En la Naprotecnología, todo está conforme a la dignidad del ser humano.

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Por Nicolás de Cárdenas, periodista. Publicado en Actuall el 11 de noviembre de 2019.

En la Naprotecnología no se utilizan métodos de fecundación in vitro, ni se implantan, congelan o desechan embriones humanos, etc. Olga Calderón, una de las primeras especialistas en fertilidad natural en formarse en Naprotecnología en España y la primera en Andalucía.

El pasado fin de semana se ha celebrado en Madrid el I Congreso Internacional de Naprotecnología y Método Creigthon organizado por Fertilitas, la red de expertos formados en esta técnica, y el Instituto de bioética de la Universidad Francisco de Vitoria.

En el año 2016, se conocía la noticia de que había nacido el primer niño en España concebido gracias a la Naproteconología. Entonces, sólo unos pocos medios -incluido Actuall- se hicieron eco. En realidad, la técnica había llegado a España desde los Estados Unidos, donde comenzó su andadura a mediados de los años 70, de la mano del doctor Thomas W. Hilgers, como una evolución independiente del método de reconocimiento natural de la fertilidad creado por los doctores John y Lyn Billings en Australia.

Una técnica que llamó la atención de Olga Calderón, médico ginecólogo, licenciada en la Universidad de Málaga en 1989, especialista en técnicas de fertilidad, antropología de la familia y sexología.

Calderón explica cómo ya siendo estudiante, se sintió inclinada a estudiar los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad que concibe como «un lenguaje que interpretar en el cuerpo». No en vano, se formó como monitora de los sistemas Billings y sintotérmico.

«Lo que más me atrajo de la Naprotecnología fue que es un sistema creado por un ginecólogo y, por tanto, conocerlo me resultaba interesante tanto para la diagnosis como para el tratamiento ginecológico», explica Calderón a Actuall.

Pero, ¿qué es esto de la Naprotecnología? Porque, a pesar de su nombre, no se trata de un trabalenguas ni de un conjuro mágico contra la infertilidad. Calderón responde: «Es un nombre comercial, que viene de las palabras NAtural, PROcreación y TECnología. Se trata de una «técnica que estudia de manera natural la fertilidad mediante unas observaciones del ciclo de mujer». Y más en concreto, mediante observaciones exhaustivas del moco cervical que debe realizar según unos patrones muy claros la mujer a lo largo de todo el día, cada día.

Dicha técnica necesita de 13 meses de formación específica que, por primera vez, se han podido dar, al menos en parte, fuera de los Estados Unidos, en concreto en España de la mano de Fertilitas. Olga Calderón aceptó recientemente una beca de Fertilitas para estudiar la Naprotecnología en los Estados Unidos.

Cabe preguntarse por qué esta técnica, que no es la única de reconocimiento natural de la fertilidad, hace tanto hincapíé en su esencia «natural». Calderón tiene una respuesta contundente: en la Naproteconología «todo está conforme a la dignidad del ser humano». Por tanto, no se utilizan métodos de fecundación in vitro, ni se implantan, congelan o desechan embriones humanos, ni hay donaciones externas a la pareja de óvulos o espermatozoides.

«Lo que permite este método, es hacer un diagnóstico muy preciso utilizando el ciclo natural de la mujer, mediante observaciones. Y las decisiones, se toman también en colaboración con el devenir natural del ciclo», explica Calderón.

Por eso, si se logra una recuperación de la fertilidad en una pareja (obviamente formada por un hombre y una mujer- «es toda por vía natural. Si hay embarazo, es tras un acto sexual normal, una vez que se recupera la capacidad procreadora», subraya.

De esta manera, la Naprotecnología y el Método Creighton (por el que se hacen esas observaciones tan exhaustivas) evitan caer en muchas de los peligros bioéticos en los que incurren otras técnicas de reproducción asistida.

Efectividad

El Método Creighton se diferencia de otros métodos de reconocimiento natural de la fertilidad esencialmente en que «ha sido sistematizado y estandarizado por un ginecólogo y además se basa en una toma de muestras muy exhaustiva que facilita a cualquier médico la interpretación de esos registros y permite un gran control de calidad, explica Calderón a Actuall.

Pero, además, es efectivo. En dos sentidos. Porque este método sirve tanto para posponer un embarazo como para buscarlo. Según detallan los propios creadores del sistema, hay cinco grandes estudios realizados a 1.876 parejas que avalan la efectividad del método Creighton para evitar un embarazo en términos iguales o superiores que la ingesta de píldoras, o el uso de espermicidas o métodos de barrera como el preservativo, alcanzando el 99,5%, una vez más, sin problemas bioéticos. Al mismo tiempo, su uso para lograr un embarazo alcanza el 76% de las parejas sin problemas de fertilidad y entre un 20 y un 40% para parejas con infertilidad durante los primeros seis meses de uso del método con este fin.

Más allá del objeto propio del método, contar con un número tan importante de datos tomados día a día durante meses ofrece a los profesionales de la medicina un caudal de información que también resulta ser muy efectivo para la detección precoz de determinados cánceres relacionados con la variación hormonal femenina.

Los propios impulsores de método señalan otras ventajas de este método: es profesional, personalizado, médicamente seguro, moralmente aceptable, fácil de aprender, de bajo coste, altamente confiable, natural y cooperativo, respetuoso de la dignidad de la mujer y la integridad del matrimonio, sumamente versátil (uso en cualquier edad), preciso al identificar los días fértiles e infértiles y esencial para evaluar y mantener la salud de la mujer.

Comunicación de la pareja

Si bien todos los métodos de reconocimiento natural de la fertilidad parte de una base antropológica común de complementariedad sexual que necesita de una buena comunicación entre el hombre y la mujer, Calderón subraya que el Método Creighton y la Naproteconología ponen «mucho énfasis en el acompañamiento mútuo de ambos, lo que le transmite a la mujer mucha motivación para hacer las observaciones».

«La fertilidad es cosa de dos y por tanto la responsabilidad es cosas de dos», incide la ginecóloga.

En este sentido, los usuarios del método deben acudir juntos a una serie de sesiones de formación y seguimiento que se realizan durante el primer año (primero más seguidas, luego más espaciadas) en las que se cuenta con el apoyo de un monitor titulado que van dando instrucciones personalizadas según se avance en el método y se establezcan los diferentes objetivos (buscar o posponer un embarazo).