Los eufemismos y la inversión del orden, la práctica de los demagogos

Respetar el voto o ¿interpretarlo?
17/06/2016
LIBRO: PERSONA, FAMILIA Y CULTURA. TOMO I: PERSONA E IDENTIDAD, TOMO II: LA FAMLIA Y SUS RETOS
17/06/2016

Por Nicolás Jouve. Catedrático Emérito de Genética y Presidente de CíViCa. Publicado en Actuall el 14 de Junio de 2016.

El fenómeno que está ocurriendo es que para legislar se atiende antes a lo que se desea imponer, muchas veces tras una labor de auténtica “ingeniería social” a base de medios de comunicación, que a la realidad de las cosas, que la ciencia ofrece con meridiana claridad. (En la Imagen colectivo feminista se manifiesta a favor del aborto. / Flickr)

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Por Nicolás Jouve. Catedrático Emérito de Genética y Presidente de CíViCa. Publicado en Actuall el 14 de Junio de 2016.

El fenómeno que está ocurriendo es que para legislar se atiende antes a lo que se desea imponer, muchas veces tras una labor de auténtica “ingeniería social” a base de medios de comunicación, que a la realidad de las cosas, que la ciencia ofrece con meridiana claridad. (En la Imagen colectivo feminista se manifiesta a favor del aborto. / Flickr)

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En la práctica docente universitaria en la que me desenvuelvo tenemos por misión transmitir conocimientos sobre una materia y hacernos entender por los alumnos, sabemos que hay que explicar los hechos con claridad, de modo que nuestros alumnos nos entiendan y asimilen los conceptos que les comunicamos. Sabemos también que para lograr tal objetivo hay que escoger las palabras que mejor definan los hechos que explicamos.

En mi campo, que es la Genética, asimilé la materia y las mejores prácticas docentes de un gran maestro, muy querido y recordado por todos sus alumnos, el Profesor Enrique Sánchez-Monge (1914-2010). Él fue mi profesor y director de Tesis y el primer catedrático de esta especialidad en España, por partida doble en las Universidades Politécnica (1960-1987) y Complutense de Madrid (1963-1973).

Con él aprendimos que el “determinismo genético” en el hombre se debe a la pareja de cromosomas sexuales: XX mujer y XY varón… nunca se le ocurrió ni a él ni a ninguno de sus discípulos pensar que el sexo se elige. Cuando nos hablaba del “segmento diferencial del cromosoma X”, o del “segmento diferencial del cromosoma Y”, sabíamos que se refería a la región específica, exclusiva y no intercambiable de estos cromosomas, que además contienen los genes responsables del desarrollo hacia hembra o macho (mujer o varón en el caso humano).

Cuando se refería al inicio del ciclo biológico de un ser con reproducción sexual, nos explicaba la “reducción gamética” que tiene lugar tras la “meiosis” que permite la “recombinación” de genes, que es fuente de la variabilidad genética y que permite la producción de los “gametos”, portadores de la mitad de cromosomas, para que, tras la unión de uno procedente de la madre (óvulo) con otro precedente del padre (espermatozoide) se forme un “cigoto”, que tiene el número de cromosomas de la especie y es la primera realidad de una nueva vida… simplemente porque tras dicha fusión queda constituida una nueva “identidad genética”.

A ninguno de los alumnos de Biológicas o de Agrónomos de entonces se nos hubiera ocurrido pensar que el embrión formado no es todavía un individuo de la especie… ni que la “identidad” es una opción, ni que, en el caso humano habría que esperar a que el embrión formado anidara en el útero, o desarrollara el sistema nervioso, o naciera, o llegase a tener conciencia de sí mismo… para considerarlo un miembro de nuestra especie.

La ideología de género se basa en la facultad humana de la libertad, que no tiene origen genético

Y así podríamos seguir hablando de los miles de conceptos con los que nos enfrentamos a diario en esta y las demás ramas de la biología y que requieren ser transmitidos con rigor en el lenguaje y precisión en la explicación de su significado.

Sin embargo, nos enfrentamos hoy a un fenómeno muy llamativo, pero que tiene su explicación cuando nos trasladamos del mundo preciso de la ciencia a la cosmovisión de las ideologías que sutilmente se tratan de implantar en la sociedad. Es el mundo de la impostura en el lenguaje por medio de los “eufemismos”, algo que como bien nos explica el diccionario de la Real Academia de la Lengua significa “Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”.

Bien está tratar de explicar las cosas de modo suave y decoroso, pero no hasta el extremo de ocultar su auténtico significado. Sin embargo, a falta de argumentos, se recurre a eufemismos y juegos de palabras que tratan de disimular, enmarañar y obstaculizar los hechos, y eso es lo que ocurre cuando se dice que el embrión es un conglomerado o un “amasijo de células”; que el aborto es la “interrupción voluntaria del embarazo”; que alquilar un vientre ajeno para la gestación de un embrión obtenido por fecundación in vitro es un ejercicio de “maternidad subrogada”; o se llama “aborto embriopático” o “terapéutico” al “aborto eugenésico” y “aborto ético” al que se trata de justificar en caso de violación; o cuando se habla de “células madre” sin más, tratándose de células madre embrionarias, o incluso adultas que se tratan de colar como embrionarias; o cuando incluso se aplica el calificativo de “progreso” al aborto o a la selección de embriones.

Recientemente pude constatar como las empresas que se dedican al Diagnóstico Genético Preimplantatorio, huyen de calificar como selección de embriones a lo que practican y prefieren decir que lo que hacen es un servicio para “garantizar la calidad genética reproductiva” de los padres… y así sucesivamente…/…

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Nicolás Jouve de la Barreda
Nicolás Jouve de la Barreda
Catedrático Emérito de Genética de la Universidad de Alcalá. Presidente de CiViCa.