Publicado en Observatorio de Bioética el 10 de Octubre de 2017
El Diagnóstico genético preimplantacional no es una técnica curativa, sino una mera selección de los individuos perfectamente sanos y destrucción de los demás.
El pasado 31 de agosto nació en La Coruña una niña libre de la mutación en el gen BRCA1, que predispone al cáncer de mama y de ovario. Según explica Diario Médico, la madre había sufrido cáncer de mama en 2012, a los 29 años de edad, y era portadora de la mutación en BRCA1. Previamente a recibir el tratamiento de quimioterapia, la paciente vitrificó sus ovocitos para poder utilizarlos con posterioridad en tratamientos de fecundación in vitro (FIV). Así, una vez superado el cáncer, la mujer se sometió al tratamiento de reproducción asistida.
Para evitar que su descendencia tuviera la misma mutación que le había llevado a padecer el cáncer, se utilizó el diagnóstico genético preimplantacional (DGP), que consiste en analizar los embriones formados, descartar aquellos con las características no deseadas, en este caso la mutación en BRCA1, y conservar el resto para su implantación. Así nació la niña libre de la mutación, que es ya la quinta en España nacida sin esta predisposición mediante el uso de FIV+DGP. Desde el punto de vista médico, es muy positivo para la niña no contar con esta mutación. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2014 murieron 6325 personas en España a causa del cáncer de mama, aunque son muchos más los casos diagnosticados (alrededor de 26000 cada año) que tienen que someterse al duro tratamiento del cáncer.
Sin embargo, debe entenderse que la técnica empleada no ha servido para curarla, sino que la niña desde el primer momento contaba con el gen sano y por ello se la seleccionó para continuar su desarrollo, mientras que a los hermanos que padecían la mutación se les descartó, lo que resulta éticamente inadmisible (Ver estatuto antropológico del embrión humano AQUÍ). Por ello, no es ésta una técnica curativa, sino una mera selección de los individuos perfectamente sanos y destrucción de los demás. Además, en este caso la mutación no se trata de una señal inequívoca de aparición del cáncer, sino solo de un factor de predisposición. Por todo ello, nos parece que no es éste un procedimiento lícito y que la investigación debe seguir avanzando en la línea del tratamiento y de la verdadera prevención, que no consiste en destruir a aquellos individuos más proclives a padecer la enfermedad, sino en realizar controles periódicos que permitan el abordaje temprano de la enfermedad.
*Foto: Diario Médico