Trabajar y tener hijos: el gran reto familiar del siglo XXI

COSMOGONÍA TEOLÓGICA-NATURAL. III MILENIO… (2)
25/02/2011
El Vaticano presentará alternativas a fecundación artificial
28/02/2011

Por José Antonio Méndez - Publicado en Alfa y Omega, 24 de febrero 2011

Hacer compatible el tener hijos y desarrollar una vida laboral normal es uno de los deseos más comunes de cualquier familia..., y también uno de sus retos más complicados. Mientras los grupos de izquierda tachan de rancias y de ultraderechistas las medidas que apoyan la maternidad, el 85% de las españolas reconocen que han renunciado a tener hijos por motivos laborales; entre otras cosas, porque el embarazo es una de las causas más comunes en la discriminación laboral contra las mujeres. Los expertos reclaman horarios de trabajo más razonables y verdaderas políticas familiares.

Por José Antonio Méndez – Publicado en Alfa y Omega, 24 de febrero 2011

Hacer compatible el tener hijos y desarrollar una vida laboral normal es uno de los deseos más comunes de cualquier familia…, y también uno de sus retos más complicados. Mientras los grupos de izquierda tachan de rancias y de ultraderechistas las medidas que apoyan la maternidad, el 85% de las españolas reconocen que han renunciado a tener hijos por motivos laborales; entre otras cosas, porque el embarazo es una de las causas más comunes en la discriminación laboral contra las mujeres. Los expertos reclaman horarios de trabajo más razonables y verdaderas políticas familiares.

Estoy un poco preocupado, porque Tatiana no está para ir a trabajar con normalidad. No está enferma, pero los médicos y las empresas tendrían que entender que, con un embarazo de ocho meses, una mujer está más cansada, pesa mucho más, no es bueno que madrugue tanto… ¡Es de lógica! Pero no hay alternativas. Y cuando nazca Emma, el permiso de paternidad… ¡puf!, sólo sirve para hacer los papeles y poco más. Todo el mundo sabe que es difícil tener hijos y trabajar, pero nadie hace nada”. Este comentario de Benjamín, un francés afincado en Madrid que espera, junto a su esposa Tatiana, el nacimiento de su primera hija, es hoy una queja frecuente entre las parejas españolas. Es vox populi: conciliar el trabajo y la vida familiar es todo un reto.

Hace sólo unos días, la Fundación Acción Familiar hizo público el estudio Mujer e Igualdad de Trato. Análisis de la maternidad en la Unión Europea, que, con datos del Instituto Nacional de Estadística y del Eurostat, dibuja un panorama sombrío: en España, el 51% de las mujeres que tienen un trabajo remunerado no tienen hijos, y la mayoría aduce como motivo principal la dificultad para compatibilizarlo con la vida laboral, porque “la noticia del embarazo de una trabajadora suele ser visto como un problema para la empresa”. Eso lleva a que, además, el 85% de las trabajadoras que han tenido un hijo, renuncian a tener otro.

Sin reemplazo económico

La consecuencia de esta incompatibilidad hijos-trabajo es que España no llega a la tasa mínima que garantice el reemplazo generacional: nuestro índice de fecundidad es del 1’44%, frente al 2’1% necesario. Así, el informe Mujer e Igualdad de trato señala la “clara relación entre el comportamiento de la natalidad y el funcionamiento del sistema económico”, pues “un crecimiento económico sostenido necesita de la acumulación de capital humano”. Por eso, “este fuerte descenso de la natalidad, junto al aumento en la esperanza de vida, dan lugar a un aumento en las tasas de dependencia, con los consecuentes efectos sobre los estados de bienestar europeos”.

Las ayudas sí ayudan

La crisis ha revelado, además, que invertir en familia es el mejor seguro en tiempos de carestía. De hecho, el Consejo de Europa aprobó, en mayo, el documento Invertir en la cohesión de la familia como un factor de desarrollo en tiempos de crisis, que reconoce que “la cohesión de la familia produce beneficios materiales y virtudes espirituales muchas veces no reconocidas, como paz, estabilidad, bienestar, estabilidad económica y ahorro, etc.” y anima a los Estados miembros a promover la conciliación familiar-laboral. Por desgracia, España está, con Polonia y Malta, a la cola de la Unión Europea en ayudas a la familia, tanto por la escasa cuantía de las ayudas directas, como por el número de familias que pueden acceder a ellas: 9 de cada 10 familias españolas no tienen derecho a estos incentivos. Ante esto, los datos del Eurostat confirman que, en los países que han adoptado medidas como la flexibilidad en el trabajo o las ayudas para el cuidado de los hijos, se ha producido un aumento de la fecundidad: en Francia, el número de hijos por mujer ha ido subiendo desde 1998, y llegó a rozar el índice de reemplazo en 2006; Irlanda ya supera los 2 hijos por mujer…

Racionalizar los horarios

Pero la falta de ayudas directas no es, ni mucho menos, la principal causa de esta situación. El informe de Acción Familiar recoge que, además de una cultura hedonista que promueve el consumismo egoísta, “entre las razones del comportamiento (anti-natalista) figuran los horarios y jornadas de trabajo fuera de casa, que dificultan la conciliación familia-trabajo, y que afecta de manera especial a la mujer, así como la insuficiencia de recursos y servicios que ayuden al cuidado de los más pequeños. También la compatibilidad de los horarios y el calendario escolar crea dificultades a las familias, cuando el padre y la madre trabajan fuera del hogar”. Por eso, una de las medidas que mejor posibilitan la conciliación laboral y familiar es racionalizar los horarios de trabajo.

Y ya hay experiencias de éxito que se podrían aplicar en nuestro país. El informe Diez años de conciliación en España, que acaban de publicar el Centro de Trabajo y Familia del IESE y el observatorio The Family Watch, explica que, “en países como Holanda, Francia, Alemania, Suecia o Noruega, la racionalización de horarios ha hecho posible tres objetivos simultáneos: una mayor incorporación de la mujer al mercado laboral, el aumento del índice de fertilidad y un incremento de productividad en relación con el número de horas trabajadas”. Tras analizar datos de 5.000 empresas españolas, el informe reconoce que “las políticas de flexibilidad laboral, tanto en el tiempo como en el espacio, son las más demandadas por los empleados, aunque algunas empresas todavía se resisten a generalizarlas, por temor a dificultades organizativas”.

Crear cultura pro familia…

El análisis del The Family Watch también explica que “lo que de verdad ayuda a que el trabajo no se convierta en un obstáculo para el desarrollo del proyecto personal es el convencimiento de los empresarios”, o sea, de toda la sociedad. Y por eso, el informe de Acción Familiar reclama de las autoridades crear una cultura de respeto y promoción de la familia y de la maternidad: “La sociedad, y especialmente el sector público, debe ayudar a las mujeres a ejercer su derecho básico a la maternidad. Eso obliga a valorar el trabajo no remunerado que realizan y a reconocer el valor de la vida que aportan como un bien irrenunciable para una sociedad que desea prosperar”, así como a organizar “políticas de conciliación de la vida familiar y laboral que no consideren a los hijos como obstáculos para el acceso y permanencia de la mujer en el mercado laboral, sino como el capital humano imprescindible sin el que no es posible el bienestar social”.

Pero el panorama político español no es especialmente alentador…. a pesar de la izquierda

Las fuerzas políticas de la izquierda española tienen curiosas reacciones ante las iniciativas de apoyo a la maternidad. Así, cuando la pasada semana el Parlamento gallego estudiaba aprobar una Ley de apoyo a la familia, el PSOE calificó la medida de “predemocrática”, por proponer un “modelo familiar de la ultraderecha”, desde una visión “rancia y retrógrada”. También los socialistas valencianos calificaron de “doctrinal e ideológica” la Ley de Protección de la Maternidad que ha aprobado la Comunidad Valenciana; y la Asociación de Mujeres Divorciadas aplaudió la eliminación del cheque-bebé por ser “natalista e inadecuado”. De hecho, los partidos de izquierda han votado en contra de todas las Iniciativas Legislativas Populares que la Fundación Red Madre ha propuesto a nivel autonómico para ayudar a las mujeres embarazadas, como la que acaba de aprobar la Asamblea de Madrid.

Como concluye el informe de Acción Familiar, “no puede continuar el debate centrado en la necesidad de más ayudas económicas directas y nuevas plazas de guardería, prescindiendo del papel cuidador y educativo que los padres tienen desde el nacimiento de sus hijos”.

Conciliar también es cosa de hombres

Una de las engañifas que hacen más flagrante la discriminación laboral femenina es pensar que la conciliación laboral y familiar es cosa de mujeres. Sobre todo, porque, como señala el informe Mujer e igualdad de trato, de la Fundación Acción Familiar, esta visión reduccionista del papel del hombre en el hogar ha llevado a que “las mujeres se han visto obligadas a masculinizar sus comportamientos y han comenzado a retrasar su maternidad y, en ocasiones, se ven obligadas a renunciar a ella”. Sin embargo, el informe destaca que “es una obviedad que no se puede hablar de maternidad sin hacer referencia a la paternidad”, pues “padre y madre desempeñan unas funciones imprescindibles e insustituibles en la formación de una familia y en la educación de los hijos”. Por eso, la Fundación reclama “proteger el derecho de la mujer a tener un hijo así como a trabajar fuera del hogar, pero también el derecho de los hijos a tener un padre y una madre, y el del padre a tener y a cuidar a su hijo”. Esta propuesta está en línea con la realizada por el Consejo de Europa a sus Estados miembros, cuando reclaman, “ante el déficit de conciliación de la vida laboral y familiar” la creación de medidas “para hombres, y no sólo para mujeres, que puedan llevar a que estas no tengan que afrontar solas el doble trabajo laboral y familiar”. Además, según un estudio de la London School of Economics, “los matrimonios donde el hombre se implica más en las tareas domésticas tienen menos riesgo de divorcio”

Nicolás Jouve de la Barreda
Nicolás Jouve de la Barreda
Catedrático Emérito de Genética de la Universidad de Alcalá. Presidente de CiViCa.