Madrid, 20 de Abril de 2015
La Asociación CiViCa, de profesionales e investigadores por la Vida, ante la Proposición de Ley presentada por el Grupo Popular sobre una modificación de la vigente Ley Orgánica para la «Protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada» manifiesta lo siguiente:
1. Ante todo, y con independencia de la gravedad del asunto, CíViCa manifiesta la indignación que en toda persona de bien causa una maniobra electoralista tan hipócrita y desvergonzada como la llevada a cabo por el Partido Popular a través de la Proposición de Ley referenciada. En efecto, al advertir que la traición a los compromisos públicamente contraídos en relación con la defensa de la vida de la persona concebida y no nacida ha provocado la desafección de un sector no despreciable de sus votantes, que bien puede estimarse en torno al millón y medio, ha tratado de rectificar para retenerlos mediante una argucia que sólo merece el desprecio.
2. La modificación de la ley abortista vigente, en el sentido exclusivo de requerir el consentimiento de los padres o tutores para el aborto de la menor o incapacitada, no significa el menor cumplimiento de los compromisos reiteradamente asumidos. No sólo porque ese número potencial de abortos es insignificante en relación con los demás -y desconoce además la triste realidad cual es que muchas veces son aquéllos los que incitan a sus hijas menores a matar al concebido-, sino, sobre todo, porque la pretendida reforma deja intacto el inhumano derecho a abortar instaurado por el Gobierno Zapatero, que no tiene parangón en ningún otro ordenamiento jurídico occidental.
3. El comportamiento del Partido Popular, con mayoría absoluta en las Cortes, evidencia ya sin ambages que en su seno existen, al menos, dos partidos diferentes, uno de los cuales carece de principios morales. Ante esto, es hora de que los ciudadanos que intentan arreglar su conducta a las exigencias de la Ley Natural abandonen definitivamente semejante opción política que se ha convertido en una estructura inmoral.
4. No es menor la desazón que produce la politización hasta límites insoportables del Tribunal Constitucional. Su propio presidente ha declarado que no dictan sentencia en el recurso de inconstitucionalidad pendiente porque estamos en elecciones, cosa que en España es casi una constante, de modo que acaso no piensan dictar sentencia. Es difícil imaginar mayor desprestigio para unos jueces que el de acomodar su actuación a conveniencias políticas o cualesquiera otras que no sean las estrictamente jurídicas.
5. Ciertamente la situación para los ciudadanos respetosos con la dignidad trascendente del hombre es delicada, a la hora de votar en unas elecciones. En este momento, carecen de referente político por las razones apuntadas.
Sin embargo, nunca cabe el desaliento y menos en empresa de tan alta trascendencia como es la de la defensa de la vida. A todos nos incumbe mantener vivo el debate, la reivindicación, la lucha pacífica por todos los medios legales. Y la opción política terminará surgiendo: un partido sin complejos, que no se avergüence de las raíces culturales de la civilización occidental, y que haga de la defensa integral de la persona desde su concepción hasta la muerte natural elemento esencial de su ideario.