Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
Del minuto de silencio en Vigo por un policía, el día 29, a la muerte en el Calderón han transcurrido menos de 24 horas.
No soy comentarista deportivo, solo escribo de ética social. (Tranquilo amigo Felipe García, no intento pisar tu terreno). Tampoco me mueve el corporativismo periodístico, sino la verdad.
El mismo sábado, pude leer lo que contaba un periodista en Internet: “Vergonzoso lo ocurrido esta noche en el Estadio de Balaídos. Como vigués me pregunto hasta cuánto permitirá el Celta que esos canallas sigan accediendo al estadio y adueñándose de él”.
Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
Del minuto de silencio en Vigo por un policía, el día 29, a la muerte en el Calderón han transcurrido menos de 24 horas.
No soy comentarista deportivo, solo escribo de ética social. (Tranquilo amigo Felipe García, no intento pisar tu terreno). Tampoco me mueve el corporativismo periodístico, sino la verdad.
El mismo sábado, pude leer lo que contaba un periodista en Internet: “Vergonzoso lo ocurrido esta noche en el Estadio de Balaídos. Como vigués me pregunto hasta cuánto permitirá el Celta que esos canallas sigan accediendo al estadio y adueñándose de él”.
Y para que todos sepan la verdad sigo con el texto: “Esta noche estaba previsto guardar un minuto de silencio en el estadio vigués de Balaídos en memoria de la agente de la Policía Nacional asesinada ayer en Vigo. Unos malnacidos han reventado este homenaje… Increíblemente, ante los gritos y silbidos de unos canallas, el árbitro ha decidido suspender el minuto de silencio y dar comienzo el partido. Lo que tendría que haber hecho el árbitro es suspender el encuentro”.
Y se explicaba, pero añadía un aviso para navegantes, que desgraciadamente ha resultado premonitorio: “Ya sé que sólo han sido algunos los canallas que han reventado ese merecido homenaje a la agente asesinada, pero los clubes deportivos sólo aprenderán a tomar medidas contra los grupos ultras cuando las acciones de éstos empiecen a tener consecuencias para quienes les consienten de todo en los estadios… No se puede consentir que unos energúmenos usen los estadios para desahogar sus peores prejuicios con formas propias de mafiosos. Esto se tiene que acabar” (Con tristeza, Elentir, gracias)
No habían transcurrido 24 horas, y teníamos otro muerto en Madrid, y arrojado al río. Además 11 heridos, 24 detenidos y 90 identificados cerca del estadio V. Calderón. Habían quedado por “guasap” para un enfrentamiento y lo que surja. A muerte por “guasap”. Los gallegos despistaron a la Policía, contratando su autobús en Lugo. Reyerta pactada o batalla campal con palos, barras de hierro, armas blancas y objetos contundentes de los bares cercanos. Los medios han dicho que se trata de un enfrentamiento grave entre “Ultras” del Deportivo de la Coruña y del Atlético de Madrid. Eran “Radicales” viejos conocidos de “Riazor Blues” y el “Frente Atletico”.
El fallecido una persona de 43 años, padre de 2 hijos. Descanse en Paz.
Hoy todos coinciden en el diagnóstico del periodista Elentir:“hay que expulsar a esta gentuza de los estadios”. “Esto se tiene que acabar”.
“El futbol debe ser motivo de unión” se decía por megafonía en el estadio. Pero… no se suspendió el partido. No es suficiente con la condena verbal, ni de los clubes ni de la Federación. ¡Hay que tomar otras medidas! No se olvide que no es la primera víctima que se produce junto a este estadio. Con Javier Romero, en España, son ya 11 los aficionados muertos, antes, en o después de los partidos.
¿Cuántos muertos más hay que poner delante de los Clubes para que tomen las medidas que acaben con estos actos que empañan el deporte y la competición? ¿Cuántos muertos hacen falta para que se suspenda un partido? ¿Hasta cuando se podrá consentir la violencia de reventar un homenaje, un Himno nacional, con silbidos o gritos racistas, o insultos graves lanzados por la afición rival? ¿Cómo que nadie es responsable?
¡Expulsen de una vez a los grupos ultras de los estadios, no los financien ni consientan como algunos clubs están haciendo!
La Comisión Nacional Antiviolencia, tiene que ser eficaz y contundente. Por el bien del deporte, y por el bien de todos, ¡Ni un muerto más! Socios o aficionados, sí, pero no cobijo de delincuentes. Al club que no sepa o no pueda controlar a los radicales, que se le apliquen las medidas disciplinarias más contundentes.
El alcohol y la manada, con una pequeña chispa se incendian. Mejor mantenerlos alejados o dispersos. No se puede mirar para otro lado aunque los “ultras” representen votos para los Presidentes de las entidades deportivas. ¡No todo vale! A los acontecimientos deportivos se va a disfrutar, (aunque a veces toque sufrir), pero nunca a velar cadáveres, ni perder la dignidad.
La rivalidad deportiva, es legítima, pero las aficiones no pueden enfrentarse en “un duelo a muerte”. Existe ya bastante violencia, sin que el deporte se manche de sangre. Hay que suspender los choques deportivos, cuando se producen actos de este tipo. No somos una manada de borregos. Hay que enseñar al respetable y a la ciudadanía, que con la violencia perdemos todos.