Por Ana Fuentes, Publicado en Actuall el 3 de Septiembre de 2018
Rechaza la petición de los abogados de Noel Conway, un enfermo terminal por una enfermedad neuronal motora. Alega que se logra así un buen balance entre los intereses de la comunidad y el interés de los enfermos.
Muchos de los que piden la eutanasia lo hacen al sentirse una carga económica para la familia o por estar cansados.
La Corte de Apelación del Reino Unido ha rechazado un intento de cambiar la ley sobre el suicidio asistido en las cortes. Los abogados de Noel Conway, un enfermo terminal por una enfermedad neuronal motora había alegado que la prohibición actual de la Ley del Suicidio de 1961 iba contra el artículo 8 de la Convención Europea de Derechos Humanos.
Los magistrados han alegado en la sentencia que la actual ley permite un buen balance entre los intereses de la comunidad en general con los intereses de particulares como el señor Conway.
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Desde el año 2003, en el Parlamento británico han tenido lugar 10 intentos para modificar la ley sobre el suicidio asistido, pero en todos los casos, la propuesta ha sido rechazado, la última vez en el año 2015, cuando 330 diputados votaron en contra y 118 lo hicieron a favor.
En todo este tiempo, los miembros del Parlamento, con el apoyo de médicos y de grupos en defensa de los derechos de los discapacitados, han expresado su preocupación sobre la seguridad ciudadana, al mismo tiempo que señalaba el fracaso de las garantías en aquellas jurisdicciones que han permitido la eutanasia o el suicidio asistido. Además, los diputados siempre se han mostrado preocupados por el mensaje discriminatorio que enviaría el Parlamento si se quitaran protecciones universales a los enfermos, ancianos o moribundos.
La gente vulnerable a menudo habla de sentirse una carga económica, o sentirse cansados, como la razón para terminar con sus vidas
Ante estos intentos infructuosos los defensores de la eutanasia y el suicidio asistido han intentado en los últimos tiempos tratar de modificar la ley a través de la Justicia, pero en los últimos casos, los tribunales les han frenado. “Los tribunales son de la opinión que el Parlamento es el mejor lugar para determinar la política que hay que tomar en relación con el suicidio asistido”, han afirmado en varias ocasiones.
Con esta sentencia los jueces han querido aclarar que los fines de la prohibición no se limitan solo a la protección del más débil y vulnerable, sino que incluyen el respeto a la sacralidad de la vida y la promoción de la relación de confianza entre el enfermo y el médico.
Care Not Killing, una organización británica contra la eutanasia y que promueve unos mejores cuidados paliativos ha celebrado la decisión del tribunal. “La ley más segura es la que ya tenemos”, ha afirmado el doctor Peter Sander, director de Campañas de Care Not Killing. “La ley disuade de la explotación, el abuso o la coacción de la gente vulnerable, quienes como ya hemos visto en los casos de Orgeon y Washington en Estados Unidos, a menudo hablan de sentirse una carga económica, o sentirse cansados, como la razón para terminar con sus vidas”, ha concluido.