La política abortista suprime el futuro político

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Por Mn. José María Montiu de Nuix, doctor en filosofía, matemático, socio de CiViCa  

En España desde 1985 existen leyes que, contradiciendo a la ética natural más elemental, permiten el aborto en ciertos supuestos. Se trata pues de un experimento social que lleva ya más de 25 años existiendo. Esto aporta una serie de datos empíricos que permiten que hoy en día ya se puedan llegar a formular algunas importantes conclusiones sobre el futuro de la política pro - abortista. Pienso que, si se acepta el informe del Instituto de Política Familiar titulado “El aborto en España hoy (1985-2012)” (2014), puede concluirse que las políticas pro - abortistas, procedentes de orientaciones políticas cualesquiera, ya se llamen de izquierdas, de centro o de derecha, están abocándose a quedarse sin futuro político, ya que caminan hacia una gran pérdida de votos en las elecciones. En definitiva, fomentar el aborto ya no puede considerarse como algo políticamente rentable. Esto es lo que razonaremos acto seguido.

Por Mn. José María Montiu de Nuix, doctor en filosofía, matemático, socio de CiViCa  

En España desde 1985 existen leyes que, contradiciendo a la ética natural más elemental, permiten el aborto en ciertos supuestos. Se trata pues de un experimento social que lleva ya más de 25 años existiendo. Esto aporta una serie de datos empíricos que permiten que hoy en día ya se puedan llegar a formular algunas importantes conclusiones sobre el futuro de la política pro – abortista. Pienso que, si se acepta el informe del Instituto de Política Familiar titulado “El aborto en España hoy (1985-2012)” (2014), puede concluirse que las políticas pro – abortistas, procedentes de orientaciones políticas cualesquiera, ya se llamen de izquierdas, de centro o de derecha, están abocándose a quedarse sin futuro político, ya que caminan hacia una gran pérdida de votos en las elecciones. En definitiva, fomentar el aborto ya no puede considerarse como algo políticamente rentable. Esto es lo que razonaremos acto seguido.

Es cierto que en los últimos años ha aumentado mucho el número de abortos. Pero este hecho alarmante no debe hacer olvidar que es sólo una minoría de la población la que aborta. Conclusión ésta que es clara y que se apoya en diversas razones. Así, en esta sociedad cada vez más envejecida no son muchas las personas que cumplan simultáneamente las condiciones de no ser varón y, a la vez, encontrarse en edad de posible embarazo. De las pocas jóvenes existentes, la franja en la que concurre un grandísimo número de abortos se limita a las edades comprendidas entre 20 y 30 años. Además, la mayoría de los embarazos no terminan en abortos. Según la fuente citada, durante el 2012, algo más de cuatro de  cada cinco embarazos terminaron en nacimiento, no en aborto. En dicho año se llegó a superar con creces la cifra de medio millón de nacimientos. Y esto acaecía precisamente en el año más desfavorable: el año en que se registró un mayor número de abortos y que llevaba ya sobre sus espaldas una historia de más de 25 años de promoción de la ideología del aborto.

Además, es seguro que la minoría pro – abortista distribuirá su voto político entre partidos políticos pro – abortistas, políticamente antagónicos entre sí, así como también entre partidos que no son partidarios del aborto, al interesarles también otras cuestiones, tales como las económicas. En definitiva, que quedan sólo los votos de una parte de lo que de sí no era ya más que una mera minoría. También es posible que muchos de estos votos no vayan precisamente a partidos que se consideren de derechas o de centro.

Además la propia política pro – abortista genera en su mismo seno los principios contrarios a ella misma: los nuevos ciudadanos que pueden votar han nacido no de abortistas sino de familias con mentalidad pro-vida, existencia de otros electores tales como abortistas arrepentidas, varones molestos por abortos de su chica, etc. Así, a medida que van transcurriendo los años de práctica de una política pro – abortista, el panorama electoral va cambiando en su propia contra. Son además muchas las personas que son contrarias al aborto.

¿Por qué no ha sido posible obtener una mayoría sinceramente y decididamente pro-abortista? Porque es ley escrita en el corazón humano que las madres de natural aman a sus hijos. Y ello se constata constantemente. Por muchos engaños a que se las someta, por mucho que llegase a aumentar el número de pro – abortistas, no se puede pretender que llegue a ser una mayoría las mujeres que contradigan fuertemente su inclinación natural hacia sus hijos. También es cierto que algunas mujeres a medida que van madurando van también captando más y con mayor profundidad algunos de estos valores. Además, por si esta inclinación fuese poco, en España se ha cultivado durante muchos cientos de años un gran humanismo, lo cual afianza aún más esta inclinación. En definitiva, los políticos pro-abortistas están condenados a tener a favor sólo una minoría, aún si ésta constase de no pocas personas.

En suma, así como dejar muchos votos a cambio de pocos, o dejar una mayoría por una minoría, o dejar una herencia por un plato de lentejas, resultaría algo políticamente absurdo, también resultaría políticamente absurdo pensar que una política abortista es políticamente rentable. No se olvide que el socialismo fue derrotado en las urnas precisamente poco después de haber endurecido la ley del aborto. No olvidemos que fue aquella la ley sobre el aborto más pésima de la historia de España,  y que fue la que el Partido Popular durante su campaña electoral se había comprometido a reformar. Cuando veas las barbas de tu vecino quemar, pon las tuyas a remojar. Se requiere, pues, en definitiva, una vuelta al sentido común, a la sensatez.

CíViCa
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