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Analfabetismo afectivo y cultura del amor

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Un extenso artículode Mons. Livio Melina, Presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el Matrimonio y la Familia.

La experiencia del amor se nos presenta como una aventura, un riesgo que se corre, algo dinámico, que nos impulsa hacia adelante, hacia una plenitud nueva y desconocida. No se trata sólo de complacerse con una sensación que sentimos hacia alguien, sino de aprender a amar, es decir, de convertirnos en sujetos capaces de amar de verdad...

Un extenso artículode Mons. Livio Melina, Presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el Matrimonio y la Familia.

La experiencia del amor se nos presenta como una aventura, un riesgo que se corre, algo dinámico, que nos impulsa hacia adelante, hacia una plenitud nueva y desconocida. No se trata sólo de complacerse con una sensación que sentimos hacia alguien, sino de aprender a amar, es decir, de convertirnos en sujetos capaces de amar de verdad…

Indicamos a continuación la Conclusión final y recomendamos encarecidamente su lectura por suponer un auténtico mensaje sobre el sentido del amor en las relaciones afectivas familares.

Conclusión
«El futuro de la humanidad pasa por la familia»: estamos ahora en condiciones de evaluar el carácter verdaderamente profético de esta afirmación, usada hace veinticinco años por Juan Pablo II en la exhortación apostólica Familiaris consortio31. No es exagerado decir que si se destruye la familia, se reducirá el ámbito de cultura en el que el hombre puede encontrarse a sí mismo y crecer en su auténtica humanidad, en su capacidad de aprender a amar hasta el don de sí. Una sociedad que destruye la familia es una sociedad llamada al suicidio. Ahora, la posibilidad de esta destrucción está ante nosotros. Por esto, el desafío se nos presenta dramático y urgente. La respuesta ha de desarrollarse a varios niveles: antropológico, ético, jurídico, educativo. Ante todo, debe tener un carácter.

conscientemente orgánico, capaz de afrontar la construcción de una auténtica "cultura de la familia". Hace unas pocas semanas, Benedicto XVI nos dijo: "La comunión de vida y de amor, que es el matrimonio, se convierte así en un auténtico bien para la sociedad. Evitar la confusión con otros tipos de uniones basadas en un amor débil constituye hoy algo especialmente urgente. Sólo la roca del amor total e irrevocable entre el hombre y la mujer es capaz de fundamentar la construcción de una sociedad que se convierta en una casa para todos los hombres "32. La tarea que tenemos delante es la que nos indicaba Juan Pablo II: "enseñar a amar", para que la persona y la sociedad pongan sus bases sobre la roca firme del amor auténtico y las familias sean hogares capaces de cultivar al hombre según su vocación originaria.