¿Tiene usted una predisposición genética al comportamiento antisocial?

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Por William Raillant-Clark, International Press Attaché, Publicado en University of Montreal (officially Université de Montréal) Nouvelles, el 16 de Diciembre de 2014

Tanto las experiencias positivas como las negativas influyen en cómo determinadas variantes genéticas afectan al cerebro de tal modo que condicionan el comportamiento, según un estudio publicado. Sheilagh Hodgins de la Universidad de Montreal y del Institut Universitaire Santé Mentale de Montréal, autor principal del trabajo explicó que: «se presentan pruebas que parecen demostrar los efectos sobre el comportamiento agresivo de ciertas variantes de genes que son comunes en la población humana, en dependencia de factores ambientales y en interacción entre ellos. Hemos realizado un estudio para determinar si la delincuencia juvenil está asociada a las interacciones de tres variantes genéticas comunes y de experiencias ambientales positivas y negativas». Este estudio fue publicado por Hodgins y sus colegas el 11 de diciembre de 2014 en la revista International Journal of Neuropsychopharmacology.

Por William Raillant-Clark, International Press Attaché, Publicado en University of Montreal (officially Université de Montréal) Nouvelles, el 16 de Diciembre de 2014

Tanto las experiencias positivas como las negativas influyen en cómo determinadas variantes genéticas afectan al cerebro de tal modo que condicionan el comportamiento, según un estudio publicado. Sheilagh Hodgins de la Universidad de Montreal y del Institut Universitaire Santé Mentale de Montréal, autor principal del trabajo explicó que: «se presentan pruebas que parecen demostrar los efectos sobre el comportamiento agresivo de ciertas variantes de genes que son comunes en la población humana, en dependencia de factores ambientales y en interacción entre ellos. Hemos realizado un estudio para determinar si la delincuencia juvenil está asociada a las interacciones de tres variantes genéticas comunes y de experiencias ambientales positivas y negativas». Este estudio fue publicado por Hodgins y sus colegas el 11 de diciembre de 2014 en la revista International Journal of Neuropsychopharmacology.

Se invitó a estudiantes de 17 a 18 años de edad de Västmanland, un condado sueco, a participar en el estudio. 1.337 accedieron a hacerlo. De forma anónima completaron cuestionarios informando sobre comportamientos delincuentes, conflictos familiares, experiencias de abuso sexual y la calidad de su relación con sus padres. También proporcionaron una muestra de saliva de la cual los investigadores extrajeron ADN.

El gen de la Monoamino-oxidasa A (MAOA) codifica una enzima clave en el catabolismo de los neurotransmisores del cerebro, las monoaminas, especialmente la serotonina. El catabolismo es la ruptura de materiales complejos y la liberación de energía dentro de un organismo. Según explicó Hodgins: «aproximadamente el 25% de los hombres caucásicos llevan la variante menos activa del gen MAOA. Entre ellos, los que sufren de abuso físico en la infancia son más propensos de mostrar conductas antisociales graves desde la infancia hasta la edad adulta que aquellos que no sufren estos abusos. Entre las mujeres es la variante de alta actividad del gen MAOA la que interactúa con la adversidad en la niñez para aumentar la probabilidad de conductas antisociales».

El gen BDNF da lugar a un factor neurotrófico derivado del cerebro que modula la plasticidad neuronal. La expresión plasticidad neuronal se refiere a la capacidad de nuestras células cerebrales para reorganizar las vías y conexiones a lo largo de nuestras vidas. Las variantes génicas que expresan baja actividad de BDNF son comunes en aproximadamente el 30% de las personas. Algunos estudios anteriores mostraron que estas variantes se asociaban con comportamiento agresivo si los portadores habían estado expuestos a padres agresivos.

Hodgins explica que el tercer gen que se estudió fue el transportador de serotonina 5-HTTLPR, y que la variante de baja actividad de este gen la poseen aproximadamente el 20% de las personas. Entre los portadores de esta variante de baja actividad, los expuestos a la adversidad en la niñez son más propensos a exhibir comportamiento antisocial y agresivo.

Continía explicando Hodgins que: «encontramos que las tres variantes genéticas indicadas interactúan entre sí y con la ocurrencia de conflicto familiar y abuso sexual para aumentar la probabilidad de delincuencia y con una relación padres-hijos positiva para disminuir el riesgo de la delincuencia. Entre los portadores de las variantes de los tres genes de baja actividad, aquellos que habían estado expuestos a conflictos familiares o abuso sexual o ambos revelaban altos niveles de delincuencia, mientras quienes informaron sobre una relación positiva y cálida con sus padres reportaron poca o ninguna delincuencia». Por lo tanto, las mismas variantes genéticas se asociaron con altos y bajos niveles de delincuencia dependiendo de la exposición a ambientes negativos o positivos.

En conclusión, las variantes de tres genes MAOA, BDNF y 5-HTTLPR, interactuan entre sí y con factores ambientales negativos para aumentar el riesgo de delincuencia juvenil y con un factor ambiental positivo para disminuir el riesgo de la delincuencia en una gran muestra de adolescentes. Según Hodgins: «estos hallazgos se añaden a otros estudios que muestran que los genes afectan al cerebro y al comportamiento, alterando la sensibilidad hacia el entorno».

Referencia bibliográfica:

Kent W Nilsson, Erika Comasco, Sheilagh Hodgins, Lars Oreland, Cecilia Åslund. Genotypes do not confer risk for delinquency but rather alter susceptibility to positive and negative environmental factors: Gene-environment interactions of BDNF Val66Met, 5-HTTLPR, and MAOA-uVNTR. International Journal of Neuropsychopharmacology(2014).

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