Por José Manuel Belmonte, Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa. Publicado en el Blog del autor Esperando la luz el 2 de Diciembre de 2017.
El primero, en 1992, venía firmado por 1700 científicos, de 71 países. El nuevo aviso, en la revista BioScience, del 13 de noviembre 2017, viene firmado por 15.384 científicos de 184 países.
Dado que en el mundo hay actualmente 194 países soberanos (reconocidos por la ONU), el «segundo aviso» que acaban de lanzar como «Advertencia a la Humanidad de los científicos del mundo», está avalado prácticamente por todos los países [enlace].
Para ponerse las pilas todos y para presionar a los gobiernos, hay qué saber qué no se ha hecho y no se puede ignorar más porque ignorar o negar debilita como no hacer nada:· La reducción de la captura de pesca salvaje.
Si bien, se ha comprobado que el aumento de la población tiene un impacto menor a lo esperado, ya que se producirá principalmente en África y en lugares que utilizan pocos combustibles fósiles.
Los datos científicos y cuantificables sobre la realidad, sobre los que se basa el nuevo aviso a la humanidad, debería obligar a abrir los ojos, tomar conciencia y cambiar. «La humanidad no ha logrado avanzar lo suficiente en la resolución de los desafíos medioambientales y, lo que es más alarmante, la mayoría de ellos están empeorando».
2) ¿Cuáles siguen siendo las amenazas que requieren más atención?
En noviembre de 1992, ya alertaron de que era necesario «un gran cambio» en la forma de cuidar la Tierra. Se ha hecho poco y se ha comprometido poca gente. No se ha tomado en serio.
a) La temperatura. Según las últimas predicciones la Tierra se calentará más de 2 grados y el peligro es grande. Y según otro de los autores Dargan Frierson, «los daños causados por el calor, la sequía, el clima extremo y el aumento del nivel del mar serán mucho más graves si la temperatura aumenta más de 2ºC». En 2100 puede llegar a 3,2ºC. Solo hay un 5% de probabilidades de alcanzar el 1,5ºC que fijó el Acuerdo de París, que solo se alcanzaría si se reducen a tiempo las emisiones de carbono y se frena la deforestación. Luego…
b) La emisión de CO2. El dióxido de carbono, es el principal gas de efecto invernadero de larga duración. Pesa más que el aire. En 2016 la concentración de CO2 ya batió el récord. «Para prevenir pérdidas catastróficas de biodiversidad y un deterioro generalizado de las condiciones de vida humana, la humanidad debe poner en práctica una forma de vida más sostenible, ambientalmente, que la actual». La vegetación es el pulmón de la tierra.
c) La deforestación. Si se han destruido 121 millones de hectáreas de bosques, esa cantidad de plantas no pueden atrapar el CO2. La pérdida de masa forestal y la penetración urbana en espacios salvajes son un peligro. Esos seres vivos vegetales no pueden -mediante la fotosíntesis- captar energía de la luz y convertir el dióxido de carbono y el agua en azúcares que aprovechan como fuente de energía para su desarrollo. No pueden captar CO2 ni liberar oxígeno. Doble daño para los humanos. El dinero y el consumo, no saben de fronteras. Pero la clave no es el mercado, sino la vida. ¡Se pueden y se deben plantar árboles!
Los árboles y otras plantas naturales son los principales encargados de limpiar el CO2 de la atmósfera, absorbiendo y almacenando este gas en sus tejidos, que volverían a liberar si se queman. Se están potenciando árboles como el Kiri de Paulownia que captura un promedio 21,7 kg de CO2 y devuelve 5,9 kg de O2 al día. Se pude medir. Los estudiantes de la Universidad de Antioquía, han medido que los árboles de allí capturan en promedio 185 toneladas de CO2 al año.
d) La sexta extinción. No podemos olvidar, que dependemos de las plantas y los animales para alimentarnos, para obtener agua y aire limpio. Sin embargo, todo lo que hacemos es dañar el entorno y hacer cada vez más difícil la vida en este planeta, sin pensar en el impacto en otros seres vivos. Sin darnos cuenta que también seremos nosotros los perjudicados.
La huella del impacto mide la cantidad ecológica de de tierra bioproductiva (aquella que puede producir alimento) necesaria para producir los bienes y servicios que consumimos y, absorber los residuos generados. Hasta hace poco el nivel sostenible en el planeta Tierra era inferior a 1, pero actualmente ese límite está ya en 1,6. Se han roto ciclos que han estado regulados y estables durante cientos de millones de años y la sostenibilidad puede verse comprometida. Se han sobrepasado en dos o tres órdenes la tasa natural de extinción de especies.
Los expertos y científicos, hablan de que se está desencadenando una posible extinción masiva de especies, sería «la sexta en unos 540 millones de años». La anterior, universalmente conocida, fue la de los dinosaurios. En esta devastación, la mano del hombre tendrá parte de la responsabilidad.
«Esta extinción de población es el preludio de la extinción de especies y lo que nos está indicando es que el problema es muy grande y severo. Ya hay muchas especies de las que quedan menos de 1.000 individuos, a las que llamamos «zombies», pòrque son muertos vivientes, ya no están funcionando, ya que perdieron su papel y su función ecológica, es decir, es como si estuvieran extintas», dice Gerardo Ceballos.
El 90% de la Gran Barrera de Coral está agonizante. En algunas zonas cercanas a la costa de Florida han desaparecido el 90% de los corales. Las pérdidas globales oscilan entre casi un 69% y un 85%. Los corales supervivientes ocupan poco más de la mitad del suelo marino de antaño. Si no se pone freno a la sobrepesca, la contaminación y el cambio climático, los arrecifes desaparecerán antes de 30 años. Pero lo que realmente está en juego es el peligro real en que se encuentra la humanidad.
Los ciudadanos «deben insistir en que sus gobiernos pasen a la acción inmediata, como un imperativo moral hacia las actuales y futuras generaciones»; y que cada uno reexamine y modifique los comportamientos individuales reduciendo o cambiando el consumo por habitante de combustibles fósiles, carne y otros recursos. Hay que cambiar y actuar ya. Pronto será demasiado tarde para cambiar la trayectoria de destrucción de la Tierra, nuestro hogar.
«La diferencia (de las extinciones anteriores) con la actual es que en este caso es causada por el hombre y la rapidez con la que se está produciendo, porque en tiempo geológico esto es instantáneo. Existe una gran maquinaria de manipulación de la información para que no se sepa ala magnitud correcta así justificar y poder seguir haciendo las cosas como las hemos hecho hasta ahora», señala el ecólogo Gerardo Ceballos, premio BBVA de Biodiversidad.
http://www.abc.es/sociedad/abci-civilizacion-colapsara-si-no-paramos-destruccion-especies-2201712022148_noticia.html
Puerta abierta a la esperanza.
«Las transiciones hacia la sostenibilidad se pueden producir de diferentes maneras, pero todas requieren presión de la sociedad civil y argumentaciones basadas en evidencias, liderazgo político, políticas adecuadas, mercados y otras consideraciones».
Para lograrlo, además de las iniciativas apuntadas, señalan las siguientes acciones:
· «Priorizando a la promulgación de grandes reservas protegidas de una proporción significativa de los hábitats terrestres, marinos, de agua dulce y aéreos de todo el mundo.
· Mantenimiento de los servicios…para la conversión de selvas, bosques, pastizales y otros hábitats naturales.
· Restaurar comunidades con plantas autóctonas a gran escala, principalmente, bosques.
· Implementar políticas adecuadas para remediar la extinción de especies animales, la caza furtiva y la explotación y comercio de especies amenazadas.
· Promover un cambio hacia dietas más vegetales y menos animales.
· Idear y promover tecnologías no contaminantes y adoptar masivamente energías renovables.
· Evaluar de manera científica el tamaño de población humana sostenible a largo plazo y pedir a las naciones y a sus líderes que apoyen ese objetivo vital. Para prevenir pérdidas catastróficas de biodiversidad y un deterioro generalizado de las condiciones de vida humana, la humanidad debe poner en práctica una forma de vida más sostenible ambientalmente que la actual».
Claro que, puede producirse otra hecatombe, -también de la mano del hombre-: la destrucción atómica. Nada está descartado, en absoluto, dado el potencial y las tensiones existentes. Pero también estamos cerca de un posible y masivo ataque telemático, que podría producir un apocalipsis virtual. La tecnología al servicio de la humanidad puede ser el mejor aliado o el mayor peligro.
El manifiesto de los sabios termina con esta entrañable y simple verdad: de nosotros depende. «Debemos reconocer, en nuestras vidas diarias y en nuestras instituciones de gobierno, que la Tierra con toda su vida es nuestro único hogar».