Por José Manuel Belmonte, Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa. Publicado en el Blog del autor Esperado La Luz, el 29 de Diciembre de 2017.
Aunque cada semana procuro acercarme a las preocupaciones de la gente, o a los avisos de los pensadores y científicos sobre el futuro de la Humanidad y del Planeta, quisiera cerrar el año, como hacen las familias y los músicos, con un poco de alegría y paz. El mundo se lo merece y cada uno de nosotros también.
Nadie tiene la llave para entrar en el nuevo año sin ruido, con una buena noticia o un poco de silencio. Pero todos tenemos derecho a dejar las preocupaciones y escapar de las posesiones de la mente, los miedos o disgustos para escuchar la canción del alma. Ojalá que después de la larga sequía del año más seco del siglo, se abra la nube y lleguen, por fin, las gotas de paz.
No sé si hay que ir hasta el fin del mundo para encontrar esa nube, o escalar a la montaña para escuchar, en la noche, la melodía de las estrellas. Iremos donde sea.
En estos días, no suele leerse más, más bien todo lo contrario. No sé si el escritor Dickens lograría emocionarnos, con su Canción de Navidad. Hay buenas versiones, que han sido llevadas a la pantalla. Tal vez la más lograda, sea el cuento de Navidad titulado SCROOGE.
Creo que reúne a la vez la ternura del pasado, el valor del presente y la esperanza del futuro. Olvidando la avaricia descubre, que en un origen humilde, se puede encontrar la felicidad. La versión cinematográfica puede, aún hoy, hacernos sentir y disfrutar, como cuando éramos niños. Lo dejo para el final, porque es alegre y es vida.
Es un acierto volver a escuchar la Canción de Navidad. El dilema es: ¿hay una?
1) Como canción, algunos optarían por la que se ha convertido en un bien cultural, Patrimonio de la Humanidad y de la Unesco. Una música que el año 2018 tendrá la solera de cumplir 200 años. La cantan aproximadamente dos mil millones de personas en más de 300 idiomas y dialectos en todo el mundo.
La letra del inspirado Joseph Mohr y la música del no menos inspirado Franz Xaver Gruber, ha saltado desde Oberndorf, en la Alta Austria, al corazón del mundo entero con su mágica paz. Me estoy refiriendo, al villancico escrito por primera vez en alemán «Noche de Paz«, o a su variante anglosajona «Silent Night«. Cerrados los ojos, invita a descubrir algo profundo en cada ser humano y conectar con la infancia y el Universo. Se le conoce como Himno Universal de la Paz y bien cultural internacional. El niño Dios vino a traer paz y hecho Niño, ilumina nuestra vida y el camino. ¡No estamos solos! Es el verdadero Regalo aa la Humanidad.
2) Sin embargo otros, se inclinarían por la que muchos han votado como la mejor canción del mundo. De hecho desde 2005 se ha vuelto tradición tocarla o interpretarla como previo al fin de año en Times Square, en Nueva York. Grandes estrellas lo vienen haciendo desde esa fecha.
Si dejamos los Alpes, antes de viajar a Nueva York, sería interesante acompañar hasta el fin del Mundo a 50 músicos de las 3 fuerzas armadas argentinas, en la base Marimbo de la Antártida. Allí, donde se junta el cielo con la tierra y el mar, después de viajar 6000 kilómetros, a -16º grados… a cielo abierto, se puede escuchar con el corazón emocionado, el Concierto de Paz.
Efectivamente, interpretaron «Imagine» de John Lennon. Es la letra y la música de un deseo mundial de paz. Emociona, sin duda.. Es un canto de esperanza, sin fronteras, sin países, sin religiones, sin odios ni miedos, sin nada por lo que matar ni morir, sin avaricia y sin posesiones.
Se puede imaginar, pensar o soñar que todo es de todos, sin exclusiones, y viviendo el amor y la hermandad.
Con el espíritu de aceptación de quien termina el año, si se es capaz de dejar atrás las tensiones y el estrés, abandonando toda la negatividad, se puede alcanzar una buena dosis de paz para despedir el año y comenzar de nuevo.
Escuchando esta Canción de Navidad, tal vez uno se convenza que si hay algo que cambiar en el mundo, se ha de comenzar por uno mismo. Termina el año y algo de nosotros se termina. Hay que dejarlo ir porque, tanto lo positivo como lo negativo, ha dejado su experiencia.
Así que sin miedo, con alegría, abrazaremos el nuevo año, los nuevos proyectos. El proyecto más importante, ahora y siempre, es vivir, dejar vivir y ser felices, porque se nos regala un nuevo día para estrenar sueños, alas y esperanza.
La Canción de Navidad es, ciertamente, el sueño de un poeta, pero no es el único que sueña o pone el corazón en sintonía con lo mejor del cielo y de la tierra. Por eso dice: «Espero que algún día te unas a nosotros, y el mundo será de todos».
Es la que se canta, algunos años con las manos enlazando a cada uno de los espectadores, justo antes de fin de año en Times Square, en Nueva York: Imagine/ Imagina.
Con esa canción, deseo a mis familiares, amigos y lectores, un año 2018 con toda la paz y todo lo mejor para seguir creciendo. Alzo mi copa junto a la de todos, por todo lo que nos trajo el año que termina -¡Gracias!- y por toda la abundancia que nos trae, como regalo, el año que comienza. Con esa alegría y esa esperanza sobre el alma, vamos a ser felices de principio a fin. Somos bastante jóvenes y soñadores para cantar, sea en el fin del Mundo, en Nueva York o… aquí donde vivimos. Nuestros seres queridos, la naturaleza entera -con plantas y animales- lo sienten, nos sostienen y nos acompañan. ¡No podemos defraudarlos! IMAGINE!
¡Me gusta la vida! Es la mejor conclusión de Navidad y de la película de Dickens. Se puede ver en este enlace, la versión del cuento de Navidad: SROOGE.
Un abrazo. Feliz 2018.