tradición de la poesía española en Santa Teresa y San Juan de la Cruz, donde el verso se hace absoluta luz y silencio: «Yo nací para un amor extremista. // Amado misterioso que no gozo / ¡nada quiero sino estar contigo!». Mística, amor, religión, ciencia, revolución, solidaridad en su conjunto, inseparable todo de la condición del ser humano y del poeta que habita el universo espiritual del gran Ernesto Cardenal».
4.- Censurado por un Papa y rehabilitado por el Papa actual.
Le interesaba indagar, conocer, para saber más de Dios y de nosotros. Le apasionaba el Cosmos. Estaba suscrito a revistas científicas. Apuntó su telescopio a «la noche oscura» y empezó a hurgar para descubrir el Dios del universo y la creación. Fascinado con el misterio de la vida humana en medio de esa inescrutable inmensidad, escribió su monumental «Cántico cósmico». Así empieza su Cantiga I:
«En el principio no había nada, ni espacio, ni tiempo, el universo entero concentrado, en el espacio del núcleo de un átomo, y antes aún menos, mucho menos que un protón, y aún menos todavía, un infinitamente denso punto matemático, y fue el Big Bang. La gran Explosión«.
En la Universidad Autónoma de Chiapas, (UNACH) a las preguntas que se hace todo ser humano: ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos y a dónde vamos? Ernesto Cardenal respondió con una conferencia magistral: «Somos Polvo de Estrellas».
La evolución personal de E. Cardenal, era seguida con recelo, algunas veces con polémica porque fue uno de los pioneros, en la década de los 60, de la Teología de la Liberación. Llevaba en el alma la poesía, pero con el fuego encendido por la justicia y la libertad. Siempre pensó que el mundo iría mejor si se fuera haciendo realidad el humanismo y el bien común fuera objetivo fundamental de toda acción.
Así que interpretaba la religión con la mirada puesta en los más pobres. Eso suscitaba recelo. El Evangelio de Solentiname, fue un éxito y sirvió para difundir sus ideas. Para él entre Cristianismo y el Marxismo no hay diferencia. Son dos formas que engloban la manera en la que deben vivir los seres humanos.
Evidentemente, su vivencia política y su fe podía generar confusión. El momento crítico llegó cuando en 1983, en la Catedral de Managua, el entonces miembro del gobierno, Ernesto Cardenal, levantó el puño gritando entusiasmado «¡Que viva la revolución!». Juan Pablo II se lo censuró. En 1984 fue suspendido «A divinis». Se le impedía celebrar misas y administrar sacramentos.
Tuvieron que pasar 35 años, hasta que el Papa Francisco, le levantara la suspensión de «todas las censuras canónicas». Tiempo de pensar y de interiorizar. Todo tiene un por qué.
5.- Candidato al Nobel de Literatura
Lo que le ha dado a conocer mundialmente ha sido la palabra; mejor, sus escritos, que le valieron el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2009).
En 2010 fue propuesto al Premio Nobel de Literatura por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).
El Premio Reina Sofía de Poesía (2012), el más importante de Iberoamérica, está entre los últimos e importantes galardones recibidos por el poeta nicaragüense.
Ha cerrado su trayectoria escribiendo Hijos de las estrellas y los poemas inéditos «Estamos en el firmamento» y «Con la puerta cerrada».
En la obra «Poesía completa» de Ernesto Cardenal, que ha preparado María Ángeles Pérez López, –profesora titular de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Salamanca-, detalla y analiza cada una de las facetas creadoras del poeta. Este es un resumen:
«La actividad política, religiosa y literaria de Ernesto Cardenal compone un paisaje luminoso donde la palabra y la acción se complementan, y la revolución que proclama tiene un sentido evangélico y humano de imprevisible respuesta. No obstante, Cardenal es hombre y conoce bien al hombre, al poderoso y al desposeído, y solo cuando ese humanismo florece, todo parece dignificarse, si bien antes haya sido necesario la lucha por la libertad, incluso con las armas». No dejaba a nadie indiferente, porque era un ser comprometido.
Y 6.- Al final no le dejaron en paz.
Las dictaduras, en ningún lugar del mundo, soportan la información veraz. Tampoco respetan a sus héroes. Se puso de manifiesto el martes día 3 de marzo 2020. Mientras de cara al exterior y para guardar las apariencias, en los medios oficialistas, decían una cosa, en la práctica, llevaron en camiones a los partidarios del gobierno con actitud prepotente y belicosa, a profanar el homenaje a Ernesto, en el tanatorio y en la misma catedral.
Mientras la vicepresidenta, Rosario Murillo hablaba de que: “Hemos emitido un decreto de tres días de duelo nacional. Nos hemos sumado a las ceremonias de gratitud y despedida de este gran hermano nicaragüense, bendecidos con dones y merecimientos que han puesto en alto el nombre de Nicaragua, su propio nombre desde su aporte a la cultura universal y de la liberación nacional… Las banderas de la patria ondean a media asta y hay tres días de duelo, en reconocimiento al ilustre poeta y sacerdote nicaragüense, orgullo de nuestro país, a su familia, a sus amigos y amigas todo nuestro cariño y sinceras condolencias«.
La verdad era muy otra.
«La tarde de este martes, una turba de simpatizantes de Ortega invadió la catedral de Managua donde se celebraba la misa de cuerpo presente del sacerdote y poeta nicaragüense fallecido este domingo, a los 95 años. Llegaron, se pusieron pañoletas rojinegras en el cuello y gritaron consignas partidarias (partidistas) durante la misa«. El mismo obispo tuvo que acercarse a donde estaban, para poder seguir con la ceremonia.
«Una vez terminada la ceremonia, se apostaron a la salida e insultaron a los presentes, agredieron a los periodistas con violencia, a tal punto que dos de ellos terminaron en el hospital y robaron equipos a otros más. «Ellos estaban por todos lados”, relata Leonor Álvarez, periodista del diario La Prensa que cubría la ceremonia y que al final resultó golpeada y robada. “Iban siguiendo el féretro, iban gritando, le gritaron a Gioconda Belli (escritora), y ya por el parqueo nos agredieron. A mí me quitaron los celulares y a otros compañeros también, (les robaron) una cámara a CNN y a otros les quitaron todo. Los revolcaron. A mí me golpeó una muchacha. Patadas. Me dijo que yo estaba desinformando, que yo provoqué todo lo que estaba pasando”. La citada escritora Gioconda Belli, amiga de Ernesto, dijo: «es un régimen lumpen, gansteril. No se respeta la vida, mucho menos la poesía. Y por supuesto que un ejemplo de vida como el de Cardenal lo quieren mancillar mandando a sus activistas a llamarlo traidor” (enlace)
Ernesto Cardenal, reposará en el archipiélago de Solentiname del gran lago de Nicaragua, Cocibolca, de agua dulce, que tiene una extensión de 8,624 km², donde fundó en los años 1970 una comunidad contemplativa. Allí, aislado de la intriga, descansarán para siempre sus restos mortales, en la isla Mancarrón.
¡Descanse en Paz, Ernesto, comprometido luchador, místico y poeta!