Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
El ISIS está robando a occidente jóvenes y se los devuelve convertidos en bombas ambulantes y nadie se preocupa. Secuestran a niñas y chicas jóvenes para convertirlas en esclavas sexuales y ni los gobiernos ni la población abren un debate para preguntarse qué están haciendo mal y atajar esa sangría.
A finales de julio miles de jóvenes de todos los países, se pusieron en camino. Algunos no pudieron por razones políticas o económicas. Sus sueños si viajaron. Gracias a la tecnología pudieron compartir lo que necesitaban: "auténticos valores".
En abstracto la juventud no existe. Existen los jóvenes con nombre y apellidos, estén donde estén. Su patria es el mundo, se hacen preguntas importantes y les gusta el riesgo, y la verdad. Quieren profundizar en la verdadera dimensión del ser humano.
Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
El ISIS está robando a occidente jóvenes y se los devuelve convertidos en bombas ambulantes y nadie se preocupa. Secuestran a niñas y chicas jóvenes para convertirlas en esclavas sexuales y ni los gobiernos ni la población abren un debate para preguntarse qué están haciendo mal y atajar esa sangría.
A finales de julio miles de jóvenes de todos los países, se pusieron en camino. Algunos no pudieron por razones políticas o económicas. Sus sueños si viajaron. Gracias a la tecnología pudieron compartir lo que necesitaban: «auténticos valores».
En abstracto la juventud no existe. Existen los jóvenes con nombre y apellidos, estén donde estén. Su patria es el mundo, se hacen preguntas importantes y les gusta el riesgo, y la verdad. Quieren profundizar en la verdadera dimensión del ser humano.
Son ellos los primeros en sufrir la crisis que es no solo económica, ni solo cultural, y de valores. Son el futuro de la humanidad, pero se les niega el presente, trabajo, respeto y dignidad.
Han sido días muy intensos en Cracovia. Allí se produjo un encuentro muy importante. Entre el Papa de Roma y miles de jóvenes.
El «encuentro» siempre supone dos partes y dos voluntades. Los jóvenes ven al Papa como un referente de ese mundo que quieren descubrir y cambiar. El Papa Francisco los describe: “Ellos son nuestro futuro y debemos dialogar”.
Salir de la espiral de violencia.
Quieren salir del botellón, del ruido, de las drogas, de la violencia y de la manipulación política y mediática. Desean descubrir que tienen sentimientos, que no están vacíos, que tienen algo dentro que necesita nueva energía, porque el entorno les está anestesiando.
«¿De dónde procede la crisis Europea?», se preguntaba el Profesor Jaime Pereira, el 4 de agosto, en su Blog. Y se respondía justamente así: «Nuestra crisis es, sin duda, económica y política. Pero esto pertenece al ámbito de lo más ruidoso y superficial. La crisis es, en su profundidad, cultural, moral y religiosa» [enlace].
Hollywood y la industria del cine y televisión están acostumbrando a la sociedad a extremos de locura, para vender sus películas. «Necesitamos alienígenas, asesinos, zombies, vampiros, explosione, muertes, golpes, tiros e infinidad de efectos especiales para convencer a los jóvenes de ir al cine. ¿Desensibilización extrema?… inesperadamente hay risas ante escenas de terror, horror o extremo sufrimiento»(Despierta, Anne Astilleros).
Acaba de estrenarse «Escuadrón suicida«, que pone de manifiesto el indiscreto encanto de la maldad, en donde «la violencia es necesaria, todos necesitan vengarse. Es una película sobre segundas oportunidades. Ninguno es una buena persona, toman malas decisiones… Es una reflexión sobre la diferencia entre ser malo y ser malvado». O sea, entre lo malo y lo peor.
Julio ha sido un mes de una violencia increíble en Francia, Alemania, Turquía, Irak, Siria, etc. El terror no puede sembrar el miedo y paralizar el mundo. Los jóvenes han demostrado que no pueden encerrarles en su país, ni en sí mismos. Quieren abrirse y descubrir las riquezas que posee la juventud y saber que no están solos. Han salido «al encuentro JMJ» para luchar contra el miedo y contra quienes les recortan horizontes y libertad sometiéndoles a la tiranía del consumo.
Tienen actitud y, en general, son valientes. Dicen que Francisco es un hombre muy carismático y que ha tocado temas cruciales. En la inmensa soledad y el silencio de Auschwitz, ante la sistemática humillación del ser humano, ha procurado que no se pierda la memoria, ni se mire para otro lado ante los genocidios de ayer y de hoy. Reconocerlo y pedir perdón, clarifica y ayuda. Es un primer paso.
Y otro paso, también muy positivo es, descubrir la injusticia de generalizar y de acusar y lavarse las manos:»No es verdad ni es justo decir que el Islam sea terrorista».
El Papa ha aportado otra gran idea muy clarificadora:»estamos en una guerra, pero no una guerra de religiones, sino de intereses». No coincide exactamente con lo que dicen los políticos cuando hablan de que «estamos en guerra». No simplifica, desenmascara. No habla de venganza, sino de perdón. «Perdón por tanta crueledad».
En el avión de regreso, al Papa le preguntaron “por qué habla siempre de terroristas, pero nunca utiliza la palabra islam”. Francisco fue gráfico en su respuesta: “No me gusta hablar de violencia islámica, porque todos los días cuando leo los diarios, veo violencia, aquí en Italia (podía haber dicho cualquier país): alguien que mata a la novia, otro que mata a la suegra… Y estos son católicos bautizados, son católicos violentos. Si yo hablo de violencia islámica, debo hablar de violencia católica, y no, los islámicos no todos son violentos, [como] no todos los católicos son violentos. (…) Creo que en casi todas las religiones hay un pequeño grupo fundamentalista. Nosotros lo tenemos”.
Una declaración valiente que escandalizará a quien quiera escandalizarse pero no deja de ser verdad.
Esperanza, nunca es cobardía.
Eso no quiere decir, que haya que comerse todos los marrones, que no haya que denunciar y lo que sea denunciable, como el ataque a los cristianos por ser cristianos y a la Iglesia católica a manos de Daesh, en Nigeria, Kenia, Pakistán, Alejandría, Beirut y últimamente en Normandía. Crímenes que, como todos, son abominables, pero silenciados por los medios y la mayoría de políticos occidentales.
Bien están las muestras de condolencia en forma de lazos, flores y velas, en las redes o en al lugar donde se producen. La ignorancia, la radicalización y la barbarie atentan contra la convivencia. Todos los ciudadanos sean ateos o pertenezcan a la religión que pertenezcan o tienen que estar unidos en la repulsa y los gobernantes del mundo democrático deben condenarlos sin cobardía. Nunca amparar su desmemoria en la proximidad o lejanía de los hechos.
“Puede que os juzguen como unos soñadores, porque creéis en una nueva humanidad, que no acepta el odio entre los pueblos, ni ve las fronteras de los países como una barrera y custodia las propias tradiciones sin egoísmo ni resentimiento. No os desaniméis: con vuestra sonrisa y vuestros brazos abiertos predicáis la esperanza y sois una bendición para la única familia humana, tan bien representada por vosotros aquí”.
El reto
A los jóvenes no solo hay que decirles la verdad, también hay que ilusionarles y exigirles. Los grandes maestros lo saben. Las religiones también. Si los líderes no aciertan en el mensaje, los jóvenes pueden caer en las garras del radicalismo.
“Hoy la humanidad necesita hombres y mujeres, y en especial jóvenes como vosotros, que no quieran vivir sus vidas «a medias», jóvenes dispuestos a entregar sus vidas para servir generosamente a los hermanos más pobres y débiles, a semejanza de Cristo, que se entregó completamente por nuestra salvación. Ante el mal, el sufrimiento, el pecado, la única respuesta posible para el discípulo de Jesús es el don de sí mismo, incluso de la vida, a imitación de Cristo; es la actitud de servicio. Si uno, que se dice cristiano, no vive para servir, no sirve para vivir».
“Dios espera algo de ti. ¿Lo habéis entendido? Dios quiere algo de ti, Dios te espera a ti. Dios viene a romper nuestras clausuras, viene a abrir las puertas de nuestras vidas, de nuestras visiones… Te está invitando a soñar, te quiere hacer ver que el mundo contigo puede ser distinto. Eso sí, si tú no pones lo mejor de ti, el mundo no será distinto. Es un reto”.
El valor de los valores.
Los jóvenes, contagian ganas de vivir. Es su grandeza para afrontar el futuro. Están dispuestos a dar su vida por una causa que merezca la pena, pero no se debe confundir valor con venganza. «Hay que saber qué somos, en quien creemos y cómo se puede construir la paz», dicen. Los “asesinatos como los de Niza o Normandía, parece que nos dejan desnudos, sin defensa. Pero no, ahí está nuestra oración, el perdón frente a la venganza”.
«Al nacer, los padres nos ceden los valores familiares, a la par que nos enseñan a amarnos, a dignificarnos y, con su cuidado, a valorarnos. Empero, esto no sucede siempre. En algunas familias, a los hijos les dan de comer, les llevan a la escuela, les visten… mientras escasean los valores espirituales…Una persona «con ese tipo de hambre», puede ser alguien intolerante, enfadado con la vida, presa fácil de la frustración, egoísta, narcisista…Los valores cristianos son una guía para sortear con éxito los avatares de la vida» (Rosetta Forner, Valiosos valores).
Además de esa «guía», el encuentro JMJ les ha recordado que son «hermanos». Tienen mucho en común. Posiblemente más de lo que nos imaginamos. Lo dice incluso nuestro ADN.
Se ha realizado un estudio científico y es revelador. Se ha seleccionado lo más destacado en un Video, subido hace solo un mes. ¡Mejor verlo!