Dolors Voltas entrevista a Antonio Caralps

DV: Doctor Caralps, ¿cómo quiere ser presentado…?
AC: Soy internista y nefrólogo, Premio Extraordinario de Licenciatura y de Doctorado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Introduje en España la Linfografía: ésta técnica fue el objeto de mi tesis doctoral. Después estudié en París, ejerciendo como médico asistente en diferentes hospitales para cubrir todas las especialidades médicas. Fui médico de guardia en urgencias en el Hospital Clínico de Barcelona y médico de guardia de transfusiones sanguíneas en el mismo Hospital.

DV: Usted es famoso por los trasplantes de riñón: explíqueme cómo inició los primeros trasplantes.
AC: En 1963 fundé con el Prof. José Maria Gil-Vernet la Unidad de Trasplante Renal en el Hospital Clínico de Barcelona. En 1965 practicamos el primer trasplante de riñón en España. Fue el inicio de una actividad trasplantadora que se ha prolongado hasta nuestros días.
Posteriormente fundé otras unidades en el Hospital Valle de Hebrón (Barcelona), en el Hospital de Bellvitge (Hospitalet de Llobregat) y en el Hospital Germans Trias (Badalona). Fue en éste Hospital donde me jubilé en 1999.
 
DV: ¿Con qué dificultades se encontraron en los trasplantes de riñón?
AC: En 1965, no estaba demostrado que el trasplante de riñón fuera efectivo, incluso los médicos forenses consideraban que la utilización de los órganos del cadáver era exclusiva de su especialidad. El primer trasplante lo hicimos de un riñón de cadáver, después lo hicimos de donante vivo y luego de gemelos idénticos.
 
DV: Ahora una pregunta de gran interés para el personal sanitario: se refiere a la Ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, en vigor hasta que el Tribunal Constitucional, determine sobre su constitucionalidad o inconstitucionalidad. El capítulo II trata de las medidas en el ámbito sanitario y el capítulo III, de las medidas en el ámbito educativo. Me gustaría conocer su opinión sobre su contenido.
AC: Los legisladores habrán pensado que están dando un paso adelante desde el punto de vista social, legal, partidista, e incluso de solicitud social, incorporando determinadas cuestiones en los programas curriculares: el conocimiento del propio cuerpo, las enseñanzas que permitan obtener el máximo placer (por ej. la función del clítoris en el placer sexual) y otras muchas cuestiones sobre la educación sexual, y también para que las mujeres estén mejor atendidas sanitariamente en la interrupción voluntaria del embarazo.
Pero existe otro aspecto de la cuestión, que es el aspecto médico. Los médicos tenemos muy clara cuál es nuestra función: luchar para la protección de la vida y la salud de nuestros pacientes, cuidarlos, no dañar su salud. Tanto del ser vivo independiente como del ser no nacido que depende de su madre para seguir viviendo. Ir en contra de la vida es una práctica absolutamente contraria a la idea que tienen la inmensa mayoría de los médicos de lo que es la medicina, cuya finalidad profesional es el mantenimiento, la lucha por defender la vida, repito, de los no nacidos. Y en el ocaso de la vida, también, pero sin utilizar medios desproporcionados que alargarían la agonía, sin beneficio para el paciente.
Ante leyes injustas como ésta, creo que el médico no tiene obligación alguna de acatarlas. Y que no debe ser penalizado ni discriminado por ello. Pienso por ejemplo, en un cargo que no llega por muy buen profesional que uno pueda ser. La objeción de conciencia del profesional sanitario debe ser respetada, porque es un derecho implícitamente reconocido en la Constitución Española.
 
DV: En la actualidad, ¿qué actividad realiza?
AC: Actualmente me dedico a mi cargo de numerario de la Real Academia de Medicina de Catalunya. Precisamente mi discurso de ingreso guarda relación con lo que estamos tratando Fue sobre el proceso de morir y sobre la muerte y su aprovechamiento. Yo reclamaba la atención al enfermo que estaba en proceso de morir, desde el punto de vista humano, trascendente. Mi experiencia era que el médico huía del enfermo en esta fase de la enfermedad, porque significaba un fracaso de su trabajo que era curar.
En mi discurso sobre la muerte y su aprovechamiento explicaba que para el médico existía otra definición de muerte que era la muerte cerebral, en vistas al aprovechamiento para trasplantes de órganos y tejidos. Y el certificado de defunción que permite hacer estudios epidemiológicos de las causas de la muerte.
Fui alcalde de Alella, en la provincia de Barcelona, desde 1995 hasta 1999, donde dediqué una plaza al Dr. Parellada.
También  escribo cuentos: he creado la figura del Sr. Comisario Pérez, que tiene la suerte de desvelar misterios…