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Por José Manuel Belmonte, Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa.

Alguien ha dicho: "¡Hay que sembrar! ¡Incluso en el desierto, hay que sembrar! ¿Qué va a pasar si no siembro?  ¿Sobre qué caerá la lluvia?"

Justo lo que yo he pensado, al conocer los hechos que les voy a contar.

Hay tanto desierto, y tanta sequia, que unos no aprecian el agua y otros no se esfuerzan en sembrar.

 Y... sin embargo, no es una metáfora sino una realidad. La semilla termina por brotar.  Cuando eso sucede desconcierta a todos, porque nadie lo espera. Pero ahí está ese brote verde, desafiando a la intemperie.

Por José Manuel Belmonte, Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa.

Alguien ha dicho: "¡Hay que sembrar! ¡Incluso en el desierto, hay que sembrar! ¿Qué va a pasar si no siembro?  ¿Sobre qué caerá la lluvia?"

Justo lo que yo he pensado, al conocer los hechos que les voy a contar.

Hay tanto desierto, y tanta sequia, que unos no aprecian el agua y otros no se esfuerzan en sembrar.

 Y… sin embargo, no es una metáfora sino una realidad. La semilla termina por brotar.  Cuando eso sucede desconcierta a todos, porque nadie lo espera. Pero ahí está ese brote verde, desafiando a la intemperie.

 No siempre se encuentra un terreno propicio en la sociedad. Más bien todo lo contario. Pero quien se arriesga, contra viento y marea, a hacer lo que tiene que hacer, al final se da cuenta que no ha perdido el tiempo. Alguien se ha beneficiado de su trabajo, aunque parezca que nadie lo ve.

En la familia pasa lo mismo. Cuando creemos que nadie ve lo que los padres hacen, que nadie escucha lo que en casa se dice, resulta que los niños sí lo veían, sí lo escuchaban. El afecto y el cariño, también las ideas, flotan en el ambiente y los envuelven. Algo cala en el alma de los niños.

Y… un buen día, sorprenden imitando a su madre, poniéndose los zapatos de tacón y mirándose en el espejo. O… con la brocha llena de jabón se embadurnan la cara, como  lo hace su papá.

 Pues bien: acabo de saber que un niño de 10 años vine de realizar algo fuera de lo normal, (por decirlo suavemente).

Me dicen que es un niño vivaracho listo como el hambre, vamos… "un diablejo" que juega al futbol, tiene una perrita y un montón de amigos en el edificio donde vive, pero también en el barrio o y  en el colegio donde estudia.

Además, le queda tiempo para ir a clases particulares de "chino".  Quiero decir, que el castellano y el gallego, para él entran dentro de la normalidad, y se atreve con una lengua, como "el chino", tan parecida. ¡Seguro que para él no tiene secretos, como para los cuatro mil millones  que lo hablan!

Los niños en general, además de lo que aprende, -en casa y en la escuela- juegan y se comunican entre sí y se cuentan sus aventuras.

 A Jorge le pasa igual.  Es un gallego, de Lugo, por más señas. Sus amigos le habían hablado de que, a veces, entregaban unos juguetes para niños que no tienen.  A ellos no se les pasa una, Lo controlan todo. Y además piensan.

Jorge sabe también, como todos, que los niños necesitan comer.  Así que tuvo una gran idea. Con sus amigos del barrio y algunos del cole, por su cuenta  y sin encomendarse a nadie, comenzó a recoger entre mamás, amigas y conocidas,  cercanas a su vivienda o a las de sus amigos, lo que quisieran darles para esos niños que no tienen nada y son de Lugo.

Nadie, ni en casa, ni en el cole, les indicó a quien debían entregarlo. Esa es la cuestión, de la siembra y de la lluvia. Esa es la maravilla. Nada escapa a su vista y lo saben.

Ha sorprendido a la Presidenta de PROVIDAV-LUGO POR EL DERECHO A VIVIR. Ha entregado a  Emilia, un montón de bolsas.  Lo que han podido buenamente recoger "para los niños" que esta Asociación atiende.  Han visto y oído de su trabajo, su dedicación y su entrega.  No hay tabúes, ni ideologías, ni derechas ni izquierdas. Para los niños hay niños, hay necesidades y soluciones. Y saben quien no pasa indiferente ante los que lo necesitan. Eso les basta. Y han sido consecuentes.

Jorge ha escogido, y se siente  enormemente contento y con una enorme sonría de pícaro, con su hazaña.  Cierto  que le han ayudado algunos amigos. Pero… tal vez son más vergonzosos. Tan sólo le ayudó , porque él no podía con todo.

Por supuesto, estos chicos cariñosos y amables que ahora han traído alimentos, como los que alguna vez se acercan  para entregar algún juguete -que ya no usan o han pedido que les compren sus papás-, demuestran su gran corazón. Son muy humanos.

Quiero dar a Jorge y a todos los niños  un abrazo y decirles  ¡MUCHAS GRACIAS! Nos habéis dado una gran lección.

¡Nada se pierde con el ejemplo del ejemplo! Hay que atreverse y esforzarse en sembrar! Los niños absorben todo: ¡lo bueno y lo malo! El futuro es de ellos, pero lo vamos sembrando los adultos.

Gracias a él y a todos y cada uno. Gracias a sus papás, a sus profesores, a sus amigos, que entre todos habéis hecho brotar un gesto tan hermoso para ayudar a estos niños de estas familias que PROVIDAV atiende.  

Por si no lo sabíais, a día de hoy, en nuestra Asociación, PROVIDAV-LUGO, ayudamos a 29 bebés  hasta 2 años y 21 de 3 en adelante, siendo  98 las personas que atendemos en total.

Así que, Emilia, la Presidenta, emocionada, le dijo a Jorge y a su amigo: "En nombre de los niños y familias a las que llega vuestro hermoso gesto: ¡Muchas gracias!"

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa