Por José Manuel Belmonte, Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa. Publicado en el Blog del autor Esperando la Luz, el 10 de Diciembre de 2017.
Los científicos han dado 2 Avisos (advertencias o alertas) a la Humanidad. Entre el primero y el segundo ha transcurrido un corto espacio de tiempo.
Dicen que «hemos aprendido mucho desde 1992, pero los cambios en la política ambiental y el comportamiento humano…todavía están lejos de ser suficientes». Por eso:
1) La Asamblea de la ONU Medio Ambiente, que se acaba de celebrar en Nairobi, ha hecho público el martes 5 de diciembre 2017 un análisis de los principales retos de la Tierra.
2) En Trondheim (Noruega), el festival Starmus, reunió mentes brillantes de la astronomía, física, química, líderes de negocio de tecnológica e industrias creativas para debatir sobre el lema «la Vida y el Universo». El famoso cosmólogo Hawkins ha señalado que la Humanidad tienen problemas severos de supervivencia en este Planeta y fue más allá: “No tenemos futuro si no colonizamos el espacio”.
1) La Asamblea de la ONU Medio Ambiente, en su informe «Frontiers 2017» advierte de que la humanidad se encuentra hoy ante numerosos retos: crecimiento galopante de la población que requiere más recursos de un planeta que cuenta con reservas limitadas, contaminación generalizada, mayor resistencia a los antimicrobianos, cambio climático y calentamiento global.
Consecuencia del calentamiento, el hielo polar se derrite y ponen en peligro una cadena de vida. Debajo hay miles de especies que viven y procrean y son la base de toda la cadena alimenticia del Ártico, y cuando disminuye el hielo disminuye todo lo demás. Cuando el hielo se rompe o desaparece, los osos polares, están amenazados de extinción.
La superpoblación del planeta originará graves crisis alimentarias ya que el crecimiento económico que es preciso para este enorme aumento en la producción no está garantizado. Según los expertos si, hacia el año 2050, la población mundial supera los 9.000 millones de habitantes, esto es un 30% más que la actual, habría que duplicar la producción agrícola actual.
El incremento de población contribuye a exacerbar la competencia por los recursos naturales, pues en los últimos 70 años, el 40% de los conflictos nacionales estaba relacionado con el control de tierra o agua.
Si eso no se consigue de forma ordenada o consensuada, las guerras y las epidemias podrían ser la solución radical a los problemas alimentarios originados por la sobrepoblación, pero sería la peor de las hipótesis [enlace].
Sin restar importancia a ningún reto de los que enumera, merece destacar especialmente dos: a) La mayor resistencia a los antimicrobianos y b) las migraciones climáticas.
Se advirtió del uso inadecuado de antibióticos en el hombre y los animales. En un mundo globalizado, donde los alimentos viajan de una parte a otra y de unos países a otros, la gente se pregunta qué estamos haciendo y qué comemos.
En los criaderos de animales, aves, peces o mariscos, atiborrados de antibióticos, pueden nacer «supermicrobios», virus o bacterias resistentes, capaces de hacer que una simple gripe sea un desafío para la salud humana y, ser mortal.
Se vierten sin control, al medio ambiente, antimicrobianos, que contaminan. Llegan al agua de los ríos y en las plantas que comen animales de donde pueden pasar a los humanos. Si las autoridades no controlan y las empresas desconocen la utilidad de los fármacos o sus peligros y la responsabilidad con que deben usarse, el descontrol se convierte en amenaza.
En España no hay verdadero control ya que por ejemplo, con el ánimo de mejorar la calidad de carne, especialmente desde el correcto manejo de medicamentos, más concretamente antibióticos, tanto preventivos como curativos, que consumen los animales, la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (ANPROGAPOR) y la Organización Interprofesional Porcina INTERPORC han puesto en marcha una herramienta interactiva «on line», de carácter gratuito, para que cada ganadero pueda calcular el consumo de antibióticos de su explotación. La herramienta funciona como una calculadora, no como un registro ni control desde ningún organismo. Los datos que se introducen son totalmente anónimos.
Pero sabemos por estudios que, en un país como China, «las mediciones en 58 de las principales cuencas ribereñas permitieron estimar que cada año se diseminaban decenas de miles de toneladas de estos fármacos en las aguas y terrenos del país: un 46% terminaba en los ríos y lagos locales, y un 54% en el suelo y tierras de las campiñas. El equipo dirigido por Ying ratificó que el dilema se extendía por toda la nación, que consumió 162.000 toneladas de estos medicamentos en 2013 -la mitad de todos los que se utilizan en el planeta-, de los cuales 53.000 terminaron en ríos, pantanos o terrenos».
Sin ánimo de alarmar, el dato oficial es que anualmente 700.000 personas mueren porque los fármacos que se les receta resultan menos efectivos que antes.
A nivel mundial, el 36% de la población consume antibióticos, y se estima que para 2030, el porcentaje crezca hasta el 67%. El Informe Frontiers 2017 aboga por una mayor regulación en esta materia y por fomentar el compromiso personal.
Para los expertos reunidos en Nairobi, el cambio climático y la degradación medioambiental están reconfigurando el mapa mundial y los asentamientos de la población.
A finales de 2016, los desplazados forzosos por causas naturales o por conflictos sumaban 65 millones de personas. Cifra récord desde la Segunda Guerra Mundial. Cada año 21 millones se ven obligados a abandonar sus hogares por motivos medioambientales, son «personas emigrantes de tierras, de guerra y de hambre». De seguir esta tendencia, en 2050 serán 200 millones.
Los movimientos de población, recuerda el informe, afectan el medioambiente, degradando el entorno y contribuyendo así a prolongar la crisis humanitaria o empeorando las relaciones con la comunidad de acogida.
Termina el informe advirtiendo que será difícil una solución si no se elabora una estrategia a largo plazo, para poner coto a la vulnerabilidad medioambiental y humana.
2) Stephen Hawking ha llevado la advertencia y su lógica más allá: «Tenemos que salir de la Tierra». “No tenemos futuro si no colonizamos el espacio”. «Solo tenemos 100 años para colonizar otros planetas».
En el Starmus de Trondheim (Noruega), el científico y cosmólogo, preocupado por el futuro de la Tierra, piensa que la Humanidad, se está imponiendo a sí misma la obligación de migrar para sobrevivir. Hawking asegura que podemos hacerlo si nos mudamos a otros planetas.
Hawking ya antes había manifestado que las posibilidades de una catástrofe global van aumentando. Podría contribuir a la extinción de la vida, una guerra nuclear, la caída de algún asteroide, o el desarrollo de la inteligencia artificial (IA). Según él, la llegada de la IA «puede ser lo mejor o lo peor que le suceda a la raza humana».
Elon Musk también lo había dicho a principios de 2017. Según Musk, los humanos debemos fusionarnos de alguna manera con las máquinas o correremos el riesgo de volverlos irrelevantes cuando esa inteligencia artificial se imponga.
La observación, constatada por los científicos le inclina a pensar que el cambio climático, la sobrepoblación, la aparición de nuevos virus y enfermedades, la extinción masiva de especies y la deforestación son prueba de la acción destructiva de la humanidad. En esa lógica, Hawking cree que la vida inteligente tiende a la autodestrucción. «Creo que esta es la trayectoria en la que estamos».
En consecuencia, afirma que «el mundo se está volviendo demasiado pequeño para nosotros; los recursos físicos se están explotando a un ritmo alarmante». «En el pasado, cuando hemos tenido crisis similares, hemos colonizado nuevos territorios; pero ya no hay ningún Nuevo Mundo al que extendernos. Nos estamos quedando sin espacio. Ha llegado la hora de explorar otros sistemas solares».
Y en Noruega lo han afrontado sin rodeos. Hawking, algunos astronautas y científicos pensaban que el primer paso debe ser, volver a enviar misiones tripuladas a la Luna y probar allí las tecnologías necesarias para viajar a destinos más lejanos. Después llegará el momento de enviar astronautas a Marte, lo cual difícilmente ocurrirá antes de 50 años.
Más adelante, con la tecnología más avanzada… «en un plazo de entre 200 y 500 años, según Hawking, es posible que se realicen los primeros viajes interestelares –que serán viajes sin retorno– y que un grupo de pioneros aterrice en un planeta de otro sistema solar».
Será el gran desafío, que requerirá aunar investigación y recursos: «salir de la Tierra requiere una estrategia concertada global (en la que) naciones y personas actúen juntas».
Aunque sus ideas parecen pesimistas, la conclusión de Hawkins es clara y decidida: «Nuestro futuro está en ir con audacia adonde nadie ha ido jamás». «Espero lo mejor. No tenemos otra opción».