El misterio de las muchas variables

Destruir comida y leche: es una locura y produce indignación
30/09/2015
La prestigiosa revista Nature juzga positivamente la encíclica Laudato Si’
30/09/2015

Por Manuel Alfonseca, Doctor Ingeniero de Telecomunicación y Licenciado en Informática, Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Madrid, Publicado en el Blog Divulgación de la ciencia, el 24 de Septiembre de 2015

En la actualidad están en vigor dos grandes teorías físicas:

  • Por un lado la mecánica cuántica, que se aplica primordialmente a los objetos muy pequeños (aquellos a los que la gravedad apenas afecta), y es la herramienta básica de la teoría estándar de física de partículas.
  • Por otro, la relatividad general, que se aplica a los objetos muy grandes (desde los planetas hasta el universo entero, para los que la gravedad es casi lo único que importa), y es la herramienta fundamental de la teoría cosmológica estándar (la del Big Bang).

Por Manuel Alfonseca, Doctor Ingeniero de Telecomunicación y Licenciado en Informática, Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Madrid, Publicado en el Blog Divulgación de la ciencia, el 24 de Septiembre de 2015

En la actualidad están en vigor dos grandes teorías físicas:

  • Por un lado la mecánica cuántica, que se aplica primordialmente a los objetos muy pequeños (aquellos a los que la gravedad apenas afecta), y es la herramienta básica de la teoría estándar de física de partículas.
  • Por otro, la relatividad general, que se aplica a los objetos muy grandes (desde los planetas hasta el universo entero, para los que la gravedad es casi lo único que importa), y es la herramienta fundamental de la teoría cosmológica estándar (la del Big Bang).

Lamentablemente, las dos teorías no son compatibles entre sí, por lo que la física está muy lejos de haber resuelto todos sus problemas pendientes. Por otra parte, esas dos teorías dependen de muchas variables independientes: unas cuarenta, entre las dos. Muchos físicos piensan que cuarenta variables independientes son demasiadas. Significa que el espacio de configuración de la naturaleza tiene unas cuarenta dimensiones. Si no somos capaces de imaginar un espacio de cuatro dimensiones, ¡cómo será con cuarenta!

El hombre tiene una tendencia casi irresistible a suponer que la naturaleza tiene que ser muy simple. La resistencia de los físicos a que haya cuarenta variables independientes es, pues, comprensible. Muchos de ellos tienen la esperanza de que, a medida que la ciencia avance y se descubran cosas nuevas, el número de esas variables disminuirá. Algunos piensan que al final su número se reducirá a cero. Eso significaría que vivimos en el único universo posible. Todas esas teorías del multiverso que andan por ahí (por lo menos seis, incompatibles entre sí) desaparecerían automáticamente. Pero esta hipótesis está muy lejos de confirmarse.

En el peor caso, muchos físicos se sentirían felices si el número de variables independientes se redujese a una. En tal caso podría haber un número muy grande de universos, quizá infinitos, pero a un hipotético creador le habría bastado con una sola palanca de control que se moviera, por ejemplo, de derecha a izquierda (o de izquierda a derecha), para elegir cuál de los universos posibles quería crear.

Esta tendencia a simplificar se aplica a todos los campos de la actividad humana. Pensemos, por ejemplo, en la historia, el estudio de las actividades de la humanidad a lo largo del tiempo. En los últimos dos siglos ha habido numerosos intentos de explicar el curso de la historia en relación con una sola variable independiente. Veamos algunos ejemplos:

  • Uno de los hombres más influyentes de los últimos tiempos, Karl Marx, basó su teoría (el materialismo dialéctico) en la hipótesis de que la historia puede explicarse perfectamente en función de una sola variable independiente: la economía. Y no sólo explicó la historia, sino que también predijo (equivocadamente) su desarrollo futuro.
  • Para Max Weber, que publicó su obra fundamental a principios del siglo XX, la única variable independiente es la religión. Las diferencias entre el protestantismo y el catolicismo explicarían la evolución económica de Occidente durante los cinco últimos siglos.
  • Para la Sociedad de los Fabianos, entre cuyos principales representantes estaban los escritores H.G.Wells y George Bernard Shaw, y que se apoyaron directa o indirectamente en la teoría de la evolución de Darwin y en las filosofías de Spencer y de Nietzsche, la historia humana depende únicamente de la selección natural, que llevaría inexorablemente desde el animal hasta el hombre, y de éste hacia el superhombre. Una ramificación de este conjunto de teorías llevó a la doctrina de la supremacía de la raza aria, que dominó en Alemania durante el gobierno de Hitler. Una forma más reciente de estas ideas es el transhumanismo (o humanismo+), dirigido por el filósofo de Oxford Nick Bostrom.
  • Para Isaac Asimov, a quien he citado varias veces en estos artículos, la única variable independiente que explica la historia humana es la tecnología. Entre sus cientos de libros hay una serie de 14 volúmenes en los que intenta explicar la historia en función de los avances tecnológicos que se iban produciendo.

Es evidente que todas estas teorías no pueden ser verdad simultáneamente, pues se contradicen entre sí. Por otra parte, tenemos una cuestión mucho más importante: ¿por qué tendría la naturaleza, o la historia, o lo que sea, que explicarse mediante una sola variable independiente? En matemáticas estamos acostumbrados a trabajar con funciones de muchas variables. Es cierto que, cuanto mayor sea el número de estas, es más difícil representarlas. Pero no veo por qué hemos de empeñarnos en negar la existencia de esas variables. Si hubiésemos aceptado que el mundo es más complicado de lo que nos gustaría, quizá se habría evitado parte del sufrimiento que ha sido la nota fundamental del siglo XX.

 

CíViCa
CíViCa
Ciencia | Cultura | Vida Asociación de Investigadores y Profesionales por la Vida.