El Señor del mundo: el buenismo perverso

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Por José Manuel Belmonte (Dr en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa)

Vaya por delante una muestra de aquí y ahora.  Han intentado boicotear el WCF, el Congreso Mundial de Familias, que se celebrará en Madrid del 25 al 27 de mayo, cuyo lema en esta ocasión es: Matrimonio y Familia, el futuro de la sociedad.

Con estos datos: 2.000 personas inscritas (el Palacio de Congresos tiene una capacidad de 2.000),  200 niños inscritos en la guardería, 300 voluntarios, 150 periodistas acreditados, 125 ponentes, 69 ponentes extranjeros procedentes de Europa, América, Asia, África y Oceanía; 49 medios de comunicación acreditados procedentes de Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Italia, Francia y España, 45 stands en la Feria de Expositores, 18 intérpretes, 16 mesas redondas, 6 programas de televisión se realizarán en el Congreso… Han tenido que pedir amparo, y protección especial a la policía además de reforzar la seguridad privada, porque se les acusa de “apología del odio y la discriminación hacia la diversidad sexual y familiar”. ¿Os parece subversivo?

Por José Manuel Belmonte (Dr en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa)

Vaya por delante una muestra de aquí y ahora.  Han intentado boicotear el WCF, el Congreso Mundial de Familias, que se celebrará en Madrid del 25 al 27 de mayo, cuyo lema en esta ocasión es: Matrimonio y Familia, el futuro de la sociedad.

Con estos datos: 2.000 personas inscritas (el Palacio de Congresos tiene una capacidad de 2.000),  200 niños inscritos en la guardería, 300 voluntarios, 150 periodistas acreditados, 125 ponentes, 69 ponentes extranjeros procedentes de Europa, América, Asia, África y Oceanía; 49 medios de comunicación acreditados procedentes de Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Italia, Francia y España, 45 stands en la Feria de Expositores, 18 intérpretes, 16 mesas redondas, 6 programas de televisión se realizarán en el Congreso… Han tenido que pedir amparo, y protección especial a la policía además de reforzar la seguridad privada, porque se les acusa de “apología del odio y la discriminación hacia la diversidad sexual y familiar”. ¿Os parece subversivo?

Parecerá mentira pero, es verdad. Los intolerantes de izquierdas y los que se ocultan bajo el arcoíris se han puesto a decir lo que hay que hacer, quien lo debe hacer a los que defienden la vida y la familia. ¡Democracia, vamos! Hay mucha más batalla subterránea de lo que parece. Ayer mismo he recibido este mensaje: “por favor, échame una mano para que podamos seguir defendiendo nuestras ideas y nuestras convicciones frente a los intolerantes. ¡Muchas gracias!”.

La sociedad debe reaccionar, pero está enferma. La sociedad puede perder, o ha perdido ya, la capacidad de reacción por el Síndrome de Inmunodeficiencia Social (SIS).

Reconozco que este tema me tiene preocupado. Cuando ves que la cosa viene de lejos, que el mundo es un pañuelo, que la crisis económica denota algo mucho más profundo, es para preocuparse. Seguro que el lector también se preocuparía si supiera que al profundizar en el tema se descubre que lo que está pasando actualmente ya fue anunciado de antemano. De hecho hoy me voy a referir a lo que algunos han llamado una “profética novela que nos revela las claves del mundo actual”. Una novela escrita en 1908, que en su momento pasó casi desapercibida, pero que reeditada, (Homo Legens, Madrid en 2006), ha cobrado relevancia mundial, sin que la gente tome conciencia.

El marco de síntomas preocupantes que, están al alcance de cualquier observador, fue descrito ya hace un siglo. ¿Se está cumpliendo? Algunos comentaristas hablan de “profecías cumplidas”. Se trata de la brillante novela de Robert Hugh Benson,Lord of the World”,“Señor del Mundo”, (1871-1914). Hay otra traducción castellana, anterior y en formato de bolsillo, titulada “El Amo del mundo”.

Para publicar este artículo he querido leer algunos comentarios sobre la novela.  Quiero citar al gran crítico inglés Joseph Pearce, a Cristobal Orrengo, Profesor en la Universidad de los Andes en Chile, a Juan García Inza, David Amado, así como las notas del Centro Cultural Charles Peguy, etc.  De algún modo coinciden en la afirmación de que “la novela-pesadilla de Benson se está haciendo realidad ante nuestros ojos”. Puede decirse, pues, que el libro suscita una gran curiosidad “despertada por el presentimiento de lo verdadero”.

La novela se encuadra en las de ciencia ficción distópica, como ”Nosotros” de Zamiatin  (1921),  “Un mundo feliz” de A.Huxley (1932) y “1984” de Owen, publicada en 1949.  La lengua se utiliza  con fines  de adoctrinamiento, cuya clave principal es que a pesar de los conceptos  de progreso, paz, derechos, tolerancia e igualdad, el poder absoluto cuando no  tienen límites, corrompe. Aclaremos que se entiende por “distopía” lo contrario de “utopía”, es decir, “una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de la sociedad ideal”.Esta novela, ficción político-religiosa, se sitúa hacia finales del siglo XX, o tal vez los últimos tiempos. El mundo está regido por partidos políticos enteramente racionalistas y materialistas. Parecen buscar la paz y la fraternidad entre los hombres. Pero se vive al ritmo de la naturaleza. La humanidad desorientada, vive un mundo insustancial, sin profundidad y sin valores. “Era un mundo del que Dios parecía haberse retirado, dejándolo empero en un estado de alta complacencia, un estado sin fe ni esperanza verdadera” (p.103). Lo contrario también es verdad, es decir, la humanidad “le dio la espalda a Dios, y cuando creía que no le veía, se lanzó al ataque de sí misma. Así lo pensaba también Henry de Lubac, cuando decía que «no es verdad, como se dice en ocasiones, que el hombre no pueda organizar el mundo de espaldas a Dios. Lo que sí es verdad es que el hombre, si prescinde de Dios, lo único que puede organizar es un mundo contra el hombre».

En ese estado de cosas, surge un líder, Felsenburgh, políglota, que se convierte en Presidente de Europa y es aclamado por las multitudes como un nuevo Mesías. Se entiende bien con los representantes de las diferentes culturas y civilizaciones. Aparece como pacifista y destaca por su culto humanista. Pero el humanismo se desliza hacia el humanitarismo, sin dimensión religiosa. “Los hombres no se dirigirán a un Dios que se empeña en mantenerse oculto, sino al Hombre, a quien ha sido revelada su propia esencia divina. Ha muerto lo sobrenatural, o, por mejor decir, sabemos hoy que nunca ha existido…. Habrá que destruir todos los códigos, eliminar barreras”.  Igualmente su discurso sobre la paz es sólo una tapadera de su ambición de poder. Muy pocos se dan cuenta. Le encanta establecer alianzas entre civilizaciones, y declara la guerra a la Iglesia Católica.  Todo son palabras envolventes, de terciopelo, paz, justicia, verdad. Con su poder retórico absoluto. Pero de hecho la libertad, la religión y la misma humanidad están en peligro.

Se impone sutilmente, sin violencias, el humanitarismo y el pacifismo. Se controla a los católicos, que son tolerados en sus prácticas privadas pero que carecen de los derechos civiles. Todo debe reducirse al ámbito privado. Se impone el laicismo y el relativismo. Su verdad no es más que la mentira impuesta. El discernimiento sobre el bien y el mal  se deja en manos de la conveniencia de cada cual. Por eso, hay muchas deserciones y abandonos de las convicciones de la fe. El personaje adopta un talante amable y conciliador, pero al mismo tiempo diabólicamente planificado para ir minando los grandes pilares y valores en los que se asienta la cristiandad. De este modo, cada vez es más fácil la manipulación y cosificación del ser  humano. La eutanasia, por ejemplo, se practica como algo natural. Eliminados los principios éticos y morales, la dignidad humana desaparece. Percy Franklin, un sacerdote, viaja a Roma con la buena intención de convencer al Papa de que se modernice. Sin embargo allí comprende que debe profundizar más en su fe y entregarse más a Dios. Posiblemente “El Señor del mundo” sea, el postrer enemigo.

En resumen: Es una novela, armada con tanta maestría e ingenio que el lector puede descubrir paralelismos con la situación político-cultural actual. Algo difícil de imaginar a comienzos del siglo XX. Benson, sin dejar la ficción, consigue un retrato plausible del mayor enemigo de la humanidad y de la religión. El humanitarismo se ha vuelto muy peligroso, para la humanidad en general y para el cristianismo en particular, justamente porque prescinde de “lo divino” en el hombre. Ahora bien, el Enemigo posiblemente no haya que buscarlo sólo fuera, en alguien concreto y visible. Puede ser un grupo o muchos. El virus también puede estar en el interior de cada uno de nosotros. Son muchas  las cosas que nos alejan de la luz y de la verdad, incluso del sentido común. Nuestro yo no admite imposiciones, ni acatamientos legales o religiosos. La corrupción está muy generalizada. Las ideologías muy activas y radicalizadas. Los ataques son cada vez más continuos. ¿Es el mal? La sociedad actual, ni aquí, ni en otros lugares reacciona. “Resulta peligrosa la facilidad con que todos nos habituamos a cualquier cosa, sometidos a un lento proceso de intoxicación”. J.A.Marina.

Encontrarán en la lectura de esta obra quien es el verdadero “Señor del mundo”.   Parece que hay que estar alerta, porque  según termina diciendo el autor “sus alas giraban para conducirlo hasta el lugar donde se aprestaba a asestar el golpe  definitivo”.

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa