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Por José Luis Velayos, Catedrático Honorario de Anatomía y Neuroanatomía de la Universidad de Navarra. Catedrático Honorario de Neuroanatomía de la USP CEU. Fue Catedrático de Anatomía en la Universidad Autónoma de Madrid. Recibido el 5 de noviembre de 2019.

Se distinguen dos tipos de migración: la emigración y la inmigración.

La migración en las aves.

Su base fisiológica está en los estímulos externos, que actúan sobre el sistema nervioso central. Son «mensajeros´´ del proceso las hormonas secretadas vía hipófisis, glándula sensible a los factores lumínicos,  desempeñando el papel de “director de orquesta” del organismo. La longitud del día es un factor crucial. También son importantes la glándula tiroides (que controla la movilización de grasas en la termorregulación) y las gónadas (las hormonas sexuales influyen grandemente en el comportamiento)..

Además, el impulso migratorio presenta un fuerte componente genético.

En la fase preemigratoria el ave aumenta su cantidad de grasa, que constituye el principal combustible para el proceso (para ello, hay hiperfagia). Así, en función de la distancia a recorrer durante la migración el ave acumulará más o menos reservas.

También la melatonina, segregada por la epífisis, tiene un papel fundamental en la organización de la migración y en la orientación de las aves.

Las aves migratorias se valen tanto de la experiencia como de la magnetorrecepción , por la que pueden captar el campo magnético de la Tierra.

Numerosos animales migran: en los cambios de estación, con los cambios climáticos, con los cambios en el hábitat, etc., todo ello para acoplar su organismo a los factores externos.

Por ejemplo,en la estación seca, los elefantes,  las cebras y los antílopes recorren las grandes planicies del este de África, reuniéndose en grandes manadas en torno a los pozos de agua, y en la estación húmeda forman, sin embargo, pequeñas manadas.

La foca y la ballena austral, de forma cíclica, regresan cada año al mismo lugar

para reproducirse.

En las especies en que se da un dimorfismo sexual acentuado, hay una tendencia a que los machos vuelvan más pronto que las hembras a los sitios de reproducción. Tal situación se denomina protoandria.

Muchos insectos, peces y aves migran orientándose con relación al sol.

Migraciones celulares.

Durante el desarrollo embrionario se dan numerosas migraciones celulares, con el fin de moldear la morfología corporal adecuadamente. A este respecto, se dan migraciones celulares  importantes en la formación del sistema nerviosos central.

Las migraciones celulares están reguladas por numerosos factores, controlados genéticamente.

Las migraciones humanas.

Las emigraciones e inmigraciones humanas obedecen a factores plenamente humanos: la búsqueda de trabajo, dejar de pasar hambre, huida de persecuciones y de guerras o conflictos, la aventura, el cambio por el cambio, motivaciones religiosas, etc., etc., elementos que tienen  muy poco que ver con los factores que intervienen en la migración meramente animal, ya que no se trata de actividades instintivas, sino de tipo racional.

El migrante, como cualquier ser humano, es digno de respeto, dignidad que se basa en que todo hombre es hijo de Dios. Por eso, su presencia puede ser enriquecedora.

Pero la migración humana lleva consigo, entre otros, problemas de adaptación, propagación de enfermedades (en algunos casos  nuevas para el país de acogida), reaparición de enfermedades que se daban por erradicadas, enfermedades para el migrante, incomprensiones, abusos (por ambas partes), etc. El cambio en el contexto social, lingual, cultural, de relaciones, etc. en el migrante puede traerle consigo cambios psíquicos, que pueden ser patológicos.

No hay que olvidar que España viene a ser el resultado de numerosas migraciones: se han asentado en nuestras tierras iberos, celtas, fenicios, griegos, romanos, cartagineses, godos, árabes, judíos etc.

Y los españoles han emigrado a numerosos países. Independientemente de los fallos que hayan sucedido, gracias a esa emigración, el cristianismo, la cultura occidental,  se extendió a otros países.

La Sagrada Familia emigró de Israel a Egipto, pues el Niño estaba amenazado de muerte. Era un país extranjero para ellos, con costumbres, ambiente religioso, social y político muy distinto que el de su país. Terminado el peligro, volvieron a su patria, pero a otra ciudad distinta,  pues había que tomar precauciones. Se produjo así otra migración de la Sagrada Familia.