Entrevista de Juan Carlos Hernández al Prof. Cesar Nombela Cano, Catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid. Socio de Honor de Civica. Publicado en Páginas Digital el 4 de Diciembre de 2018.
“La edición genética CRISPR-Cas en células de mamíferos presenta aún dudas en cuanto a la especificidad total del resultado”, afirma el expresidente del CISC acerca de unos supuestos experimentos genéticos en una pareja de bebés china… ‘El dominio de la técnica es incompleto por lo que es totalmente rechazable el hacerlo con un embrión humano’
Recientemente ha salido a la luz la noticia sobre dos bebés gemelas modificadas genéticamente en China. Más allá de la veracidad de la información, ya que es un estudio que no está publicado en ninguna revista científica, ¿es posible técnicamente hoy en día esta posibilidad?
Técnicamente es posible plantear esta intervención para tratar de modificar genéticamente las células de un embrión en estadíos tempranos. Pero lo único que cabe es experimentar, intentar el proceso a ver si sale, o a ver qué sale. El dominio de la técnica es incompleto por lo que es totalmente rechazable el hacerlo con un embrión humano y mucho más el transferir dicho embrión modificado al útero de una mujer para su gestación.
¿La mayor limitación, hoy en día, sería la falta de certeza sobre la seguridad de esta técnica?
Efectivamente, la técnica CRISPR-Cas en un caso como este puede inducir un cambio muy específico, pero nada asegura que no induzca otros que puedan afectar tanto al desarrollo del embrión como al organismo al que diera lugar tras su gestación. Lo que parece haber hecho el investigador He Jiankui se sitúa en el terreno de la pura experimentación que sólo es admisible con animales y en determinadas condiciones, nunca con seres humanos.
¿Existen estudios sobre los efectos posibles a largo plazo de esta “edición genética”? ¿Qué valoración ética le merece?
La edición genética CRISPR-Cas, que por cierto recibe este nombre por el fenómeno biológico descubierto por el microbiólogo español Francisco Mojica, tiene ya notables aplicaciones. Por ejemplo, para la modificación genética de microorganismos o de plantas. Pero en células de mamíferos hay aún dudas en cuanto a la especificidad total del resultado, incluso hay indicaciones de que puede causar otras modificaciones en otros genes, además de los pretendidos.
El pasado año el investigador Mitalipov creó deliberadamente embriones humanos, portadores de un gen alterado que determina una cardiopatía grave, para proceder a su edición genética correctora de dicha cardiopatía mediante CRISPR-Cas. Nunca pretendió que esos embriones fueran a transferirse para su gestación, la reserva ética aquí está en crear embriones para experimentación. El resultado de estos experimentos de Mitalipov aún es objeto de discusión, incluso se cuestiona que lograra la curación del defecto genético y se sabe además que generó cierta heterogeneidad entre las células del embrión temprano. Todo ello avala el que los experimentos de Jiankui constituyen una auténtica imprudencia que merece el reproche ético por parte de toda la comunidad científica.
¿Sería necesario hacer una distinción entre un uso que busque una finalidad terapéutica y un uso que busque la mejora genética del individuo?
En este aspecto hay que reconocer diferencias de criterio y de valoración ética. Muchos postulamos que la experimentación con embriones sólo es admisible para el beneficio del propio embrión y no a costa de crear otros que serán descartados. Pero muchos comités postulan que cabe experimentar de forma segura siempre que se trate de curar alguna deficiencia genética que dé lugar a patología, no para producir un (supuesto) mejoramiento genético dentro de lo que llamamos eugenesia.
De nuevo en esta perspectiva surge lo absurdo del trabajo que comentamos. Se trata de una iniciativa fundamentalmente eugenésica, ya que Jiankui utiliza embriones sin defectos genéticos conocidos para inducir cambios altamente discutibles. El cambio consiste en recortar parte del gen CCR5, supuestamente porque algunas personas que, de manera natural, carecen de un fragmento de dicho gen resultan ser resistentes a la infección por VIH. La falacia es doble, primero porque carecer de la función del gen CCR5 no puede ser considerado nada ventajoso, aunque el efecto sea resistencia a VIH (ya se sabe que tienen una mayor sensibilidad otros virus). Y segundo, porque se dispone de tratamientos eficaces frente a VIH, incluso que permiten reducir su presencia en los afectados hasta un mínimo que no les hace contagiosos, ni por vía sexual ni parenteral. Es muy rebuscado pensar que unas niñas se puedan contagiar de VIH procedente de su propio padre.
En muchas enfermedades de origen genético puede haber otros factores como los medioambientales, incluso en varias enfermedades de origen genético puede haber un efecto acumulativo de más de un gen. ¿Realmente sería una técnica prometedora cuando el problema puede ser más complejo que el funcionamiento de un determinado gen?
Considero que la técnica CRISPR-Cas tiene un futuro prometedor para la terapia génica de enfermedades en adultos. Corregir deficiencias en genes concretos afectados que determinan enfermedades (como en el caso de los miles de enfermedades infrecuentes, también llamadas “enfermedades raras”) es un capítulo aún muy abierto. Queda mucho por hacer, por ejemplo, a través de la modificación genética para curar enfermedades como la fibrosis quística y una larga lista de patologías genéticas poco frecuentes. Tratar al adulto no es lo mismo que modificar células embrionarias, en las que los cambios adicionales afectarían a todo el organismo.
Al producir cambios que no son hereditarios, ¿podría ser una alternativa la epigenética?
CRISPR-Cas sólo produce cambios genéticos y por tanto heredables en toda la progenie de células tratadas. La epigenética afecta a los genes y su expresión, sin afectar a su secuencia. La modificación de algunos genes, mediante CRISPR-Cas, podría desde luego afectar a la respuesta de la célula o el organismo a las influencias epigenéticas. Pero esto no está en vías de plantearse, no creo que tenga sentido hacerlo.
Durante los días 3 y 4 de diciembre se están celebrando las II Jornadas de bioética de la Universidad Complutense. ¿Cuáles son los temas que les preocupan?
Son jornadas que se basan en la inquietud altamente loable de muchos estudiantes por conocer el alcance de una buena parte de la experimentación y de los cuidados médicos, tal como hoy se plantean o como se podrían plantear. En esta ocasión se busca analizar todo lo que concierne al final de la vida, desde el punto de vista de la dignidad humana y los mismos derechos de todos a que se promueva y respete esa dignidad en todas las etapas de la vida. A mi juicio, la eutanasia que termina deliberadamente con la vida de un ser humano me parece totalmente rechazable.