Cartas para acompañar.

En el AULA MAGNA: Gran lección de la Vida.
20/04/2020
La pandemia, ¿oportunidad o crisis?
20/04/2020

Por José Manuel Belmonte, Dr. En Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CiViCa. Publicado en su blog Esperando la Luz entre el 6 y el 11 de abril de 2020.

Hola amig@ (NOMBRE):  (Estas cartas las han solicitado de los hospitales, con lo que se entiende que algún sanitario se las leerá al ingresado y al hacerlo, dirá su NOMBRE).

Siempre es bueno poder hablar. Dicen que hablando se entiende la gente. Siempre ha sido así.   Lo digo porque me encontré con una persona que te conoce y me dijo, está en el Hospital (o la Residencia), ¿por qué no vas a verl@?

Y aquí estoy. Como ahora no dejan pasar, he dejado para ti unas letras en el BUZON DE SUGERENCIAS.

“Solo quiero decirte que los familiares y amigos estamos deseando que te pongas bien, y que te estamos esperando.

Es posible que, al no vernos, te encuentres algo sol@. Pero de verdad que nos acordamos mucho de ti. ¡No estás sol@! Nosotros ahora tampoco podemos salir a la calle, pero lo hacemos porque queremos ayudar a que esta situación acabe pronto. Ni nos queremos enfermar ni contagiar a nadie, y menos a nuestros seres queridos, amigos y vecinos. Entre todos lo vamos a lograr. ¡A que SÍ!

Pues venga, a poner todo de tu parte y déjate cuidar por este equipo médico y estas enfermeras que son tan majas, ponen todo su saber, y se esfuerzan para que estéis cada día mejor y podáis iros a casa cuanto antes. Y eso  que cada persona lleva trabajando mucho tiempo y tiene cada una su familia y esta situación también les afecta.

Venga, cuídate, que sin ti estamos  más solos.

Un abrazo desde este dispositivo.   ¡Un amigo!

José Manuel Belmonte

CARTAS PARA ACOMPAÑAR (2)

Es curioso que, sin habernos presentado, he llegado hasta tu habitación para saludarte y estar contigo unos momentos.

Un pensador decía que las personas ven en el mundo lo que llevan en su corazón. Y yo he salido con ganas de encontrarme con personas que luchan, como yo, que desean ayudar a hacer un mundo mejor.  Es que… «la vida, a veces no nos enseña a ser fuertes: nos obliga a serlo».

No podemos seguir cada uno por su lado, porque hasta un virus insignificante puede acabar con nosotros. Somos todos necesarios y tenemos que estar unidos. Por eso vengo a decirte, primero, que, no estás sol@, segundo, que te animes a poner de tu parte lo que haga falta para volver pronto a casa. Ahora, es importante confiar en el saber y el bien hacer de todo el personal sanitario que te atiende. Ellos también desean que te mejores para poderte dar el alta.

A ti te espera la familia, amigos y vecinos, lo sabes.  Y también, todas estas personas de batas, azules, blancas o del color que sean, que ves pasar por aquí:  son los doctores, enfermeras, personas de  la limpieza, incluso los que sin verlos, preparan las comidas; todos ellos también quieren que te mejores. Y …!a luchar como los valientes!

Un abrazo virtual, pero sincero, de este que hoy se ha colado en tu habitación y un poco en tu corazón, para animarlo y levantar el ánimo. Eso, con una sonrisa mejor. Por si quieres saber, soy un amigo, y mi nombre es

José Manuel Belmonte

CARTAS PARA ACOMPAÑAR (3)

Hola amig@ (NOMBRE): (Estas cartas las han solicitado de los hospitales, con lo que se entiende que algún sanitario se las leerá al ingresado y al hacerlo, dirá su NOMBRE)

Me presento, ya que no tenemos el gusto de conocernos: Me llamo José Manuel. Soy Montañés, porque así se conoce a los cántabros. No busco nada. No tengo otra intención  que acompañarte porque, como tú, solo soy un ser humano.

Aquí en el hospital, a pesar de las prisas, se puede encontrar un ejército blanco con mucha humanidad. Afuera, he visto muchos humanos, pero no tanta humanidad.  Creo que la situación crítica que estamos viviendo nos va a cambiar a todos, enfermos y sanos, niños y adultos.  O tal vez ya nos ha cambiado.

Como nadie, ni siquiera los mayores, habíamos vivido una experiencia tan dura, no hemos tenido ocasión de aprender y decirle a los niños y a los jóvenes que hombres y mujeres, ricos y pobres, somos iguales. Todos somos débiles y frágiles ante el dolor, la enfermedad, la soledad y la muerte. No había vacuna para eso. Ha tenido que golpearnos un pequeño e invisible virus, para recordarlo.

Así que, desde casa y desde aquí, estamos empezando a renacer. Estamos descubriendo que en el fondo tenemos un gran corazón y nos preocupan los demás.  Es posible que venzamos al virus, pero vamos a saber que lo mejor de la vida es ayudar y disfrutar, aprovechando el tiempo de estar juntos.

Los sanitarios, los policías, la guardia civil, los ejércitos y los que aplaudimos desde la ventana, estamos unidos para darnos fuerza unos a otros y, darla también a los enfermos, a ti amigo.

Siempre debió ser así, pero lo olvidamos. Lo que ya no podemos dejar de recordar, es esta separación tan dolorosa. Una familia, una esposa, un marido, unos hijos, unos nietos, son tan importantes, que estar lejos unos días o no verlos, es muy duro. Y las ausencias de los seres queridos nos acompañarán siempre, hasta que la vida nos junte.

Vamos a cambiar nosotros y la sociedad. El Mundo Nuevo ha comenzado a surgir tras estas largas noches, que a muchos nos han parecido un siglo.

Así que, snceramente, aquí tienes un abrazo, amig@. Si algo necesitas estoy a tu disposición.

José Manuel Belmonte

CARTAS PARA ACOMPAÑAR (4)

(Estas cartas las han solicitado de los hospitales, con lo que se entiende que algún sanitario (por el móvil o en papel) las leerá al ingresado y al hacerlo, dirá su NOMBRE)-

Hola buen día amig@ (NOMBRE):

Me acaban de pasar las fotos de los nietos de un amigo y luego un vídeo. Están precios, solo echan de menos no poder darle un beso, porque están en cuarentena.

¿Tienes nietos tu? ¿Dónde siguen tus hijos el confinamiento? Es seguro que se acuerdan mucho de ti. Bueno, tanto como tú de ellos, por lo menos.

Cierto que ya hemos pasado bastantes días del «estado de alarma», y falta ya menos para que el aislamiento acabe y podamos volver poco a poco a la normalidad.

Aunque se comprenda, y todos nos estemos esforzando para «no propagar el virus», los días pasan y las horas a veces se hacen un poco cuesta arriba.

Gracias a Dios, la rutina en el hospital, se interrumpe, cuando llegan los «ángeles de las batas». El color de la bata importa menos que la sonrisa con que entran y diciendo tu nombre te preguntan ¿cómo sigues? Luego te cogen la mano, la aprietan, y es como si trajeran en sus dedos todo el cariño de los tuyos, y todo el calor de la Humanidad.

Esos momentos, en que ellos te acompañan, te aprovechan tanto como la comida y la medicina juntas.  Cuando salen por la puerta, dejan una sensación de paz en el alma.  Lo sé, porque, algun@s que se han curado, se despiden de los médicos y enfermeras aplaudiendo agradecidos y con el cariño de haber representado a tu familia.

Y, gracias a ellos, que han deseado que te escriban, yo mismo puedo acercarme a tu habitación, y darte un abrazo virtual, pero de corazón y muy real.

Quiero decir que yo soy otro amigo, que he dejado esta carta en el BUZÓN del Hospital o en el Wasap para que te la puedan leer. (Ha sido un placer estar un momento contigo. Ánimo y a poner de tu parte lo mejor, para poder encontrarnos en la calle).

¡Ah!, perdona, me llamo José Manuel Belmonte.

CARTAS PARA ACOMPAÑAR (5)

día amig@ (NOMBRE):

La persona con bata que tienes en este momento al lado de tu cama, quiere leerte lo que he escrito pensando, desde casa solo en ti.

El personal del hospital quería que no estuvieras sol@ y alguien pidió que te escribiera para acompañarte. Y aquí estoy.

¿Qué tengo que decirte? Algo muy importante: ¡No estás sol@!  Todos y cada uno en estos momentos, estamos aislados; unos en casa, otros en el trabajo y otros en los centros de salud. Pero estamos acompañados por el cariño y el recuerdo de quienes nos han querido y siguen queriendo para nosotros lo mejor, que es la salud.

Para ello, lo principal es no contagiar ni contagiarse. Pero también, poner a quien queremos en manos de quien puede curar a quien lo necesita.  Y hay muchas mujeres y muchos hombres que, con un saber especial, con un cariño especial, y protegidos por un equipamiento de protección individual, lo están haciendo en nombre de tu familia, en nombre de los que estamos en casa y de la sociedad entera, te están ayudando.

Ellos y ellas, todos, tienen familia, como tú, y cuando vuelven a casa, por precaución, no pueden dar ni un beso a su pareja, ni a sus hijos. ¡Es un gran sacrificio doble -por amor y por profesión-, para poder volver a atenderos  a vosotros aquí!

Tu familia y la de todos, pone sobre sus hombros una gran responsabilidad que es la de representarlos cuando estén junto a ti. Ellos somos todos. Ellos  son la cara amable y la sonrisa de quienes no pueden estar pero no te olvidan ni un minuto.  Así que, por favor, en su mano llevan lo mejor de los tuyos y lo mejor de la Humanidad.  Intenta poner de tu parte lo que puedas, para volver cuanto antes.

No sé si sabes que ha pasado la Semana Santa y  que fue Pascua de Resurrección el domingo. Según los cristianos es el gran triunfo sobre el dolor y la muerte.

La Naturaleza, con el confinamiento, se está recuperando; no hay contaminación. Muy pronto todo volverá a la normalidad, pero creo que esta experiencia nos va a hacer mejores.

Amig@, cuídate mucho y déjate cuidar. Cuando salgas, si podemos vernos, brindaremos por la dicha de estar vivos.  Mientras, recibe un fuerte abrazo.

Me llamo, José Manuel Belmonte

BELMONTE
BELMONTE
Dr. en Ciencias Humanas por la Universidad de Estrasburgo, miembro de CíViCa