Si a vivir se aprende… ¡A morir también!

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Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

Respetando todas las creencias y opiniones, sabemos poco de la vida;  y de la muerte, casi nada. El ciclo vital de un ser en el vientre materno da paso a otro ciclo fuera de la matrix; y cuando el ciclo vital  del ser encarnado en el plano humano concluye, se inicia otro sin las barreras corporales.

Suelen admitirse varios tipos de muerte y, ninguna lo es. El tema de la "muerte" es por lo menos uno de los grandes tabúes de la sociedad. ¡No pensamos en la muerte! Convendría afrontarlo por partes: 1) el dato; 2) clases de muerte; 3) el dolor y la muerte; 4) ¿la vida sigue?

Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)

Respetando todas las creencias y opiniones, sabemos poco de la vida;  y de la muerte, casi nada. El ciclo vital de un ser en el vientre materno da paso a otro ciclo fuera de la matrix; y cuando el ciclo vital  del ser encarnado en el plano humano concluye, se inicia otro sin las barreras corporales.

Suelen admitirse varios tipos de muerte y, ninguna lo es. El tema de la «muerte» es por lo menos uno de los grandes tabúes de la sociedad. ¡No pensamos en la muerte! Convendría afrontarlo por partes: 1) el dato; 2) clases de muerte; 3) el dolor y la muerte; 4) ¿la vida sigue?
1) El dato.

Interesadamente o no, el debate está sobre la mesa. Lo han puesto, una vez más, los políticos. Programaron una charla coloquio en la Biblioteca de Guadalajara el día 22 de junio, porque… «no queremos que se quede en un debate institucional, sino que también sea un debate ciudadano…se trata de un asunto que a todos nos importa. Nadie es inmortal, e igual que nos enseñan a vivir, nos tienen que enseñar a morir» (Daniel Jiménez, portavoz del PSOE  en el Ayuntamiento de Guadalajara).

Por la formación morada, José Morales, dijo que «es un debate necesario». Según ellos, es imprescindible que «cada cual pueda decidir sobre su propio cuerpo», y para ello se debe cambiar el ordenamiento jurídico en lo relativo a la eutanasia, -que se debatirá en el Congreso próximamente-.  Quieren que se reconozca el derecho de los ciudadanos a la eutanasia y la cooperación en la misma, despenalizando sobre todo el punt 143o.4 del Código Penal.

Artículo 143. 1. El que induzca al suicidio de otro será castigado con la pena de prisión de cuatro a ocho años. 2. Se impondrá la pena de prisión de dos a cinco años al que coopere con actos necesarios al suicidio de una persona. 3. Será castigado con la pena de prisión de seis a diez años si la cooperación llegara hasta el punto de ejecutar la muerte. 4. El que causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar, será castigado con la pena inferior en uno o dos grados a las señaladas en los números 2 y 3 de este artículo.

Alejandro Ruiz, de Ciudadanos, apuesta por «garantizar una muerte digna, regular mejor las condiciones y los derechos de los pacientes al final de la vida y evitar el sufrimiento innecesario». Van un poco más allá. De hecho  saben que el Congreso ha admitido a trámite la Proposición de Ley de «muerte digna» presentada por Ciudadanos.

Pero, según la Dra. María Alonso, –Vida Digna-, el texto de C´s  «modifica un artículo fundamental de la Ley 41/2002, De Autonomía del paciente, al suprimir la lex artis de las instrucciones previas. Sí se exige la lex artis (o buena práctica clínica) en las intervenciones que propongan los profesionales a los pacientes pero… no exige la lex artis en las actuaciones médicas solicitadas por el paciente, introduce una grave excepción al régimen general de la responsabilidad profesional«.

Además la Dra. Alonso añade que no se da respuesta adecuada a la toma de decisiones relativas a la alimentación. Existe el riesgo de la retirada de una alimentación correcta y bien tolerada por el paciente. Esto conlleva el peligro de abusos y la puerta de entrada a la eutanasia, amparados en un supuesto derecho a la muerte digna.

El debate en Guadalajara ¿un anticipo de lo que próximamente debatirán en el Parlamento?

2) Clases de muerte.

Suele entenderse por muerte el fin de las actividades vitales de un ser vivo; es equivalente a deceso, expiración o fin de la vida. La muerte, según los manuales puede ser

a) Muerte natural,que se produce por  alguna razón natural. Por haber llegado al final de sus días, vejez, enfermedad y no por traumatismo violento. También se habla de muertes naturales cuando suceden por un paro cardiorespiratorio, un derrame cerebral o enfermedad, sea degenerativa o cancerígena.

b)Muerte accidental, violenta o inducida,  que no tiene «causas naturales». La muerte violenta se produce cuando una persona fallece por alguna intervención externa a la víctima. También, si alguien muere por negligencia, o por la mala acción de otra persona o entidad, o por producto defectuoso.

Según el agente, puede ser:

–  Suicidio, acto de quitarse la vida uno mismo.

Homicidio, causado por cualquier persona o agente capaz de causar la muerte a otra persona, en cualquiera de las etapas de su vida.

3) El dolor y la muerte.

Aunque popularmente se cree que cada paso de la vida acerca a su fin, lo  importante es, ser consciente. Saber o recordar lo que somos. El sufrimiento puede ayudar a la consciencia, lo mismo que los logros y los fracasos.  De ahí que no sea lo mismo «muerte» que «dolor».

Sin embargo para muchos, el dolor es la puerta clave, para abrir el debate sobre la muerte, «la muerte digna» y el  «derecho a decidir sobre su cuerpo». ¿La muerte digna se impone? ¿Dónde está la elección? Hoy mismo Estrasburgo avala la «muerte digna» de un bebé con una enfermedad incurable, en contra del criterio de los padres [enlace].

Sería «la posverdad»¿Estamos admitiendo en la sociedad, la mentira, como verdad? ¡Seguro!

El periodista I. Gabilondo ha dicho que «la posverdad no es sino la mentira de toda la vida, agigantada por las armas comunicacionales; es decir, es la mentira de siempre en toda su variada gama».

Dijeron los políticos:  «cada cual debe decidir sobre su cuerpo«; «nadie es inmortal»  e «igual que nos enseñan a vivir, nos tienen que enseñar a morir«. ¿Quién? ¿Con qué criterio?

Recordemos que el «derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo» ¿no ha llevado a la muerte a millones de inocentes? Eso era ¿»enseñar a vivir»?  !Que lo aclaren!

Ahora, suelen hablar de la buena muerte y de la mala. La buena muerte sería la muerte sin dolor; la mala muerte sería morir sufriendo o la muerte no deseada.  Otro neologismo con significado de posverdad para que se pueda escoger el camino «no doloroso» o «la muerte digna». ¿Qué hay detrás del «derecho a elegir», «de la muerte digna» o  del «testamento vital»?

Parece como si «las otras  muertes no fueran dignas». ¿Por qué hay más muertes que nacimientos, en España? Si hay datos, se ignoran. Parece que interesa más «ir hacia la muerte digna», que proteger la vida desde el principio hasta el final.

 4) ¿La vida sigue?

Recordemos que hay creencias y filosofías, que niegan la mayor; es decir:  que la vida del ser humano no termina con la muerte. Puede tener fecha de caducidad el cuerpo, o como dicen algunos «el coche», pero el Conductor SÍ es inmortal.  Por lo tanto, decir que «nadie es inmortal», es negar que haya un más allá. Y entonces ¿la muerte es el fin de todo?  ¿Quién lo asegura? ¿Y si solo fuera «un tránsito»?¿Lo que no se ve no existe?

El miedo a que todo acabe no es miedo a la muerte sino a la vida. El materialismo y el ateísmo cortan el horizonte de la vida. Y se está llevando el hedonismo al momento final; a eliminar el dolor  especialmente en ese momento final.

Por eso decía al principio que sabemos poco de la vida. Esperamos demasiado para pensar en la vida y en nuestra dignidad. La dignidad de la vida  y su vivencia debería conducir a la dignidad de la muerte. La muerte de un ser humano digno, siempre será una muerte digna. Así lo entendía el Dr. Lobo, cuyo pensamiento a cerca de la dignidad de los enfermos terminales cristalizó en el extraordinario ensayo  «Dignidad»  y  en otros 17 ensayos  en el libro: «Crónicas de vida y de muerte».

Son las memorias de un neurocirujano.Un verdadero profesional  que nos dice: «Al tocar un cuerpo en ruinas se experimenta una emoción física muy particular, una sensación que va mucho más allá de la compasión o el afecto… Los antropólogos han descubierto que no hay criatura en este mundo que necesite más amor que el ser humano y también que ninguna otra está menos capacitada para sobrevivir sin él. Por eso… es nuestro deber no olvidarlo nunca». Palabras que reconfortan y humanizan [enlace].

En los Evangelios se habla de que Jesús de Nazaret, después de ser azotado, tuvo que llevar un madero hasta el monte. Allí le clavaron y murió en lo alto de una cruz. ¿Aunque dolorosa…no fue una muerte digna? A un ladrón que ajusticiaron a su lado, le dijo «hoy estarás conmigo en el paraíso».

No hace falta ser creyente, para hacerse algunas preguntas. Eso no resta libertad a nadie. Espero, que  de lo dicho hasta aquí, nadie concluya que estoy a favor del dolor.

Sabemos que hay seres humanos que han pasado por una experiencia cercana a la muerte. Algunos han vuelto de allá.  Han hablado de la misma.  Tengo algún libro.

Emilio Carrillo, es uno de ellos. Lo ha contado en un libro titulado: «El tránsito» (Editorial Siro). Dice: «La Vida, en mayúsculas, incluye ambas: la vida y la muerte. Todo es Vida, y la muerte no es tal, sino una puerta que se abre para pasar de una habitación a otra, dentro de la propia Vida, es decir, para ir de la vida en esta encarnación física, a la vida en otro plano de existencia inteligible e inefable. El tránsito es la fase y el proceso que permite pasar de una habitación a otra».

Ese «proceso» debe ser respetado. No debería dejarse que los políticos ni los médicos lo eliminaran con la eutanasia.

Creo que es más importante lo que sigue: «El tránsito arranca en el instante en el que, tras lo que la humanidad todavía denomina muerte, tú, lo que realmente eres, el «Conductor» sales del cuerpo y abandonas «el coche», es decir, el «yo» físico mental y emocional que te ha servido para vivenciar esta experiencia humana. Esto se produce exactamente cuando, cada uno, el Conductor que eres, lo decide, nunca antes ni después. Y el tránsito dura hasta el momento en que el Conductor, tras haber abandonado «el coche», se introduce en el metafóricamente llamado «túnel de luz», para acceder, así, a ese otro plano de existencia que se suele calificar como la vida más allá de la vida».

¿Importa entonces el testamento y la parafernalia de quienes quieren «enseñarnos a morir»?  ¿Enseñarnos u obligarnos? A veces, dicen los médicos y familiares, que «el moribundo estaba esperando la llegada de un familiar, para poder partir». Si es uno mismo quien decide cuando quiere irse, ¿no se debe respetar?

NOTA: Hay un Video que gracias a MINDALIA puede verse  (en dos partes) y es la charla que tuvo lugar en el VII Congreso: Vida después de la vida, el 25 y 26 de oct. de 2014 en Albacete (España).

La primera:

La segunda:

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa