¿Qué ocurre con los embriones sobrantes de los procesos de fecundación in vitro?

Boletín de CíViCa Nº 43 – 21 de julio de 2015
21/07/2015
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29/07/2015

Publicado en invitrotv.com, el 13 de Mayo de 2011

Entre un 10% y un 40% de las parejas españolas se desentienden de los embriones congelados que se conservan en las clínicas de reproducción asistida donde se les ha realizado un tratamiento de fecundación in vitro (FIV). La ley fija que los pacientes deben determinar qué es lo que quieren hacer con ellos: guardarlos, donarlos para investigación, para adopción o que se destruyan.

Según datos de 2008 del Sistema de Información sobre Reproducción Asistida de Cataluña (fivcat.net), sólo en territorio catalán, la única comunidad autónoma que cuenta con un registro, existen más de 61.000 embriones congelados, de los que el 23% (alrededor de unos 14.000) llevan más de cinco años almacenados.

Publicado en invitrotv.com, el 13 de Mayo de 2011

Entre un 10% y un 40% de las parejas españolas se desentienden de los embriones congelados que se conservan en las clínicas de reproducción asistida donde se les ha realizado un tratamiento de fecundación in vitro (FIV). La ley fija que los pacientes deben determinar qué es lo que quieren hacer con ellos: guardarlos, donarlos para investigación, para adopción o que se destruyan.

Según datos de 2008 del Sistema de Información sobre Reproducción Asistida de Cataluña (fivcat.net), sólo en territorio catalán, la única comunidad autónoma que cuenta con un registro, existen más de 61.000 embriones congelados, de los que el 23% (alrededor de unos 14.000) llevan más de cinco años almacenados.

No obstante, en estos casos, la ley de reproducción establece que los comités clínicos deben determinar qué hacer con ellos. Estos embriones son los sobrantes de los tratamientos de de fecundación in vitro (FIV) que deben conservarse congelados por si la pareja decide tener más hijos, a no ser que de buenas a primeras haya indicado lo contrario.

Los expertos advierten que la ley de reproducción asistida establece que la pareja debe decidir qué es lo que desea hacer con ellos: guardarlos, donarlos para investigación, para adopción o que éstos sean destruidos. Sin embargo, cuando después de dos intentos de comunicación (en un período de cinco años) la pareja no se ha pronunciado al respecto, entonces se considera que no les interesa su destino. Cuando esto ocurre los comités clínicos de los hospitales y centros de reproducción asistida pasan a custodiarlos y se hacen responsables de ellos.

Pero en la práctica, éstos no suelen decidir nada, según señala Alfonso Lafuente, presidente del grupo de ética y buenas prácticas de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) y director médico del Instituto Europeo de Fertilidad. El especialista indica que para ellos es un problema ya que tampoco pueden estar 100% seguros de que la pareja no reaparezca.

Por otro lado, el director del programa de reproducción asistida de la Fundación Puigvert (Barcelona), Joaquim Calaf, explica que aún no han llegado a estar saturados pero cree que lo estarán, motivo por el cual destaca que por el momento continúan comprando contenedores y nitrógeno líquido.

El responsable del laboratorio de embriología del Hospital Virgen de las Nieves (Granada), José Antonio Castilla, asegura que en tan sólo diez años ha visto duplicado el número de embriones que han sido congelados.

Una solución es destinarlos a la investigación, pero Castilla cuenta que el problema está en que se deben donar a un proyecto de investigación específico y no los hay.

Ley de reproducción asistida

La opción por la adopción tampoco es sencilla. En este sentido, la ley de reproducción asistida establece que estos embriones deben ser fruto de óvulos de mujeres menores de 35 años, pero la realidad es que la mayoría de los tratamientos de reproducción asistida se llevan a cabo a mujeres de más de 40 años de edad.

Otra posibilidad es la destrucción, una opción poco elegida por las clínicas de fertilidad españolas ya que, a pesar de que la ley lo consiente, existen reticencias y un temor a las reacciones de los grupos religiosos y conservadores. De hecho, esta opción es la menos elegida por las parejas que se pronuncian por el destino de sus embriones con menos de un 10%.

Esta opción no es fácil ya que la ley estipula que esta acción no se puede realizar hasta que la mujer no haya completado su edad reproductiva (aproximadamente hasta los 50 años) y además esto debe certificarse por dos médicos ajenos al centro que tiene los embriones almacenados.

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