Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
Todo tiene un por qué y un para qué, aunque a veces no se sepa. Muchos no son conscientes de que la crisis económica ha sido y es un efecto, no una causa.
Los bancos siempre se han movido por interés y no por la claridad. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), la pasada semana, ha fallado contra ellos por opacidad y por "abuso". Les obliga a la devolución de todas las cantidades que cobraron en exceso por la aplicación de la "cláusula suelo".
Por José Manuel Belmonte (Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa)
Todo tiene un por qué y un para qué, aunque a veces no se sepa. Muchos no son conscientes de que la crisis económica ha sido y es un efecto, no una causa.
Los bancos siempre se han movido por interés y no por la claridad. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), la pasada semana, ha fallado contra ellos por opacidad y por «abuso». Les obliga a la devolución de todas las cantidades que cobraron en exceso por la aplicación de la «cláusula suelo».
En los préstamos hipotecarios para la compra de vivienda a tipo de interés variable, lo mismo que al alza se podía romper el techo, también podía romperse el suelo, a la baja.
A las entidades financieras, lo segundo no les interesaba. Los bancos que tenían esa cláusula impedían que la bajada se traslade a la cuota mensual. Muchos usuarios denunciaron esa cláusula abusiva que supone un perjuicio claro del consumidor, caracterizándose por su falta de transparencia y reciprocidad.
Y en ese contrato, el requisito de claridad y trasparencia era «imprescindible» para que el o los usuarios pudieran calibrar con conocimiento a lo que se comprometían. La justicia da la razón a los usuarios, y la declara ilegal, o nula esa cláusula.
Así que se habla de fraude bancario. La justicia obliga a la devolución íntegra de las cantidades cobradas al amparo de esa cláusula.“La declaración judicial del carácter abusivo de una cláusula debe tener como consecuencia el restablecimiento de la situación en la que se encontraría el consumidor de no haber existido dicha cláusula”. En líneas generales, sería un promedio de 8.000 euros a los prestatarios.
Parece poco, pero es una cantidad muy considerable y la justicia insta a que se devuelva cuanto antes. Es el peor escenario posible para las entidades financieras con esa cláusula, que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en Bruselas ampliara las devoluciones de las entidades a las firmas de los contratos, se ha cumplido. El impacto potencial es de unos 4.000 millones de euros, según el Banco de España. Aunque sean solventes son ellos los que quedan por el suelo.
Hay que hacer dos precisiones: a) No todos los bancos tenían esa cláusula en sus préstamos hipotecarios, luego ellos no se verán afectados; b) Aunque muchos han sido asesorados por ADICAE, asociación para la defensa de Consumidores y usuarios de Bancos, Cajas y Seguros, no todos los usuarios afectados han acudido a los tribunales, aunque tengan el mismo derecho a la devolución.
El Gobierno quería buscar un procedimiento extrajudicial para que los afectados pudieran recuperar el dinero cobrado de más por estas cláusulas. El desacuerdo con los políticos de la oposición aplaza, de momento, intervenir, vía Real Decreto, por ser un asunto «privado y personal» entre el banco y su cliente.
Seguro que alguno ha aprendiendo de los errores. El entorno judicial «ajustará» su actual jurisprudencia para evitar que algo así pueda repetirse.
Bajo la cartera, el corazón.
Aunque a los humanos lo que toca su bolsillo, les duele, su corazón también siente. El abuso de los bancos y/o poderosos, enseña que hay que ir a la raíz del problema. La crisis económica en general y la bancaria en particular son efecto de algo más profundo. Si solo se intenta dar solución a los casos puntuales, el problema persistirá y solo se habrá puesto un parche.
Lo que demuestran el abuso bancario actual, la burbuja inmobiliaria, la dinámica especulativa para enriquecerse rápidamente, no es solo un asunto económico, ni meramente judicial, ni siquiera es de orden social. Se han quebrado los pilares éticos y los valores morales. Estamos ante una mezcla de barbarie y de apariencia de humanidad. La crisis económica viene precedida de una crisis humana y espiritual. La Europa de los viejos europeos, ha perdido esa brújula y se resquebraja desde dentro, – brexit-, y su liderazgo se contesta desde fuera. El polo que desde siglos señalaba a Europa se desplaza hacia al Pacífico.
Lo que los maestros clásicos llamaban «usura» quedó engullida por el progreso; la codicia saltó las barreras y muros de contención ética. El capitalismo financiero, los «subprime», las operaciones a corto y la especulación pura y dura hacen pensar y esa es la tendencia de que «todo vale». Para crecer o triunfar «todo vale». No se tienen en cuenta las consecuencias que pueden acarrear. La especulación, la corrupción y el enriquecimiento rápido han relegado los valores humanos al baúl de los recuerdos. El triunfo y el ego, se han erigido en el centro del poder a plano mundial.
A modo de conclusión:
La dinámica especulativa que desde el último tercio del siglo pasado y lo que llevamos del siglo XXI viene imperando, no es propiamente una crisis económica, sino «una mutación financiera». Los Estados se han descapitalizado en favor de las entidades financieras privadas. Después del «todo vale», la dinámica es a mayor especulación mayor ganancia. Y engullen, vía informática, a los trabajadores, incluyendo los empleados bancarios, a los pobres; el medio ambiente les importan cada vez menos.
El Presidente del Banco Central Europeo, en 2009, calculó que el dinero que los Estados habían transferido a las entidades financieras era aproximadamente 9 billones de euros. Algo…increíble, que en dólares serían 12 billones de dólares. Desde entonces se ha incrementado, no disminuido.
Se piensa que así «construimos la realidad y el futuro» pero es sólo apariencia. Lo cierto es que unos pocos han acumulado en sus manos la mayor parte de la riqueza mundial y los medios de producción, y el 98% restante, incluido los gobiernos, (seamos conscientes o no) trabajamos para ellos.
Ahora, si disponen de tiempo echen una mirada a las injusticias, avaricia, guerras, miseria, violencia, corrupción, extorsiones, droga, atentados, hambre, enfermedades y miedos, que diariamente hacen infeliz al ser humano, y respondan: ¿de dónde proceden? Noam Chomsky, a quien el New York Times ha calificado como «el más importante de los pensadores contemporáneos» ha dicho: «La población general no sabe lo que está ocurriendo, y ni siquiera sabe que no sabe».
¿Puede tener algo que ver que Occidente y Europa hayan abandonado y olvidado de donde proceden: Grecia, Roma, y el mensaje de amor de Jesús de Nazaret? Algunos se han alineado con los fanáticos musulmanes y «quieren retirar la cruz,no por cumplir con la ley, sino porque es un símbolo religioso. Y quieren borrar a Dios del mapa» (Abogados cristianos).
¿O acaso se han dejado engañar por «El Señor del Mundo», capaz de ofrecer -tramposamente-, poder y progreso? El mismo Jesús fue tentado, según Mateo, 4, 8-10: «el diablo le llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrándote me adoras. Entonces Jesús le dijo: ¡Vete, Satanás! Porque escrito está: «Adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo servirás».
¿Que se tenga que devolver lo cobrado injustamente, es suficiente para que el totalitarismo ideológico respete la dignidad del ser humano? Lo justo no es solo salvar los bancos, ni siquiera obligarles a devolver lo cobrado abusivamente, sino que no se vuelva a jugar con la vida y la dignidad del ser humano, que -individual mente o en familia- ha tenido que pedir un préstamo.
El año 2017 es una nueva oportunidad para pensar.
¡Que sean felices!