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Por José Manuel Belmonte, Dr. En Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa. Publicado en su blog Esperando la Luz el 29 de febrero de 2020.

Tengo que reconocer que hace tiempo, me sorprendió y mucho que, en una ONG como Cruz Roja, donde trabajan hombre y mujeres, -como voluntarios o empleados-, en uno de los despachos y, sobre la mesa donde trabajaba una empleada, hubiera un cartel muy visible que ponía: «Aquí trabaja una mujer». También había uno similar pegado en el cristal, hacia el exterior.

Debo añadir que, no encontré un cartel parecido en otros despachos, -que los había-  donde trabajaba alguna mujer,  ni en las salas donde trabajaban al mismo tiempo hombres y mujeresLo cierto es que el cartel utilizaba el «sexo» para sensibilizar en materia de igualdadNo era algo interno. Era una mujer que aplicaba el slogan -de aquel año- lanzado en una campaña de Cruz Roja Juventud

En la campaña se animaba a todas las mujeres a participar en la actividad “Aquí trabaja una mujer”, «recortando y pegando esta hoja en la ventana, de cara a la calle, de vuestros espacios de trabajo. No sólo de aquellos trabajos por los que percibís un salario, sino también en vuestros hogares, porque tenemos que hacer visible un trabajo que ni se remunera económicamente, ni se valora socialmente, aún siendo imprescindible para el resto de la organización social. Por todo esto, que se vea que «Aquí trabaja una mujer».

Alguien se preguntó ¿a cuento de qué viene esa campaña de «Aquí trabaja una mujer»?   Con o sin cartel, cualquiera puede decir: «¡de acuerdo! y, enfrente trabaja un hombre, tres calles más abajo un transexual y en la manzana de atrás el hijo de un médico estomatólogo. Ah, sé de muy buena tinta que la de la boutique de al lado va a poner un cartel que dirá Aquí trabaja una rubia natural, y el cajero de la oficina bancaria que está a 20 m. va a pedir permiso al director para poner uno que diga que En esta sucursal le atenderá un cajero calvo». ¿Se imaginan el jolgorio, la guasa, el pitorreo, con un cartel de este tipo?

Con razón Isaac Asimov en su novela de ciencia ficción publicada en el año 1972, Los Propios Dioses, decía una frase lapidaria:  «Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano«.

 En 2007 Cruz Roja Juventud (CRJ) dio la vuelta al mismo tema, poniendo en marcha una campaña para dar visibilidad a la mujer en el trabajo, pero poniendo de relieve el trabajo: «El trabajo no es cuestión de sexo«.  Al parecer, se pretendía «sensibilizar» a la sociedad sobre el derecho a la igualdad de oportunidades, sin discriminación por razón de sexo«.
Pero a medida que avanzan las campañas, comienza a aparecer de dónde parte y a dónde quiere llegar esta ONG, ya que en este año 2.020 el lema es: «¡Somos feministas! ¿y tú?»

Queda claro, como dicen, que «La actividad de este año gira en torno al feminismo». Y en la misma página, aclara: «conceptualmente, es importante el matiz de que «el feminismo no persigue que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres; el feminismo busca que mujeres y hombres tengamos los mismos derechos y oportunidades».

Partiendo de que «somos feministas», y de que «el feminismo no persigue que las mujeres tengan los mismos derechos que los hombres», preguntan… «¿Y tú?».

Lo que sucede entonces, es que, hay un feminismo que no busca la igualdad de derechos y oportunidades, sino las que le convienen o benefician (ver enlace).

Todo el derecho a montar las campañas que se quieran, pero sabiendo que la Constitución y la ley dicen que hombres y mujeres somos iguales en derechos, y que solo deben ser protegidos de una forma especial los niños y quienes tienen alguna discapacidad. Que a trabajos iguales tengan salarios iguales, perfecto. Y que tengan igualdad de oportunidades, también, siempre que se tenga capacitación y se esté dispuesto a aceptar las condiciones que impone. Tal vez una mujer abogada lo aclare en el Vídeo .

El feminismo instalado en la misma Sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York se hace patente en las políticas que de allí emergen, en campañas, objetivos o programas. Difunden y dejan caer estratégicamente sus ideas sobre los distintos países que la integran.

Viene siendo así desde que la ONU se convirtió en una agencia que los distintos gobiernos han utilizado para colocar a las personas que les ha interesado. Sean personas de reconocido prestigio o simplemente afines ideológicamente, su trabajo no es imparcial, aunque sea más o menos mediático.

Al igual que los Parlamentos nacionales, encuentran redactores estrategas para dejar textos que no levanten suspicacias, ni oposición para ser aprobados. La ONU hace igual.

Pongamos por ejemplo, la Agenda 2030 de la ONU, para el Desarrollo Sostenible, que presenta un plan de acción en favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que pretende fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.

Lo que a primera vista es un ambicioso plan, cuando se estudia en concreto, se ve que las palabras se han escogido, discutido, o eliminado las que no interesan y, las que quedan son susceptibles de las interpretaciones más diversas, por los estados, las organizaciones y las personas.

Cuando se conoce de cerca se aprecia que «son cómplices en la promoción de una agenda radical de derechos sexuales que, basándose en sus propios reveladores documentos, interpretan intencionalmente ambiguos términos, metas e indicadores en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para avanzar en controvertidos derechos» ( Norma Mendoza Alexandry, 17-02-2020).

Con 2 ejemplos, se puede entender por qué, a través de las organizaciones feministas se potencia el papel de la mujer en detrimento del hombre.

Objetivo # 4.- “Asegurar educación de calidad inclusiva y equitativa y promover aportación de aprendizaje de por vida para todos.”

Objetivo # 5.- “Adquirir igualdad de género y empoderar a mujeres y niñas”.

El término «género» es usado para promover el reconocimiento de diversos géneros, «derechos transgénero» y otros «géneros» hasta 50 diferentes. «Empoderar a mujeres y niñas», depende de quién y cómo.

2) Los Gobiernos centrales, autonómicos y locales,

Gracias a la «ideología de género» se han multiplicado por todo el territorio nacional, las «asociaciones feministas», o «chiringuitos feministas» que han nacido al calor del dinero, entregado por los gobiernos citados, -sin demasiado control- pero que financian los españoles con sus impuestos.

Dicen los expertos que se ha armado una «red clientelar» de movimientos feministas que se nutre del dinero público, que les conceden las distintas administraciones.

El número total de Asociaciones de mujeres en España, es tan disperso y tan difuso que no aparecen datos fidedignos. Se sabe que desde 2014 habían destinado 150 millones de euros, a través de 16.000 subvenciones. Se ha venido regando el caladero, con millones de todos. También las Comunidades Autónomas, en ese periodo han destinado al menos 103,9 millones de euros. Castilla la Mancha, con 35,3 millones, Andalucía, con 27,6 millones y Madrid con 20,1 millones.

Algunos ejemplos…

Tan solo en Andalucía hay más de 2.700 asociaciones de mujeres.

Si el Instituto de la Mujer de Castilla La Mancha, contaba con un Presupuesto para 2018 con más de 18 millones de euros, de los que 12,5 millones se van en transferencias a corporaciones locales y a entidades «sin ánimo de lucro».

Según publicó El Heraldo del Henares, el 15 de febrero de 2020, el Gobierno de Castilla La Mancha entre 2016 y 2020 subvenciona con un millón de euros (exactamente 984.000) a las asociaciones de mujeres, para dar cursos, charlas, y talleres de igualdad. Según sus palabras: «a las asociaciones que trabajan en la reducción de las desigualdades».

Con ello se han financiado 536 proyectos. Y se destaca la importancia del asociacionismo femenino «como motor de desarrollo del mundo rural y como factor de empoderamiento para las mujeres, gracias a las redes de apoyo mutuo que tejen».

En 2020 se destinan 212.000 euros, para un número de asociaciones que ronda las 150 (ver enlace).

Sin embargo, el Instituto Andaluz de la Mujer, en 2018 , gastó 43 millones, de los que más de 20 millones se van en transferencias y otros 7 millones en sueldos.

La Dirección General de la Mujer, tiene un presupuesto de 23,5 millones, de los que más de 3 millones van a sueldos.

También los Cabildos y Diputaciones han destinado 6,65 millones a este entramado.

El vendaval feminista tiene tanta fuerza que a muchos no les resulta extraño que «Unidas Podemos» haya llegado hasta el Poder. Si bien Antonio Gala acuñó en su día una frase para pensar: «El poder es el enemigo más feroz de la utopía» . Además «el poder mismo es una servidumbre».

3) ¿Y al arte? ¡También!

En Guadalajara, ya está anunciado, en el Teatro Buero Vallejo, para el día 6 de marzo, el Concierto, SOMOS MUJERES.

La entrada será gratis. El Ayuntamiento quiere, desde el mismo cartel anunciador, decirle a la ciudadanía, que tiene toda la fuerza de la reivindicación feminista. El cartel, lo dice explícitamente, el puño femenino, también.

¿Un paso más, en este caso musical, que adelanta el día de la mujer, y preludia los eventos de la celebración del Día de la Mujer?

Por supuesto, el Ayuntamiento, Cruz Roja, La Orquesta Ciudad de Guadalajara, tienen todo el derecho a potenciar el día de la mujer. Pero…se sienta un precedente que no parece muy integrador, ya que por lo menos el 50% de los ciudadanos de esta ciudad no son mujeres.

4) La igualdad en derechos y ante la ley ¿es posible?

La pregunta, después de lo expuesto, parece pertinente. Porque «la ideología de género va contra la biología, la antropología, el sentido común y la realidad diaria» (https://youtu.be/zjLhnJf0bUI A. Rubio). Es más, cuando se ignora o se culpa al hombre, en algunos casos, se le está discriminado ante la ley. Si cae en un tribunal de mujeres está perdido. «La Ley de Violencia de Género viola el artículo 14 de la Constitución Española y los artículos 10, 11 y 30 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos» (Y. Carril).

Los textos citados, bien elocuentes, pertenecen a dos mujeres, que saben algo del tema por ser, la una profesora, escritora, y política, ya que es diputada de la XI legislatura de la Asamblea de Madrid; y la otra, abogada penalista. Se puede escuchar aquí la primera parte:

Y quien desea saber cómo termina, la segunda parte es esta.

He puesto de relieve algunos aspectos que pueden resultar chocantes. Yo sí creo en la dignidad humana y la igualdad de hombres y mujeres. No me gustas los «ismos»: ni feminismos ni machismos. Juntos somos más fuertes, al ser integradores como humanos. Con la igualdad de trato, sin discriminación, sería suficiente.

Espero que alguien pueda entender, no solo que respeto absolutamente a la mujer, a quien admiro y aprecio totalmente, como madre, hija, esposa, compañera de camino, trabajadora en las distintas profesiones en que desarrolle sus cualidades, y, por encima de todo un homenaje sincero en el Día de la Mujer.

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa