Por Manuel Ansede. Publicado en El Pais y Madri+d el 24 de septiembre de 2020.
El médico británico Jeremy Farrar, director de la Wellcome Trust, cree que es posible salir de la crisis en el verano de 2021
El 31 de diciembre de 2019, mientras media humanidad se preparaba para celebrar el cambio de año y dar la bienvenida bailando al prometedor 2020, el médico británico Jeremy Farrar publicó un mensaje a contracorriente en su cuenta de Twitter. “Preocupante”, escribió. Fue uno de los primeros en alertar de unas neumonías sin explicación recién detectadas en la ciudad china de Wuhan. “Cualquier cúmulo de infecciones respiratorias graves es realmente preocupante”, advirtió. Farrar sabía que podía ocurrir lo que efectivamente ocurrió. Llevaba años intentando preparar a la humanidad frente a una futura pandemia letal. El médico, nacido en Singapur en 1961, dirige la Wellcome Trust, una organización benéfica con sede en Londres que tiene 30.000 millones de euros en inversiones y dedica las ganancias a financiar la investigación científica más puntera. El 22 de diciembre de 2019, tras el éxito de una vacuna contra el ébola cofinanciada por su institución, Farrar declaró: “Podemos vencer al ébola, pero debemos prepararnos para lo que vendrá después”. Lo que vendría después ya estaba multiplicándose en China.
El equipo de Farrar ayudó a lanzar en 2017 la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), una entidad creada para acelerar las soluciones frente a las pestes emergentes. El 23 de enero ya estaban financiando tres vacunas experimentales contra la covid. Hoy ya son nueve, incluyendo la de la Universidad de Oxford, una de las más adelantadas. Y la Wellcome Trust también está detrás del Acelerador ACT, una iniciativa liderada por la Organización Mundial de la Salud para impulsar vacunas y tratamientos contra el coronavirus. Farrar defiende que solo hay un camino para salir de esta crisis: vacunar a unas pocas personas en cada país, no a todas en unos pocos países.
Siendo realistas, ¿cuándo veremos el final de la pandemia de covid?
En cierto sentido, no hay un final. Esto ya es una infección humana endémica. Seguirá en la población en los próximos años y quizá para siempre. Tenemos que aprender, mediante tratamientos y vacunas, a controlarla, reducir su impacto y vivir con ella, como hacemos con la gripe, con otros coronavirus o con el VIH. No se va a ir.
¿Cree que no volveremos a la vida normal?
Creo que sí volveremos. Hemos aprendido a vivir con el VIH. La gente ha adaptado su comportamiento y hemos desarrollado fármacos antivirales, pero el VIH todavía circula en la sociedad. Lo mismo puede ocurrir con la covid. Desarrollaremos métodos de diagnóstico y tratamientos, salvaremos vidas y tendremos una vacuna, pero seguirá circulando en la sociedad. Volveremos a tener una buena vida, regresaremos a la normalidad, pero quizá la normalidad parezca un poco diferente a como era antes de la covid.
¿Cuándo cree que volveremos a esa normalidad?
Depende del desarrollo de fármacos y vacunas. Creo que llegarán en 2021. Creo que tendremos resultados en noviembre y diciembre de este año. Y tendremos buenas vacunas en 2021, que podrán estar disponibles para toda la gente que las necesite en todo el mundo. Y eso será el comienzo de la nueva era en 2021. La sociedad volverá a una cierta normalidad.
Usted defiende que sería mucho mejor vacunar a unas pocas personas en cada país que a todas las personas en unos pocos países. ¿Cómo le explica a una persona que paga impuestos en España, en EE UU o en cualquier país que tiene que pagar vacunas no para él o ella, sino para personas en otros países?
Sabemos que en todos los países hay algunas personas con un riesgo muy alto [de sufrir la covid], pero para la mayoría el riesgo es muy bajo. Las personas en mayor riesgo son los trabajadores sanitarios en los hospitales, las personas mayores, las personas con otras enfermedades. Son la prioridad, porque son los que están enfermando y muriendo. Si vacunas a estas personas en todos los países, reducirás la transmisión, salvarás vidas y conseguirás que la economía vuelva a funcionar. La razón por la que es tan importante vacunar a algunas personas en todos los países —en lugar de a todas las personas en un solo país— es que necesitamos que la economía funcione de nuevo. Necesitamos los colegios, para que los niños tengan oportunidades en el futuro. Necesitamos las universidades y las empresas volviendo al trabajo. Y la manera más rápida de lograrlo es vacunar a las personas con mayor riesgo de cada país. Probablemente el 20% o el 30% de la población de cada país necesitará la vacuna en los primeros seis meses desde que la tengamos. Y entonces el mundo podrá volver a la normalidad. La vía para salvar vidas, abrir la economía y recuperar los colegios es vacunar a algunas personas en todos los países. Este es el camino más rápido para salir de esta pandemia.
Si hay vacunas en diciembre y se vacuna en seis meses al 20% o al 30% de la población de cada país, ¿cree que en julio de 2021 se podría volver a la vida normal?
Es optimista. Hay nueve vacunas experimentales en la última fase de desarrollo. No sabemos cuáles funcionarán. Y primero tenemos que comprobar que son seguras. Es optimista, pero es posible pensar que en el verano de 2021 podemos empezar a ver una reducción en la transmisión del virus, con las vacunas empezando a estar disponibles y la gente volviendo a una vida normal. Eso significaría que las vacunas que estamos desarrollando ahora, las vacunas de primera generación, funcionan y se pueden fabricar y distribuir a gran escala. Ese es el escenario optimista. El escenario pesimista es que la primera generación de vacunas no sea suficientemente buena o tengan problemas de seguridad, y entonces nos retrasaremos hasta el final del año que viene. Pero soy optimista y pienso que en 2021 tendremos nuevos tratamientos, con los que podremos salvar vidas, y tendremos más de una vacuna, que podremos utilizar para reducir la transmisión y proteger a los grupos vulnerables en todos los países, de manera equitativa. Es el camino más rápido para salir de esta pandemia.
Usted pide que los Gobiernos solo compren vacunas para las personas en mayor riesgo. Pero, normalmente, el trabajo de un Gobierno es cuidar a su propia población. Un Gobierno, por ejemplo el de EE UU, querrá comprar vacunas para todos sus ciudadanos, no solo para algunos de ellos y para otros ciudadanos de Nigeria.
Pero el mundo nunca se ha enfrentado a una pandemia como esta en tiempos modernos. En el primer año después de que tengamos vacunas, no podremos vacunar a 7.000 millones de personas. Es imposible. Tenemos que pensar cómo utilizar las vacunas de la mejor manera para permitir que todos los países se vuelvan a poner de pie, que sus economías crezcan y que los niños vuelvan a los colegios. Si solo quisieras vacunar a todo el mundo en España, no podrías conseguirlo en los primeros seis meses. Ningún país ha hecho una campaña de vacunación nacional incluyendo a todo el mundo. Sería casi imposible hacer eso. El camino más rápido es vacunar a las personas mayores, a los trabajadores sanitarios y a los trabajadores esenciales, y asegurarte de que tus países vecinos vacunan de la misma manera. Entonces puedes hacer que la economía vuelva a funcionar y que los colegios vuelvan a abrir, no tienes que volver a los confinamientos. Esto es lo correcto desde el punto de vista científico, pero también es egoísmo ilustrado: es el camino más rápido para salir de la pandemia y volver a la vida normal.
¿Y si solo se vacunan los ciudadanos, todos, de unos pocos países?
Si España solo vacuna a sus ciudadanos, no podrá abrir su economía. Llegaría gente de otros países y además habría ciudadanos en España que rechazarían vacunarse o que no estarían protegidos porque la vacuna no ha funcionado en ellos. Así sería imposible proteger a todo el mundo en España sin dejar una puerta por la que el virus podría atacar de nuevo.
Usted ha advertido de que hay que evitar que la covid provoque otra “guerra fría” por las vacunas. ¿A qué se refiere?
Yo viví la Guerra Fría entre Occidente y Oriente. Y en la última década ha crecido la tensión entre Occidente y Oriente, entre EE UU y China, pero también entre otros países. La pandemia puede empeorar estas tensiones. Podemos buscar la polarización y ser más nacionalistas. Podemos decidir luchar entre nosotros, ya sea en una guerra real o a través de las vacunas. Estas tensiones aumentarán si una región, de Occidente o de Oriente, dice: “Tenemos una vacuna pero no se la daremos a los demás”. Tenemos que evitarlo, porque esas tensiones serán cada vez peores y volveremos a un mundo polarizado, con un nacionalismo de occidente contra oriente o del norte contra el sur. Y a menudo eso lleva finalmente a la guerra. Y eso es el desastre.
Usted ha dicho que el mundo está subestimando el problema. ¿Por qué?
Hay mucho optimismo y hay gente que cree que, con el tiempo, el coronavirus se irá. Mucha gente —en especial en países desarrollados, en Europa o en EE UU— nunca ha vivido un problema real con enfermedades infecciosas. La generación de mis padres sí lo vivió. Muchos de los que han olvidado cómo es vivir con enfermedades infecciosas asumen que la covid-19 desaparecerá de alguna manera. Creo que no va a desaparecer. Es un virus de animales que ha encontrado a las personas, que ya es endémico en las poblaciones humanas y que continuará teniendo repercusiones por todo el mundo. Por el momento, no hay manera de salir de esta. No tenemos una estrategia de salida. Estamos apoyando a la economía mundial con 500.000 millones de euros al mes, pero no estamos haciendo lo suficiente para tener una solución y salir de esta. Por eso creo que es tan importante el Acelerador ACT, porque une al mundo, se comparten los riesgos y los beneficios, y ofrece una visión de cómo salir de esta a través de la ciencia. Es el único camino.
Se necesita dinero.
Para volver a una cierta normalidad en 2021, tenemos que invertir en tratamientos y vacunas. La economía mundial está gastando unos 500.000 millones de euros cada mes para mantener los puestos de trabajo. Para tener los fármacos y las vacunas que necesitamos, solo hacen falta 35.000 millones de dólares. Esta sería la mejor inversión de la historia de la humanidad, porque salvaría vidas y permitiría volver a los colegios y a los puestos de trabajo. Los 500.000 millones de euros que se están gastando al mes no nos sacarán de la situación actual, solo son una tirita. Tenemos que invertir en las cosas que realmente nos van a permitir regresar a una vida normal.
Se refiere a los 35.000 millones de dólares solicitados por la Organización Mundial de la Salud para el Acelerador ACT.
Exacto. No solo participa la OMS, también la Alianza GAVI, la CEPI, Gobiernos como el de España, que está muy implicado, la Comisión Europea, Noruega, Sudáfrica, Ghana, Singapur… Todo el mundo se está sumando al Acelerador ACT. La Wellcome Trust también está implicada, como la Fundación Gates y Gobiernos de todo el mundo. Es nuestra mejor esperanza. De hecho, creo que es nuestra única esperanza para tener resultados equitativos. Tenemos que evitar el nacionalismo, tenemos que evitar el “tengo mi vacuna en el Reino Unido y tú no la tienes en España”. La pandemia no se acabará si hacemos eso. Tenemos que estar juntos, tenemos que aprender las lecciones de la vacunación en el siglo XX y darnos cuenta de que, si elegimos el camino nacionalista, tendremos un mundo cada vez más polarizado e injusto que no protegerá a nadie. Tenemos que decidir en las próximas semanas si nos unimos o si nos partimos en pedazos.
¿Cómo es posible que falten 35.000 millones para desarrollar fármacos y vacunas? ¿Quién tiene que poner ese dinero?
Gran pregunta. Vuelvo a los 500.000 millones al mes que los gobiernos, el Banco Mundial y otras instituciones están gastando para proteger las economías globales. Una fracción de eso sería suficiente para esta estrategia. La filantropía, como en el caso de la Wellcome Trust, puede hacer algo, pero al final se necesita dinero público, se necesita que todos los países contribuyan. Se necesita liderazgo. Estamos enfrentándonos a una crisis de las que se ven una vez cada varias décadas o cada siglo. El mundo ha cambiado por completo. Al margen de las guerras, nunca se ha visto nada igual en el último siglo. La covid está teniendo un impacto similar al de la pandemia de 1918 o al de las guerras mundiales. Necesitamos un liderazgo visionario, que sea recordado por el mundo dentro de un siglo.
¿Por qué España está tan mal? ¿Cómo lo ve desde fuera?
España ha sufrido de manera terrible, sí, pero también Francia y los Países Bajos. El Reino Unido también ha sufrido mucho, o EE UU. India ahora está sufriendo horrorosamente. Y Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, Chile… Creo que cada país, cada ciudad e incluso cada pueblo se verán afectados por esto. España ha sufrido, como otros países, y otros tantos sufrirán en las próximas semanas o meses, a medida que entremos en el otoño y el invierno. España, como el Reino Unido, tiene una población envejecida, con un sistema público de salud que ha estado bajo una enorme presión en esta pandemia. España sufrió pronto, como Francia e Italia, antes que el Reino Unido. En febrero y marzo, el personal sanitario de España tuvo que trabajar con una enfermedad de la que nadie sabía casi nada en el mundo. Mucha gente ha aprendido las lecciones de los enfermeros y médicos de España: cómo tratar a los pacientes, porque España iba por delante en la primera ola de esta epidemia. Mi corazón está con la gente de Madrid, de Barcelona y del resto de España, porque junto a Italia fueron golpeados de la manera más dura y antes que nadie. Pero, gracias a este sufrimiento, España ha proporcionado información y compartido datos con el resto del mundo, lo que ha permitido salvar vidas en otros países. Creo que España puede estar muy orgullosa de esa contribución.