Por María Martínez López, publicado en Alfa y Omega el 14 de Noviembre de 2022
La Universidad de Navarra ha publicado un vídeo sobre el desarrollo del ser humano en sus primeras ocho semanas de vida en el que subrayan que el único salto cualitativo es la fecundación.
«¡Pero si es un niño!». Los estudiantes de Medicina, Enfermería y Farmacia de la Universidad de Navarra «se quedan con la boca abierta» al empezar las clases de embriología en su primer año de carrera. Mar Cuadrado, directora del departamento de Patología, Anatomía y Fisiología, explica que «llegan con la información que puedan haber aprendido en Bachiller», pero sin muchos detalles.
«En la sala de disección ven la realidad de embriones que nos han donado de abortos espontáneos», y comprueban que tienen, «en un tamaño muy pequeñito», la misma realidad que les explican sus profesores y ven en imágenes. Lo que más les impacta es el útero completo de una mujer que murió cuando estaba embarazada de 12 semanas, donde se ve no solo al feto, sino la placenta. «En seguida empiezan a hablar entre ellos, y todos los años la primera pregunta es “¿y hasta cuándo se permite el aborto?”».
Cuadrado es una de las profesoras de la UNAV que ha participado en Donde comienza la vida, un vídeo corto sobre las primeras ocho semanas de vida de un embrión que la universidad ha publicado este lunes. El objetivo es subrayar, ante el debate sobre la reforma de la ley del aborto, cómo «no podemos decir que exista un salto cualitativo que marque el inicio de la vida» que no sea la fecundación.
«Es una línea roja»
A esta profesora «no deja de sorprenderle» comprobar que haya colegas que defiendan la terminación del embarazo. Como contraejemplo, cita a un exalumno, que después de estudiar fue a trabajar como ginecólogo en un hospital en otro lugar de España. «No era creyente, pero cuando salió el tema del aborto dijo “eso lo tengo clarísimo porque me enseñaron un feto de muy pocas semanas y vi que era un niño. Es una línea roja que no puedo pasar”».
El vídeo explica cómo «de una célula», que ya tiene toda la información genética de esa persona, «se forman ya todos los tejidos y estructuras». El día 22 tras la concepción, cuando la mujer acaba de descubrir que está embarazada pero que se consideraría comienzo de la sexta semana de gestación al contabilizar desde la última regla, empieza a latir el corazón.
Los abortistas argumentan que no es un corazón como tal, sino simplemente un tubo que se contrae. Pero late, «y en la sexta semana de vida» (octava de gestación) «ya tiene la forma del corazón humano, con sus cuatro cavidades», responde Cuadrado. La médico se apoya, de hecho, en esta metamorfosis para defender su postura: «Es continua, poco a poco», de forma que «no hay nada que permita decir “aquí no” y “aquí sí”».
Como una maqueta
También en la sexta semana desde la fecundación aparecen las ondas cerebrales, y en la semana siguiente los movimientos. Poco después, la respuesta a estímulos. Pero ya antes de la aparición de estas funciones, en la semana cuarta, se detecta con claridad la forma humana. «Lo que es alucinante es que es como una maqueta del ser humano en miniatura, en cinco milímetros ya la ves. Y si lo cortas y lo miras al microscopio, los tejidos ya tienen las mismas características que los nuestros».
Después de la octava semana de vida, el embrión pasa a ser un feto. «Los órganos ya están formados», afirma el vídeo. «A partir de ese momento solo aumenta en tamaño, peso y maduración». De hecho, asegura una compañera, «cuando explicamos la formación de estas estructuras nos centramos en esos dos primeros meses, porque luego no hay cambios significativos».