Por Julio Tudela Cuenca, Director del Observatorio de Bioética de la UCV, miembro de One of Us, vocal de la Junta Directiva de CiViCa.
“La cultura de la muerte despliega toda su crueldad sobre los más débiles e inocentes. Los defensores de la vida en Ucrania, que han luchado tanto tiempo del lado de los débiles sin rostro, los no nacidos exterminados por el aborto, se entregan ahora por los débiles con rostro, niños huérfanos, heridos, perdidos, junto a familias rotas, diezmadas, torturadas por el dolor. Los que están del lado de la vida, de toda vida, se entregan ahora en cuerpo y alma por las víctimas de la guerra con el mismo empeño con que lo hacen por los no nacidos, las víctimas de la eutanasia o, simplemente, los descartados. Y es que los que aman la vida lo hacen con un amor fuerte, más fuerte que el miedo, más fuerte que la muerte. Con ellos luchamos los que amamos la vida, el respeto a la dignidad y la libertad. Al lado de cada víctima, de cada madre, de cada vientre, de cada enfermo, de cada pobre. Porque nuestra única esperanza es amar. Siempre”.