Llevamos varias semanas pendientes del destino de un bebé, Charlie Gard, nacido en Londres a mediados del año pasado y conectado a una máquina de respiración por padecer un síndrome de depleción del ADN mitocondrial.
Se trata de una rara enfermedad que afecta a la función de las mitocondrias, los orgánulos citoplásmicos encargados de sintetizar las moléculas que aportan la energía necesaria para la vida celular. Sin esta función a la larga pueden sobrevenir fallos musculares y respiratorios. Desde hace meses no han parado los pronunciamientos sobre el futuro del bebé por médicos, autoridades políticas y particulares.