Por Mª Carmen González Rivas, psicóloga y escritora
La relación personal más intensa y auténtica entre dos personas es la del encuentro: consiste en una experiencia personal radical en la que dos personas se hacen presentes de modo significativo, dándose, acogiéndose mutuamente y estableciéndose entre ellas una comunión fecunda. Cuando uno vivencia el encuentro, no implica exclusivamente darse cuenta de la existencia del otro sino también la vivencia de su ser bueno, y en esa medida es deseable que el otro exista. Al advertir la existencia del otro y adquirir conciencia de la bondad de su existencia, se incorpora el otro en el proyecto vital. Es pues, el salto del individualismo, al personalismo. No hay un yo sin Tu. El tú comparece cuando un yo sale de sí, se funda en nosotros.
Entrevista de Carrie Gress a Clara Lejeune-Gaymard, publicada por Zenit el 2 de Junio de 2011.
En esta entrevista con ZENIT, Clara Lejeune-Gaymard, autora de Life is a Blessing: A Biography of Jerome Lejeune, habla sobre su libro y sobre su padre, el científico francés que descubrió el origen del Síndrome de Down, su vida y su trabajo, recientemente publicado en inglés por The National Catholic Bioethics Center. Si una parte del dinero que se ha gastado en el diagnóstico y en el aborto de los niños con síndrome Down se hubiera invertido en investigación, ya podríamos tener la cura, dice Clara.
–Su padre fue el renombrado científico de genética de Francia, quien viajó por el mundo dando a conocer sus numerosos descubrimientos científicos, incluyendo el origen genético del Síndrome de Down. ¿Por qué su nombre no es muy conocido por su importante trabajo?
Lejeune-Gaymard: Es una buena pregunta. Cuando él hizo el descubrimiento de la trisomía 21 lo podría haber llamado “Lejeune” como hacen muchos científicos cuando realizan descubrimientos. Pero él no era ese tipo de hombre y pretendía realizar dos cosas.
Por Salvatore Abbruzzese, publicado en Páginas Digital el 7 de Agosto de 2013
La argumentación es conocida: el modelo de la familia compuesta por un hombre y una mujer es una construcción cultural producida por la propia Iglesia y tomada por un Estado laico que ha sustituido al derecho divino por el orden natural. Una construcción así entraría en contradicción con al menos tres fenómenos emergentes: la ampliación del ámbito de los derechos individuales, el venir a menos de la plausibilidad del orden natural, y el paso de la familia conyugal a la relacional. Conclusión: la evidencia del matrimonio homosexual (y el consiguiente derecho a adoptar) terminará por imponerse y no implicará en absoluto el fin de una civilización. Al ir en contra de esta evidencia la Iglesia abre una batalla que ya ha perdido de antemano.
Es patente que en la vieja Europa existe una importante crisis de la paternidad, especialmente de aquella paternidad responsable que con mayor frecuencia originaría numerosos hijos. Crisis lamentable, relacionada con una concepción pragmática y egoísta de la vida, que contrasta grandemente con el mensaje católico, pues toda la cosmovisión cristiana está estrechamente relacionada con la paternidad.