31/08/2011

El obispo que se opuso al Tercer Reich: Clemens August Graf von Galen

Por Chuck Colson - Publicado en Notifam (noticias de  Vida y Familia) el 28 de Enero de 2011.


El Obispo Clemens August Graf von Galen se enfrentó y se opuso al régimen nazi.


Al comienzo de esta semana (26 de enero 2011 - Breakpoint.org), yo les conté la historia de Lothar Kreyssig, el juez alemán protestante que desafió el programa del Tercer Reich para librar a Alemania de lo que se decía eran “vidas no merecedoras de la vida”.

A la vez que Kreyssig era excepcional, él no estaba solo.

Clemens August Graf von Galen fue el Obispo de Muenster. Fue nombrado obispo en 1933, el mismo año que Hitler ascendió al poder. Desde el principio, él les hizo la vida difícil a los oficiales nazis.

Él se opuso a las políticas públicas de la Reich en el área de la educación y en sus ataques a la libertad de religión. Cuando otros se afanaban para evitar provocar a los nazis, von Galen se tiró de frente en su retórica: él escarnecía la ideología nazi y defendía la autoridad del Antiguo Testamento en contra de los ataques de los nazis.

Pero la confrontación más importante de von Galen con el régimen fue en torno al programa Acción T4 (Action T4) – el esfuerzo nazi para eliminar las personas con discapacidades físicas o mentales. Ya para 1941, la persecución nazi en contra de los católicos, lo que incluyó enviar miles de sacerdotes a los campos de concentración, había logrado que los principales prelados alemanes “mantuviesen sus cabezas agachadas”, tal como lo narra el historiador Richard Evans.

Mientras más y más pacientes discapacitados estaban siendo asesinados, lo de mantener la cabeza agachada equivalía ser cómplice con el mal. Más aún, de lo que se dio cuenta von Galen, ello era inútil – porque los nazis iban a perseguir la Iglesia, de todos modos.

30/08/2011

Datos alarmantes en relación con la pérdida de vidas por falso diagnóstico de Síndrome de Down

Por Nicolás Jouve (Catedrático de Genética y miembro de CíViCa)

La tecnología del «diagnóstico genético» plantea serios problemas éticos ya que en el caso de los embriones y fetos, el hijo esperado se convierte en un objeto sobre cuyo destino se puede decidir. En este sentido, la pregunta que corresponde hacer es ¿quién tiene derecho a decidir sobre la vida o cómo debe ser otra persona? El uso del diagnóstico genético como medio para librar a la familia o la población de individuos con patologías o enfermedades genéticas es en sí misma un acto de eugenesia. Se trata de un tipo de eugenesia practicada a nivel individual, en contraste con la «eugenesia social» o «darwiniana» propugnada y practicada durante décadas en países desarrollados a principios del siglo XX.

Esta «neoeugenesia» o «eugenesia liberal», basada en el diagnóstico genético preimplantatorio o prenatal, es una realidad de los países occidentales más desarrollados, no solo por las mejoras técnicas que lo permiten, sino por la existencia de leyes que lo promueven, facilitando la selección de los embriones o permitiendo la eliminación de una vida en gestación durante el desarrollo fetal.

La situación actual en relación con el aborto eugenésico es realmente alarmante. La lista de anomalías detectables, no necesariamente graves, va en aumento, al tiempo que se ofrece la «eutanasia eugenésica» como una opción en cuanto se detecta una posible anomalía.

El diagnóstico prenatal que con mayor frecuencia se utiliza para justificar el aborto eugenésico es el del síndrome de Down, seguido del de la espina bífida. De este modo, desde la entrada en vigor de la ley del aborto de 1985[1], se han llevado a cabo más de 40.000 abortos en España, consecuencia del diagnóstico prenatal realizado por un ginecólogo al amparo del tercer supuesto de despenalización. La nueva Ley del aborto de 2010 consagra y agrava esta situación al convertir el aborto en un derecho. Son los datos escalofriantes de una sociedad que parece olvidar el valor insustituible de la vida humana y la realidad de que un niño, una persona adulta con síndrome de Down, lejos de ser una carga para la familia o la sociedad, es alguien que puede desarrollarse y tener una vida feliz y útil para sí mismo y su entorno humano. Por el contrario, la mujer que opta por el aborto eugenésico va a sufrir los síntomas del síndrome postaborto, con la misma intensidad que toda mujer que opta por el aborto por cualquiera de los motivos reconocidos en la ley, como demuestra la realidad clínica avalada por numerosos trabajos de investigación. De acuerdo con Elena Postigo y  Mª Cruz Díaz de Terán  «las leyes del Estado tienen como objetivo natural la tutela del bien de la persona y la defensa de los más débiles e inocentes de las agresiones injustas. Con ello no se quiere indicar que el Derecho alcance el nivel de la caridad, pero sí que debe proteger a todos y cada uno de modo que se excluyan aquellos actos que suponen atentados indebidos. Sólo así es posible el respeto a la convivencia y al bien común»[2]

Ante esta triste realidad cabe hacerse muchas preguntas. ¿Quién decide y dónde se traza la línea de lo que es una vida con calidad? ¿Cómo calificar a una sociedad que prefiere el aborto y hacer desaparecer una vida no nacida defectuosa?, ¿no estaríamos ante un caso de «homofobia»?

En un estudio realizado en el año 2000 en Gran Bretaña se comprobó que tras el uso masivo del diagnóstico prenatal los abortos producidos por defectos físicos alcanzaban a un 43% de los bebés con fisura palatina (paladar hendido) y al 64% de bebés con pie zambo, a pesar de que su pronóstico es excelente mediante cirugía y tratamiento posterior al nacimiento. En un artículo publicado a finales de 2009 en la revista British Medical Journal titulado «Con los nuevos tests prenatales ¿desaparecerán los niños Down?» se concluía que el diagnóstico prenatal no cura nada, y que el «aborto eugenésico» no previene ni cura absolutamente nada, sino que hace desparecer a un niño presente, aunque no nacido, con el agravante de tratarse de un bebé indefenso y afectado por una discapacidad, malformación o enfermedad, en ocasiones con buen pronóstico.

En la misma línea Frank Buckley y Sue Buckley (del Down Syndrome Education International, Portsmouth, UK, y Down Syndrome Education USA, Irvine, CA) denuncian el hecho señalando que la mayoría de los resultados con las pruebas del diagnóstico genético dan falsos positivos, a pesar de que se trata de procedimientos de diagnóstico invasivos que plantean riesgos adicionales a los bebés por nacer [3]. Como consecuencia directa se pierden muchos bebés que no tienen el síndrome de Down. Según estimaciones de estos autores la práctica actual del diagnóstico genético prenatal en Inglaterra y Gales reduce los nacimientos anuales de bebés con el síndrome de Down en aproximadamente unos 660 y conduce a la pérdida de 400 bebés sin síndrome de Down.

Adjuntamos el artículo de Frank Buckley y Sue Buckley, que ilustra el problema con numerosos datos estadísticos y gráficas.


[1]Ley orgánica 9/1985, de 5 de julio. Despenalización del aborto en determinado supuestos.
[2]E. Postigo y M.C. Díaz de Terán (2006)  «Nueva Eugenesia: la selección de embriones in vitro».En http://www.bioeticaweb.com
 

[3]Buckley F, Buckley SJ. Wrongful deaths and rightful lives – screening for Down syndrome. Down Syndrome Research and Practice. 2008;12(2);79-86.
17/04/2011

El diagnóstico genético prenatal no cura nada

Por Agustin Losada Pescador Director General de VidaCord, Asociado de CíViCa. Publicado en el Blog BioéticaHoy.

Es una pena que haya que explicarlo. Los periodistas estudian (supongo) muchos años para que les cuelen (o nos cuelen) mentiras tan burdas. Me refiero a la euforia mediática que se ha levantado con ocasión del nacimiento de un bebé libre de un gen que podría causarle un cáncer en un futuro. El niño nació en diciembre del año pasado libre del gen BCRA1, cuya mutación puede provocar cáncer de mama.
http://www.youtube.com/watch?v=lcaWfpM6kpY&feature=player_embedded

24/03/2011

¿Vivir sin riesgo? Del diagnostico preimplantacional a la energía nuclear

Por Josep Miró i Ardèvol, presidente de E-Cristians y miembro del Consejo Pontificio para los Laicos, Publicado en ForumLibertas, el 22 de Marzo de 2011.

 En estos momentos de crisis de la energía nuclear para usos pacíficos, sus defensores se acogen a un argumento base. No existe el riesgo cero, es un razonamiento exacto pero poco útil, en la medida en que no dice cuál es el grado de riesgo admisible. En todo caso, lo que ahora deseo subrayar es que en este terreno, como en muchos otros, se asume una evidencia: la vida conlleva riesgo.