Cambio de sexo, de género, de seso.

LIBRO (4ª ed.): LAS CÉLULAS MADRE. ALQUIMIA CELULAR PARA UNA NUEVA MEDICINA
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Por José Luis Velayos. Catedrático de Anatomía, Embriología y Neuroanatomía, Profesor Extraordinario de la Universidad CEU-San Pablo – Miembro de CíViCa. Enviado el 22 de abril de 2023.

Cambio, movimiento, mutación, son términos con significados parecidos.

Hay cambios de tipo físico, como la congelación, la evaporación, la sublimación; cambios biológicos, atmosféricos, sociales, en la moda; cambios de país (migraciones). Hay cambios bruscos, cambios progresivos, cambios insignificantes, grandes cambios, etc.

Filosóficamente, el movimiento (cambio) es el paso de la potencia al acto. Ya hace dos mil quinientos años, los filósofos griegos discutían sobre el asunto. A este respecto, Dios no cambia. Dios, según los filósofos, es el Motor Inmóvil.

Un cambio asombroso es el de la transustanciación, en la Eucaristía, por el que, según enseña la Teología, aunque sigan los mismos accidentes, cambia la sustancia.

Biológicamente, la vida supone un continuo cambio (de los metabolitos, por ejemplo). Los materiales fisicoquímicos del cuerpo del anciano son diversos que los del óvulo fecundado: aun siendo el mismo sujeto, su físicoquímica cambia.

Los intercambios de iones, como el potasio, el sodio y otros, a través de las membranas celulares, van con la vida. Son movimientos bioquímicos presentes en las células de los seres vivos.

Siempre sorprenden los movimientos cardiacos de sístole y diástole, así como los movimientos musculares, respiratorios, intestinales,  etc.

Son asombroso los sucesos electroencefalográficos  en el ciclo vigilia-sueño, con sus fases de vigilia, sueño ligero, sueño lento, sueño profundo, sueño paradójico. Se trata de ritmos que van progresivamente cambiando de matiz con el paso del tiempo: por ejemplo, no es igual la arquitectura  del sueño del anciano que la del niño o la del feto.

El tiempo, que realmente significa cambio, para el niño pasa más despacio que para el adulto; quizás porque para él todo es novedad, y las estructuras relacionadas con la memoria están por estrenar. Para el adulto, parece como si el pasado acelerase el presente; por eso, se dice que el tiempo “vuela.

En el cerebro, el núcleo supraquiasmático  tiene que ver con el ritmo nictemeral (noche – día). Aunque es una estructura autónoma, la luz provoca cambios en su funcionamiento y consecuentemente, en la fisiología del organismo. Los cambios meteorológicos influyen en tal sentido; e influye la situación de reposo, de cansancio, agotamiento, alegría, tristeza, enfermedad, etc.

Son ritmos con características propias para cada sexo.

Hablar de los dos sexos significa hablar de dos formas de ser persona, con similitudes y diferencias, a nivel celular, corporal , psicológico, neural. Las diferencias corporales son patentes, no solo a nivel genital, sino también en los aspectos morfológicos globales y hormonales.

Biológicamente, todo individuo, sea hombre o mujer, tiene una dotación cromosómica precisa y una estructuración cerebral (vulgarmente, el “seso”) acorde, entre otras características.

Dentro del encéfalo, el hipotálamo anterior es considerado sexualmente dimórfico, especialmente sus núcleos intersticiales (NIHA1, 2, 3 y 4). El núcleo NIHA1 es igual en ambos sexos. NIHA2 es mayor en el varón hasta los 50 años, edad en que también disminuye en la mujer. NIHA3 y 4 son mayores en el varón. Se han buscado diferencias en el núcleo NIHA3 entre heterosexuales y homosexuales, pero no se ha llegado a conclusiones certeras.

El área preóptica (del hipotálamo), con funciones hormonales específicas, es dos veces mayor en el varón que en la mujer; estructura que después del nacimiento crece, y más tarde decrece en las niñas.

El cuerpo calloso, conjunto de fibras nerviosas que interconectan ambos hemisferios cerebrales, es mayor en la mujer que en el varón.

El sexo biológico va determinado por los cromosomas XX en la mujer y XY en el varón.

La reasignación de sexo puede modificar los caracteres anatómicos u hormonales, pero no el sustrato genético. El sexo biológico se mantiene inmutable; todas las células del organismo tienen los cromosomas XX o XY desde la concepción hasta la muerte.

El sexo psicológico se refiere a las vivencias psíquicas. Percepción que se suele formar a los dos-tres años, coincidiendo con el sexo biológico, aunque con excepciones, en concreto, según la educación recibida. Es normal cierta confusión en la pubertad, que enseguida se conduce según la propia biología “ordena”.

El sexo sociológico tiene relación con la percepción parte del entorno, en gran medida fruto de procesos históricos y culturales (por ejemplo, durante mucho tiempo no se concebía a una mujer como militar o juez).

Cuando no hay armonía en estas tres situaciones, se producen generalmente alteraciones físicas y/o mentales (hipertensión, jaquecas, depresión, etc.).

La condición sexuada corresponde al núcleo íntimo de la persona, afectando a todas las dimensiones corporales/espirituales.

En la homosexualidad hay una separación de los aspectos unitivo y procreativo, propios de la sexualidad. Es vista en algunos ambientes como algo fisiológico, incluso genéticamente determinado; pero no se ha localizado el gen de la gaycidad, ni se ha visto que el cerebro del homosexual sea diferente al del heterosexual; aunque probablemente haya diferencias neurales, a día de hoy no comprobadas.

Hoy día se habla del cambio de sexo, cuestión biológicamente imposible: no se puede “cambiar” lo biológico.