Por José Manuel Belmonte, Dr. En Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa. Publicado en su blog Esperando la luz el 26 de septiembre de 2019.
«Hay que ser ligeros como el pájaro, y no como la pluma», decía el francés Paul Valery. Nuestro poeta León Felipe, insistía también en lo de ligeros: «Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero, ligero, siempre ligero. Sensibles a todo viento y bajo todos los cielos…».
Desde lo alto, como las aves, se puede contemplar lo que estamos haciendo con la Tierra, los problemas medioambientales, la contaminación, los pesticidas, los incendios, la deforestación y en fin , la distopía más terrible y antagónica a la utopía, como si fuera un huracán devastador que progresivamente acelerado se acercara, tal vez para anunciar que nos queda poco tiempo para revertir la situación.
Por si no nos habíamos dado cuenta, nos decía en Salamanca, E. Carrillo, en una conferencia el día 21/9, que «La Humanidad se encuentra en uno de los momentos más críticos y delicados de su historia«.
Si al abrir los ojos cada mañana, escuchar las noticias de aquí y de allá, contemplar la naturaleza y sus desastres no es suficiente, tal vez ni las palabras, ni los argumentos puedan hacer comprender la situación actual. Y si se quiere saber, ¿por qué no preguntar?
Quienes, por haber superado los 50, hemos experimentado algo importante y, porque esa experiencia duele, hoy podemos contar una pérdida importante…por si puede interesar.
1) ¿Dónde están los pájaros?
Esa pregunta, como ejemplo, es clave. Puede ser más reveladora y elocuente que la situación política mundial, más elocuente que la cumbre del clima, más que la «Deuda Impagable» de los estados, porque surge de la constatación de la realidad.
Nos llegaba la pregunta, «desde un rincón de Euskadi» el 23 de agosto, de una mujer observadora y poeta, Socopoemas. Para ella es la gran cuestión, porque es lo que sucede aquí (en pueblos, ciudades, campos, arboledas) y… es preocupante. Lo expresaba así:
Los pájaros, aquí,
se nos han ido
y no es una metáfora:
Se han ido de verdad.
Y hay un silencio oscuro
que pienso si es presagio…
y un vacío en el aire
y una ausencia de trinos,
de vida,
de alegría…
Donde estáis, pajarillos?
Dónde los pequeñines, que aún,
no saben bien volar?
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2) La desaparición de aves es mundial y se viene produciendo desde hace años.
Según «El Estado de las aves del mundo«, publicado por la Federación ambiental BirdLife en 2018, en los últimos 30 años, se han perdido un número importante de su población de aves, el 40% de las especies de aves. Concretamente el equivalente a 3.967 de las especies. Y han desaparecido o están en peligro crítico 22 especies.
Tan solo en Estados Unidos y Canadá, se han perdido 3.000 millones de ejemplares desde 1970, según la revista Science. La alarma se aprecia en que, si no han desaparecido del todo sí que hay menos ejemplares, y hay «pérdidas generalizadas entre las aves más comunes» ( según Ken Rosenberg).
Con ser enorme la pérdida en América del Norte, puede decirse lo mismo de otros continentes, aunque no haya estudios precisos. La razón principalmente es porque muchas de esas especies suelen emigrar del Norte al Sur. Por lo mismo la tendencia puede también apreciarse en América del Sur, y en África respecto a Europa. Por supuesto se ha comprobado, en los observatorios, también una reducción en las migraciones.
De hecho, según Asunción Ruiz, Directora ejecutiva de SEO/BirdLife, «las imágenes de los radares muestran que la disminución del número de aves ha ido de la mano con la pérdida de biomasa en sus rutas migratorias, lo que indicaría una relación entre la extensión de determinadas técnicas agrícolas y la reducción de la abundancia de aves«.
Por todo ello, el estudio liderado por Bairlein «indica una vez más, pero de un modo extremadamente claro y escalofriante, que la conservación de las aves migratorias es un problema global y que requiere actuaciones en todas las áreas utilizadas por las aves a lo largo del año, no sólo en Europa«.
Aunque algunas especies han perdido hasta el 75% de sus ejemplares, puede decirse que el 90% de las que más han disminuido pertenecen a familias de aves más cercanas y conocidas como gorriones, pájaros cantores, pinzones, golondrinas, vencejos, etc., que son especies comunes y muy extendidas, con un papel crucial en las cadenas alimenticias y el funcionamiento de los ecosistemas.
Esos datos -y es lo preocupante- revelan además que también y paralelamente se produjo una disminución masiva de insectos, anfibios o reptiles, que de una forma u otra tienen conexión taxonómica con las aves. La disminución o desaparición de unos puede acarrear la disminución o desaparición de los demás. Si un eslabón de la cadena trófica se debilita o se rompe, el resto disminuye o está en peligro.
3) ¿Puede afectar a los humanos?
Lo dicho anteriormente de las aves no puede ser una buena noticia para el hombre, simplemente porque sin ellas nos quedamos sin la silueta grácil que nos acercaba con su canto la música viva con que hemos sido despertados, nos acompañaba y sorprendía en los paseos y nos deleitaba en los atardeceres.
Mi amiga poeta, Soco, acertadamente, decía que sin ellos: «hay un silencio oscuro, que pienso si es presagio…y un vacío en el aire, y una ausencia de trinos, de vida, de alegría…». Todo es uno y nos falta. Sí, es un mal «presagio».
No es la apariencia de algo pasajero. Hay más en esa ausencia millonaria de pájaros cercanos y pequeños, llenos de vida y trinos que dependen del grano o los insectos.
Buscando el interés, los humanos y sus laboratorios, no se han preocupado especialmente si son o no importantes los insectos. Por poner un ejemplo… ¿Qué pasaría del mundo en que vivimos, sin un insecto concreto, como las abejas? Lo digo porque según distintos estudios, los pesticidas pueden afectar y afectan directamente a las poblaciones de las abejas, además de otros insectos.
Está demostrado que ciertos insecticidas que se usan para plantas de consumo humano como el trigo y la soja, afectan a las abejas. Lo cual, no afecta solo a la producción de miel. Afecta a «la caída en la población de abejas». También a la producción de reinas y, ambas cosas, tienen consecuencias muy graves, porque de ellas depende el desarrollo de muchas especies florales (y árboles frutales) a través de la polinización».
Hasta los niños saben que los insecticidas son compuestos químicos creados para acabar con los insectos. Antes de los insecticidas, ¿no había insectos? ¡Siempre los ha habido! ¿Quién los combatía? Los anfibios, reptiles y principalmente los pájaros. Luego, sin pájaros,- los más estudiados- puede ser que con los insecticidas se hayan acabado con insectos, pero al desaparecer o disminuir, disminuyen o desaparecen otros seres vivos necesarios para el Planeta Tierra y para quienes aquí vivimos.
Incluso según el último número de la revista Science «se han alterado los momentos en los que se producen los picos de población de insectos en los puntos de cría de algunas especies -entre ellos, España- lo que genera escasez de alimento durante la época de cría, cuando más se necesita, y una sobrepoblación de insectos cuando no quedan aves que contribuyan a controlar su presencia».
Por eso, según Asunción Ruiz, “el continuo deterioro de las aves en el mundo ha de observarse como un problema ambiental, social y, también, económico. Las tendencias poblacionales de las aves… reflejan a menudo las de otras especies y son altamente sensibles a los cambios del medio ambiente».
Y la pregunta del millón ¿quién produce esos y otros insecticidas, que afectan a los insectos y a los pájaros? ¿Todo el deterioro o pérdida se debe a los insecticidas y al cambio climático? ¿Pueden los humanos seguir ignorando las consecuencias de la pérdida del número de seres de las especies más pequeñas?
Según los estudios de la revista Science, en España, además de la degradación del hábitat, también el veneno, el pegamento, las perchas, los lazos, la caza ilegal, las cajas trampa o el tráfico ilegal amenazan a los pájaros y «son responsable de la muerte o captura ilícita de entre 11 y 36 millones de aves cada año, una presión que está colapsando poblaciones de especies comunes y también rarezas».
Los expertos son muy claros: «Es imperativo que atendamos las amenazas inmediatas y continuas, porque pueden conducir a la decadencia de los ecosistemas de los cuales los humanos dependemos para nuestra salud y supervivencia».
La joven 16 años Greta Thunberg, icono de la juventud mundial por la lucha contra el cambio climático, durante su intervención en la Cumbre del Clima celebrada en Nueva York, ha dicho a los más de 60 líderes mundiales: «Estamos al inicio de una extinción masiva y de lo único que podéis hablar es de dinero y de cuentos de hadas sobre un crecimiento económico eterno«, y, con lágrimas en los ojos ha terminado: «¡Cómo os atrevéis!».
He vivido casi siempre con pájaros cantores, en casa y en mi entorno y hoy , más que nostalgia de la infancia siento que desaparezcan al igual que otras muchas aves. Eran de todos y de nadie, pero yo me sentía libre como ellos y uno con ellos. Me hacían soñar, buscar sus nidos, ver crecer a sus polluelos. Al saber que se han ido, me viene a la memoria la Rima LIII de Bécquer sobre las golondrinas, y me entristece, que… «aquellas que aprendieron nuestros nombres, ésas… ¡no volverán!».