Dr. José Mª Montiu de Nuix, sacerdote, Misionero de la Misericordia, doctor en filosofía, matemático, socio de CiViCa.
¡Cuánto bien se ha hecho a otros mediante un corazón humano en el que late el amor misericordioso! Este amor ha ayudado a resolver muchas situaciones difíciles por las que han atravesado las familias. Los siguientes cuatro ejemplos ilustran dicha verdad.
Dr. José Mª Montiu de Nuix, sacerdote, Misionero de la Misericordia, doctor en filosofía, matemático, socio de CiViCa.
¡Cuánto bien se ha hecho a otros mediante un corazón humano en el que late el amor misericordioso! Este amor ha ayudado a resolver muchas situaciones difíciles por las que han atravesado las familias. Los siguientes cuatro ejemplos ilustran dicha verdad.
El beato Tito Brandma (1881-1942), carmelita holandés, fue un padre misericordioso. En efecto: se encontraba detenido en Dachau. Aquí la bondad de su corazón le hizo compadecerse de su criminal enfermera nazi, a la que trató con delicadeza paternal. Ella, criminalmente, le puso la inyección fatal. Todo fue inyectársela, causarle la muerte, y convertirse. Así pues, la muerte de este sacerdote misericordioso dio a luz a dicha mujer. Su alma, en efecto, era un fruto precioso de la bella misericordia.
Santa Gianna Beretta Molla (1922-1962), médico, italiana, fue una madre misericordiosa. En efecto: supo que debía elegir entre ella y el pequeño que le crecía dentro. Resolvió que no la salvasen a ella, sino al niño. ¡Quiero que viva el niño! ¡Quiero que viva el niño! Lo decidió a pesar de tener esposo e hijos pequeños. Finalmente, la criatura nació. La acarició con gran ternura. Gianna fallecerá una semana después de tan difícil parto. Había dado la vida por amor misericordioso, porque ella se sentía mamá.
La beata Isabel Canori Mora (1774-1825), italiana, fue una esposa misericordiosa. En efecto: con el paso del tiempo su esposo pasó a despreciarla y a maltratarla. La traicionará, adulterando. Pero, Isabel no lo abandonará, lo tratará con misericordia. En esta difícil situación Jesucristo la sostendrá con sus dones místicos. El marido sólo cambiará tras la muerte de la esposa. Se le abrirán los ojos, la recordará con cariño y con lágrimas de arrepentimiento, incluso devendrá religioso y fallecerá en olor de santidad. ¡Tanto le había ayudado el amor misericordioso de su esposa!
La beata Laura Vicuña (1891-1914), chilena, fue una hija misericordiosa. En efecto: su madre enviudó. Madre e hijas pasarán a estar en una situación de penuria económica. La madre, queriendo remediarlo, arruinará su propia alma haciéndose amante de un aventurero. Cosa ésta que llevará a Laura a dar la vida por su madre. Estando ya Laura en el lecho de muerte se lo explicará. Ésta, arrodillada, lloraba. Laura le arrancará el juramento de cambiar de vida. Cosa que ésta cumplirá. Laura, tras el juramento de su madre, morirá diciendo: ahora muero contenta.
En suma, si en tu vida familiar hay amor misericordioso, bondad de corazón para con las miserias y las pequeñeces ajenas, el árbol seco florecerá.