Por Nicolás Jouve, Catedrático Emérito de Genética, miembro del Comitré de Bioética de España. Presidente de CiViCa
Telemedicina significa medicina a distancia. Una Medicina para facilitar el diagnóstico, los tratamientos, etc., mediante recursos tecnológicos que optimizan la atención de los pacientes, ahorrando tiempo y costes y aumentando su accesibilidad a los profesionales de la Salud. Como muchos otros campos de estudio en los que se manejan muchos datos, la digitalización que facilita la inteligencia artificial y el uso de las TICs ha entrado de lleno en la Medicina.
La Medicina Digital, que es como también se la denomina, surgió en la década de los 70 con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación (ordenadores, internet, móviles, etc.), como una forma de luchar contra las barreras geográficas, aumentando la accesibilidad a los cuidados de salud, especialmente en zonas rurales y países en desarrollo.
La rápida adopción de los teléfonos móviles inteligentes (“smartphone”) por la población mundial ha motivado un interés muy grande por el uso de la computación avanzada para mejorar la salud. De este modo, la telemedicina ha crecido de forma exponencial de las últimas décadas y su utilidad ha quedado ampliamente demostrada en muchos ámbitos con importantes beneficios socioeconómicos para pacientes, familias, profesionales de la salud y sistema de salud con evidencias cada vez más claras en distintos campos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la telemedicina como una forma de «aportar servicios de salud, donde la distancia es un factor crítico, por cualquier profesional de la salud, usando las nuevas tecnologías de la comunicación para el intercambio válido de información en el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de enfermedades o lesiones, investigación y evaluación, y educación continuada de los proveedores de salud, todo con el interés de mejorar la salud de los individuos y sus comunidades».
De acuerdo con Medicare.gov, la web oficial del gobierno estadounidense para la atención médica, la telemedicina: “busca mejorar la salud de los pacientes, permitiendo la comunicación interactiva en tiempo real entre el paciente, y el médico o profesional a distancia. Esta comunicación electrónica conlleva el uso de equipos de telecomunicaciones interactivas que incluyen, como equipamiento mínimo, audio y vídeo”.
En menos palabras se llama telemedicina a la prestación a distancia de servicios clínicos de salud gracias a la infraestructura de las telecomunicaciones.
Lo cierto es que los tiempos están cambiando y se está imponiendo una atención médica virtual en los hospitales, las clínicas y la aparición de múltiples plataformas privadas de salud, con aplicaciones para los teléfonos móviles y portátiles, lo que puede suscitar un cierto recelo sobre la calidad de los servicios de diagnóstico, los tratamientos que ofrecen y las implicaciones económicas que se supone hay detrás.
Además, las técnicas estadísticas aplicadas a la enorme cantidad de datos que se obtienen (Big Data), permiten realizar análisis cada vez más significativos, interpretar mejor los datos, facilitar la investigación de las causas de las enfermedades. habilitar los tratamientos más adecuados y comunicar de manera más eficiente los resultados.
En consonancia con lo dicho, la telemedicina se puede subdividir en tres campos. El primero en relación con el almacenamiento y utilización de los datos, y los dos restantes en relación con la práctica médica en la relación médico-paciente:
De este modo, Las aplicaciones de la telemedicina son múltiples, ya sean en tiempo real o en tiempo diferido:
Por citar solo algunas de las iniciativas privadas de telemedicina que ya operan en España, Movistar Salud, AmaXpertEye, Docline, Sanitas, o la entrada en el campo de las grandes compañías de la teleinformática como Microsoft, Amazon, Google, etc.
La pandemia de la COVID-19 ha cambiado la forma de relacionarnos y la forma de interactuar, incluso, con los servicios médicos. La consolidación de la telemedicina en España ha sido un hecho durante la etapa de la COVID-19, de modo que el 62 por ciento de los pacientes ha utilizado el sistema de teleconsulta, según una encuesta de la plataforma Capterra. Le siguen de cerca Canadá, con un 56 por ciento, y Reino Unido, con un 54 por ciento, mientras que Alemania, Italia y Francia se sitúan en los últimos puestos.
La telemedicina es un campo enormemente dinámico en la etapa de las TICs a través de las comunicaciones en 3G, 4G, 5G y lo que venga después. Por ello, es un nuevo objeto de interés que puede tener implicaciones bioéticas a tener en cuenta en su utilización. Por ello, conviene señalar la conveniencia de la implementación de este tipo de recursos, pero señalando sus principales puntos fuertes y los aspectos que requieren una especial atención:
Puntos fuertes
Puntos de especial atención
Finalmente, hace unos días el Boletín del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia se hacía eco de una palabras del responsable del Grupo de Bioética de la Sociedad Española de Médicos Generales (SEMG), el Dr. Jacinto Bátiz, que declaró a Redacción Médica, que la entrevista con el paciente no debería sustituirse por la utilización de aplicaciones móviles y asegura que hemos empezado a normalizar esa forma de comunicar. Según él, solo en situaciones excepcionales podría ser aceptable si fuera imposible el encuentro entre médico y enfermo, pero no como una herramienta para sustituir esa relación.