Los nuevos experimentos de creación de embriones quimera hombre-macaco plantean objeciones éticas.

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Por Nicolás Jouve, Catedrático emérito de Genética. Presidente de CiViCa, vocal del Comité de Bioética de España. (Imagen de portada: Un blastocisto mono-humano, una etapa temprana del desarrollo embrionario Weizhi Ji, Kunming University of Science and Technology).

Se acaba de publicar un trabajo en la revista Cell [1] en el que colabora el grupo que lidera el investigador español Juan Carlos Izpisua Belmonte en el Instituto de Estudios Biológicos de Salk, en Californía, de obtención de embriones quimera hombre-macaco. Para ello se sigue la tecnología de la reprogramación celular, por la que, a partir de células madre humanas se obtienen células inducidas pluripotentes, iPSCs, por la técnica desarrollada por Shinja Yamanaka en 2006 (Premio Nobel de Medicina de 2012). Las iPSCs por su condición pluripotente son capaces de dar lugar  muy diferentes tipos de especialidades celulares.

Las células humanas así obtenidas, hEPSC son trasplantadas a continuación en embriones del macaco Macaca fascicularis en el estado de blastocisto.

El trasplante de estas células humanas en el embrión de macaco produce lo que se conoce como “embriones quimera”. Es decir, embriones de macaco en cuyo embrioblasto (masa interna) o en otro lugar se han inyectado unas celulas humanas (las hEPSC). La idea in mente es que en el desarrollo posterior aparezcan tejidos y órganos  humanos, mezcla de humano y animal.

Los mismos investigadores vienen trabajando desde hace tiempo en este tipo de quimeras, habiendo creado con anterioridad quimeras con células de cerdo y humanas.  La idea es desarrollar animales humanizados, es decir, con algún órgano o tejido humano que podría ser utilizado en xenotrasplantes, o en ensayos sobre los efectos de determinados fármacos [2]. En los experimentos previos, las células humanas mantuvieron su actividad funcional al principio, pero no dieron lugar a órganos útiles para xenotrasplantes. El desarrollo embrionario humano es mucho más lento que el del cerdo, por lo que al final hay una descoordinación en el crecimiento celular de ambas especies y un quimerismo inhabilitante en los órganos resultantes. Conscientes de las dificultades no solamente biológicas sino también éticas, Belmonte y sus colaboradores plantean este tipo de experimentos únicamente con carácter experimental.

El elegir una especie mas emparentada que el cerdo, como lo es un macaco, persigue el hecho de estudiar el dearrollo temprano de los embriones quimera con la esperanza de que haya una mejor progresión y, en su caso, la posible utilización de esta metodologia para ontener órganos humanos en animales que, en su caso, pudieran ser utilizados en xenotrasplantes.

Los embriones quiméricos de macaco y hombre han sido monitorizados en el laboratorio para seguir su desarrollo durante 19 días antes de ser destruidos. Se estudió en ellos la expresión de varios genes que usualmente se expresan en las etapas embrionarias: Oct4, Sox2, Nanog y otros, y también se rastreó la transcripción de miles de genes durante el desarrollo embrionario hasta la gastrulación, el transcriptoma. Para ello, se aplicó la novedosa tecnologia de la sc-RNA-seq (secuenciación del ARN de una sola célula) y se siguió la pista al desarrollo de las células humanas en el entorno del embrión quimera y la formación de los grupos de linajes celulares que dan lugar al epiblasto, hipoblasto, trofoblasto y otros. Las células humanas sobrevivieron y se integraron con mejor eficiencia relativa que en los experimentos anteriores en embriones porcinos, pero al igual que en aquellos experimentos se mostraron más lentos de desarrollo y se demostró la existencia de interacciones célula-célula con ligandos de macaco que interaccionan en el normal desarrollo de las células humanas, lo que se traduce tambien en diferencias en transcripción de determinados genes. Estos embriones solo se mantienen en observación 19 dias, y a pesar de todo se mantuvo su desarrollo durante este tiempo.

Izpisua Belmonte dice que este tipo de trabajos podría allanar el camino para abordar la grave escasez de órganos trasplantables, así como ayudar a entender más sobre el desarrollo humano temprano, la progresión de la enfermedad y el envejecimiento.

Izpisua Belmonte ha señalado que «este avance refuerza un hecho cada vez más ineludible: las categorías biológicas no son fijas, sino fluidas, lo que plantea importantes desafíos éticos y legales». La gran cuestión que se plantea es sobre el estatus moral de estos embriones.

Con referencia a esta investigación, el filósofo transhumanista Julian Sabulescu de la Universidad de Oxford, ha señalado que esta investigación abre la caja de Pandora de la creación de quimeras como una fuente de órganos para los seres humanos, uno de los objetivos a largo plazo de esta investigación, pero la pregunta ética clave es: ¿cuál es el estatus moral de estas nuevas criaturas?

En mi opinión, si los embriones son de animal, el desarrollo que de ellos se derive seguirá siendo animal, El hecho de que algunas de sus celulas sean humanas no desnaturaliza la procedencia de la especie de que procede el embrión. Es un embrión animal con algunos componentes biológicos humanos, como cuando a una persona se le traplanta un órgano de otra persona no por ello cambia su identidad biológica.  No hay objeción ética respecto al procedimiento en si, ya que las celulas humanas no proceden de embriones, sino de tejidos diferenciados adultos, no existiendo riesgos especiales en la extracción de unas células para obtener las hEPSC. En segundo lugar, lo más probable es que estas quimeras no den lugar a órganos útiles que puedan servir para atender la demanda de trasplantes de órganos. Las diferencias de los sistemas biológicos no son una simple mezcla de elementos de dos especies, sino el producto de años de evolución divergente, lo que habrá dado lugar a una adaptación funcional de los órganos humanos válida en el sistema biológico humano y el del animal de la especie de que se trate. Difícil pretender que la simple mezcla supere funcionalmente un órgano fruto de la selección natural de miles de años de selección natural independiente en cada una de las especies. Tampoco debe inquietarnos la descabellada idea de crear animales con organos de capacidades superiores, mentales u otras. En el caso hipotético y ficticio de que se derivase un animal con cerebro humano, ningun temor, ya que la mente no es una simple emanación del cerebro o del sistema nervioso.

[1] Tan, T., Izpisua Belmonte, J.C. y otros. Cell 184: 1–12 (Apr 15, 2021)

[2] Wu, J,, Izpisua Belmonte, J.C. y otros. Interspecies Chimerism with Mammalian Pluripotent Stem Cells. Cell. 168(3): 473-486 (Jan 26, 2017)

Nicolás Jouve de la Barreda
Nicolás Jouve de la Barreda
Catedrático Emérito de Genética de la Universidad de Alcalá. Presidente de CiViCa.