La violencia está ahí. Necesitamos evolucionar hacia la paz.

Robert Spaemann. In Memoriam.
01/01/2019
El debate sobre la utilización de los embriones humanos.
02/01/2019

Por José Manuel Belmonte, Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa. Publicado en el Blog del autor Esperando la Luz el 29 de Diciembre de 2018.

Lamentablemente la violencia es visible socialmente en y por los hechos reales: asesinatos, maltrato, violencia física, sexual y verbal.

Hay violencia doméstica, en muchos hogares y países. Hay violencia y tráfico sexual tanto de niñas como de mujeres en muchos países. Hay muchas niñas, que son obligadas a abandonar la educación por ser víctimas de matrimonios infantiles y también de los pederastas.

La Asamblea General de Naciones Unidas, en 1999, escogió el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en recuerdo de 3 hermanas, que en 1960 fueron asesinadas en la República Dominicana.

Desde entonces y en casi 20 años, la violencia contra la mujer no ha cambiado mucho, ni a nivel mundial, ni en España. No hemos progresado en educación ni se ha incrementado el respeto a la mujer.  Se constata que la violencia en la pareja se da por personas cada vez más jóvenes y que desde hace unos años se habla y se legisla «contra la violencia de género», con lo que se pasa del asesino singular, al global «género».  Y un dato más, tanto en Brasil, como en la India y en otros países se han incrementado las violaciones en grupo.

Por citar solo tres ejemplos distintos: en Rusia, cada 50 minutos se asesina a una mujer; en Colombia, fueron agredidas 38.000 mujeres en un año; en España, en 2017, se pusieron 166.620 denuncias por violencia machista. Se legisla contra la violencia de género y hay importantes partidas presupuestarias, tanto del gobierno de España como de las instituciones, para apoyar esa lucha y ayudar a las víctimas. Pese a todo son ya más de 700 las mujeres asesinadas en la última década. Están alertando de violaciones por sumisión química en hombres y mujeres.

Rocío Hermoso, psicóloga de vigilancia penitenciaria ha declarado que «lo de Laura Luelmo es culpa del autor y del sistema». Se debe añadir que detrás del Sistema judicial están los legisladores y los jueces; y detrás del sistema penitenciario, establecido para hacer cumplir las penas impuestas en las sentencias, hay personas que también deben responder de sus actos. ¿Por qué no se cuestionan algunas excarcelaciones que acaban en muerte (como la de Laura) o cuando la mujer ha denunciado y termina siendo víctima, o como Ana Orantes, que públicamente, en televisión manifestó que era reiteradamente maltratada por su exmarido, hasta que acabó con ella. Nadie la ayudó, durante 40 años.

LO QUE ESTÁ PASANDO:

La repercusión de la violencia siempre es negativa.

La repercusión de la violencia -de toda violencia- daña a la Humanidad y al Mundo de una forma que ni podemos imaginar. Nada es casual. El mal y el bien, de pensamiento o la palabra, deseos, oraciones, sonidos musicales o con actos violentos, se transmiten a los demás y al entorno. El japonés Dr. Masaru Emoto, demostró su repercusión en el agua y su influencia en los cristales que se forman al congelarse. No olvidemos que 3/4 partes de la superficie terrestre es agua y que las propiedades del agua son muy importantes para la vida en general, y para la vida humana en particular.

Si la violencia puede influir negativamente en el agua, y el agua cubre aproximadamente el 75% de la superficie de nuestro planeta, no podemos olvidar que, el cuerpo humano está compuesto en  un 60%  de agua, el cerebro,  se compone en un 70%  de agua, la sangre, en un 80%  de agua y los pulmones, un 90% de agua.  En resumen, los aproximadamente 10 billones de células de nuestro cuerpo están llenas de agua. Se puede estar produciendo un daño incalculable, también en el ser humano y más en los más débiles.

Pero ¿alguien se ha parado a pensar en el poder que tenemos de influir en nuestro mundo y en el de los demás?  Y si  se  sustituyera la negativa violencia, por el respeto, el saludo, el pensamiento altruista, la sonrisa, la ayuda o el amor ¿no cambiaría todo desde uno mismo?

Según un proverbio chino: «el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo».  Se han realizado  varias películas sobre El efecto mariposa (The Butterfly Effect) ya que «el aleteo de una simple mariposa puede provocar un tifón al otro lado del mundo». En economía también, se decía que cuando EE.UU (Wall Srteet) estornuda, el mundo se resfriaba. ¡Todo influye! Y la única verdad es la realidad, que puede verse al día siguiente en los valores, que suben o bajan.  En este sentido, hoy estamos a niveles de hace 10 años. ¡Los políticos también influyen!

Las noticias nos hablan de desastres de tifones, huracanes, inundaciones, terremotos, volcanes en erupción, fuegos que arrasan grandes superficies forestales y reducen a cenizas viviendas, y todo lo que encuentran a su paso, pero nadie se pregunta el por qué. A nadie se le ocurre pensar que la Naturaleza, de mil formas, nos puede estar diciendo: ¡ya basta! ¡Basta ya de violencia!

La respuesta social a la violencia.

La sociedad busca acabar con la violencia, con palabras, gestos, medios económicos, leyes y números especiales de teléfono para pedir ayuda. Todo exterior. Se implica poco. No se suele buscar su origen de donde surge la violencia: el corazón. En el corazón humano. El de los hombre pero también en el de las mujeres, no nos engañemos.

Cuando se produce una muerte violenta por un asesinato, como el de Laura Luelmo, la gente se lamenta y sale a la calle a mostrar su indignación y a protestar «contra el machismo». Los medios de comunicación, suelen proyectar una imagen de la violencia que distorsiona al dividir a la sociedad en, víctimas y verdugos.

El hecho de que haya un cierto número de víctimas niñas o mujeres, no da pie para que todas las mujeres sean víctimas o potenciales víctimas, ni todos los varones sean verdugos o potencialmente asesinos. Tan injusto es lo uno como lo otro. Y sin embargo, se generaliza. Algunas mujeres han cambiado su imagen en perfil por dos caras femeninas que sostienen el siguiente texto: «Por un 2019 en el que cada niña y mujer que sale de casa, vuelva SANA Y SALVA».

Es una visión de la realidad francamente injusta. Los varones en general, sentimos el asesinato de Laura, a manos de un psicópata. Los varones también lamentamos y nos duele su muerte y creemos que deben mejorar las leyes, el sistema penitenciario y el control judicial sobre los asesinos. Y volver al principio: desde la familia primero, pero también desde la escuela y la universidad, la sociedad debe potenciar la educación y el respeto a todo ser humano, niña o niño,  hombre o mujer,  con todos los medios a su alcance, que son muchos.

Dicho lo anterior, es cierto que el varón puede ser genéticamente más fuerte que la mujer. Eso no convierte al hombre en «machista», «acosador», ni «asesino». Convertir las manifestaciones en defensa de la mujer, en «convocatorias contra el machismo es   tergiversar «cuyo único fin es manipular a la opinión pública para tratar de imponer las tesis propias de la «ideología de género», Manuel LLamas, No, la violencia no tiene sexo.

Los «Inocentes», que son muchos, nos recuerdan que su día es el 28 de diciembre, que no se olvide.

Cuando la sociedad se siente golpeada por una muerte, o el día que hay convocada una manifestación de dolor por ese fallecimiento, es una buena ocasión para que cada uno,  nos preguntemos qué podemos hacer para cambiar la realidad de la violencia.  No es suficiente que el pederasta, el violador o el asesino vayan a la cárcel.

La transformación de la sociedad, la humanización de la sociedad no cambia por eso. Cada vez más gente está despertando a una nueva y positiva forma de ser, sentir y hacer las cosas: desde uno mismo. Se cambia el mundo desde la transformación interna, personal: desde el corazón.

Cuando internamente somos conscientes de que, siendo positivos, respetamos, dejamos de juzgar y ayudamos a los demás, o incluso denunciamos a un agresor o defendemos a una mujer, todo se transforma de forma positiva y además tenemos paz.

Desde hace siglos los sabios han vivido y enseñado esa verdad y ese camino.

FELIZ Y PROSPERO AÑO NUEVO.
José Manuel Belmonte

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa