Por Alfonso V. Carrascosa Santiago, Doctor en Ciencias Biológicas y científico del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dedicado a la investigación en Historia y Documentación de las Ciencias Naturales en España (HISTORNAT). Coordina el Grupo de “Historia de la Microbiología Española” de la Sociedad Española de Microbiología (SEM), y realiza difusión de la cultura científica. “Como es obvio, lo manifestado en sus artículos no tiene por qué coincidir con el posicionamiento, ni reflejar los puntos de vista de las instituciones en las que desarrolla su actividad”. Publicado en la revista Ecclesia el 10 de octubre de 2019
Christian Spaemann (1957-) es un psiquiatra alemán, columnista de Kath.net. Hijo del filósofo católico Robert Spaemann, está especializado en clínica psicosomática y ejerce la profesión en Schalchen (Austria). Puede verse su curriculum.
Es de las pocas personas en el mundo que se atreve a escribir sobre orientación sexual. Recientemente afirmaba la preponderancia de los factores existenciales y ambientales en la atracción por el mismo sexo, señalando que lo decisivo es el entorno, aunque no puedan descartarse totalmente factores de predisposición, pero no indefectiblemente vinculantes. En todo caso, un reciente estudio publicado en la revista Science , el más amplio estudio nunca realizado en este campo, obliga a admitir que el comportamiento no heterosexual es poligénico, es decir, no determinado por un solo gen , sino por la interacción de un conjunto de ellos, el medio ambiente, la voluntad, etc. Andrea Ganna, uno de los autores del estudio, afirmó en el Congreso Anual de Genética Humana, celebrado en Boston en octubre de 2018: “…no hay un ‘gen gay’ […] Más bien, la no heterosexualidad está en parte influenciada por muchos pequeños efectos genéticos… todas las variantes comunes medidas juntas explican solo una parte de la heredabilidad genética a nivel de población y no permiten una predicción significativa de la preferencia sexual de un individuo”. En el mismo sentido, ya hace años que Nicolás Jouve, Catedrático Emérito de Genética de la Universidad de Alcalá, afirmaba que “tras más de cincuenta años de investigación y quince años de la culminación del Proyecto Genoma Humano, sigue sin aparecer el gen gay o gen simple relacionado con la homosexualidad, a pesar de los múltiples estudios realizados. Pero, además, la orientación sexual no es un carácter consistente ni estable, lo cual contradice su posible determinismo genético”.
De los conocimientos y estudios realizados, en un artículo reciente Spaemann da un resumen de datos que son de utilidad para reflexionar con juicio objetivo y científico sobre el asunto de la orientación sexual, indicando que la atracción homosexual es muy fluida en el periodo de la pubertad y que sólo el 1,5% de los varones tiene de manera estable sentimientos homosexuales. El autor deduce que el tratamiento no estrictamente científico de la orientación sexual se está abordando “…tirando por la borda el derecho natural y, con él, el magisterio de la Iglesia”. El avance científico no puede decirse que se haya caracterizado a lo largo de la historia por la darle prevalencia al sentimiento a la hora de estudiar e interpretar la realidad circundante.
Christian Spaemann muestra cómo se puede ser psiquiatra en activo y católico practicante a la vez, y escribir sobre orientación sexual con el ánimo de hacer reflexiones a partir de datos, reflexiones que apuntan a que la temática es cuando menos controvertida científicamente.