El Dr. Jacinto Bátiz, director del Instituto Para Cuidar Mejor del Hospital San Juan de Dios de Santurtzi y vocal de la Comisión Central de Deontología del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), participó como ponente en un curso previo al VIII Congreso Nacional de Ética y Deontología Médica, en Sevilla VIII del 9 al 11 e febreo de 2023 en Sevilla. En este artículo de opinión, habla sobre este encuentro y asegura que “la deontología médica tiene bases éticas sólidas para que la tomemos en serio».
Dr. Bátiz:
Fue Hipócrates, hace ya siglos, quien nos planteó a los médicos una de las bases éticas de la deontología: si no puedes hace el bien, por lo menos no hagas daño. Nuestra responsabilidad ética con el enfermo es hacer el bien, no hacer el mal, respetar la autonomía y ser justos. El enfermo solicita ayuda al médico y esta petición hará nacer en el médico como espontanea la autoexigencia de hacer el bien. Esto se transforma en la ética del cuidado. Frente al enfermo que sufre, el médico siente que debe dar respuesta a su sufrimiento.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de Ética? La Ética constituye una reflexión consciente mediante la cual el ser humano valora si un acto es bueno o malo. La Ética tiene una base de reflexión personal, individual, aunque pueda estar compartida por muchos, sobre actos realizados de forma individual o colectiva. La Ética siempre impregnó el ejercicio de la Medicina, hasta el punto de que no es concebible ni asumible una práctica médica carente de valores como: respeto, compromiso, tolerancia, profesionalismo, responsabilidad, sentido de pertenencia, confianza y equidad.
¿A que nos referimos cuando hablamos de Deontología Médica? La Deontología Médica convierte en norma de obligado cumplimiento los principios éticos alcanzados por consenso entre la profesión médica. Trata de los deberes del médico. Es el conjunto de principios y reglas éticas que nos han de inspirar y guiar la conducta profesional de la profesión médica. Nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestro buen juicio nos ayudan a promover y restablecer la salud, a prevenir y proteger de la enfermedad mantener y a mejorar el bienestar. Con la Deontología Médica se confirma el compromiso de la profesión médica con la sociedad a la que prestamos servicio, incluyendo el avance de los conocimientos científico-técnicos y el desarrollo de nuevos derechos y deberes de médicos y pacientes.
Nuestra práctica diaria como profesionales médicos implica nuestro compromiso con la integridad en la utilización del conocimiento y en la optimización de los recursos, con la compasión como guía de acción frente al sufrimiento, con la mejora permanente en el desempeño profesional para garantizar la mejor asistencia posible al ciudadano y con la colaboración con todos los profesionales e instituciones sanitarias en aras de la mejora de la salud y el bienestar de la población.
¿Cuáles son las actitudes, responsabilidades y compromisos básicos de la profesión médica? El fomento del altruismo, la integridad, la honradez, la veracidad, la empatía, el estudio, la autoevaluación y la autorregulación. Me voy a detener en la autorregulación por considerar que es un compromiso importante de los médicos. La autorregulación ha de ejercerse mediante la transparencia, la aceptación y la corrección de errores, así como de conductas inadecuadas y la correcta gestión de conflictos. Errar es humano, encubrir el error es imperdonable y no aprender del error es inexcusable. Desde la Deontología la profesión médica acepta ante la sociedad el desafío y el deber de ser veraces, de confesar sus errores, de pedir perdón por ellos y de poner empeño firme en evitar que vuelvan a producirse. Fue el profesor Gonzalo Herranz quien dejó escrito que “errar es humano, pero confesar el error es todavía más humano”.
¿Cuáles son las bases éticas de la deontología médica?
La beneficencia que consiste en dirigir las acciones de la práctica médica para buscar el beneficio del enfermo y de la sociedad, mediante la prestación de la atención médica. Consiste en no hacer daño con nuestra práctica médica y en emplear la máxima calidad de atención. La beneficencia procura que la relación médico-paciente sea adecuada. Cuando le informamos de manera completa, con veracidad y con delicadeza.
La equidad cuando realizamos una atención médica a los pacientes conforme a sus necesidades, sin distinciones, privilegios, ni preferencias. Cuando lo hacemos con una atención independiente del tipo de enfermedad. Cuando nuestra atención es igual en el hospital y en la consulta privada. Cuando no hay ningún tipo de discriminación relacionada con la raza, género, condición social, principios religiosos, discapacidades físicas o mental.
La autonomía cuando respetamos que el enfermo tiene derecho a decidir en uso de sus facultades mentales, que tiene derecho a conocer quién es su médico, que tiene derecho a negarse al tratamiento, y cuando permite otorgar su consentimiento informado para procedimientos médicos y participación en proyectos de investigación.
La confidencialidad respetando el derecho que tienen el enfermo a que se respete el secreto en la información que nos ha proporcionado, durante su relación profesional médico-paciente. Procurando que la relación médico-paciente se realice en privado. Teniendo en cuenta que la información de la Historia Clínica está sujeta al principio de confidencialidad.
La dignidad que consiste en atender al paciente como persona teniendo en cuenta su organismo, su conciencia, su voluntad y su libertad. Evitando la humillación. Evitando la obstinación terapéutica. Con el enfermo en fase terminal se procurarán medidas que mejoren la calidad de vida. Y debemos preservar su dignidad como persona con nuestro comportamiento, nuestra actitud, nuestro diálogo y nuestra compasión.
El respeto que consiste en el compromiso del médico de otorgar atención a sus pacientes con la consideración de que son personas que requieren ayuda porque están enfermas. Cuidando el pudor durante el examen y los procedimientos y respetando los principios morales y religiosos.
La solidaridad que llevaría a compartir nuestros conocimientos, habilidades y experiencias. Así como a participar en proyectos de investigación que permitan el avance de la medicina. Y también defendiendo a nuestros compañeros de amenazas y demandas injustas. Sin olvidarnos en promover la donación de órganos.
La honestidad teniendo en cuenta la verdad en nuestra práctica Médica. No sería aceptable la medicina defensiva. No debemos practicar procedimientos para los que no se estamos capacitados. Tampoco hemos de criticar a los compañeros en su ausencia. Debemos evitar la dicotomía. Sin olvidar que hemos de evitar el uso indebido de recursos.
La lealtad que consiste en corresponder a la confianza depositada en nosotros al confiarnos la salud y la vida del paciente. Hemos de tener presente que los médicos estamos comprometidos con la capacitación y la formación médica, y que también estamos comprometidos a corresponder a la institución donde trabajamos y a realizar una administración racional de los recursos.
La justicia que consiste en realizar a cada paciente la atención médica que requiera, en no participar en actos médicos considerados como delitos, ni abandonar al paciente en ningún caso.
Como podemos ver la Deontología Médica tiene unas bases éticas sólidas como para que la tomemos en serio en nuestra práctica médica diaria.