La “donación” para Investigación: ¿solución para los embriones humanos congelados?

El Brexit: órdago europeo a la grande.
19/06/2016
Morín condenado. El derecho a la vida se impone a la ideología de la muerte.
19/06/2016

Por Roberto Germán Zurriaráin, Doctor en Filosofía. Licenciado en Teología.Profesor de Didáctica de la Religión de la Universidad de La Rioja, publicado en Blog de  Roberto Germán Zurriaráin el 18 de Junio de 2016

"Donar” los embriones humanos congelados, “sobrantes” de fecundación in vitro, para investigación es otra de las posibles soluciones. (Ya se han tratado dos: la donación con fines reproductivos o adopción prenatal y la congelación indefinida).

Por Roberto Germán Zurriaráin, Doctor en Filosofía. Licenciado en Teología.Profesor de Didáctica de la Religión de la Universidad de La Rioja, publicado en Blog de  Roberto Germán Zurriaráin el 18 de Junio de 2016

«Donar” los embriones humanos congelados, “sobrantes” de fecundación in vitro, para investigación es otra de las posibles soluciones. (Ya se han tratado dos: la donación con fines reproductivos o adopción prenatal y la congelación indefinida).

Aparentemente parece que esta tercera solución es la más apta de las vistas hasta ahora. Es más, “el común de los mortales” y algunos científicos optan por esta. Pero esta solución tiene, como veremos a continuación, muchos inconvenientes.

Algunos “científicos” mantienen que aquellos embriones, que han sido congelados y cuyo destino es incierto, antes de que sean destruidos y con el consentimiento de sus progenitores, pasen a disposición del centro biosanitario y se autorice su uso con fines de investigación. Estas investigaciones de carácter médico seguirían unos criterios de estricto control y estarían dirigidas a obtener terapias que no puedan ser desarrolladas por otras técnicas.

Sin embargo, en muchas ocasiones, el “estricto control” ligado a la investigación se reduce a la toma de medidas de tipo procedimental. Desde esta perspectiva, una investigación se consideraría ética si cumple con los requisitos marcados por la ley sin ninguna referencia al contenido u objeto de la propia investigación. Es decir, el cumplimiento del procedimiento avalaría éticamente la investigación a realizar. No obstante, la ética de la investigación biomédica no debe preguntar sólo por el procedimiento a seguir en la investigación, sino también por el contenido de la misma. Creo que se aceptará que no es lo mismo experimentar con embriones humanos que con animales, aunque en ambas investigaciones se siga el mismo y estricto control procedimental.

Dejando a un lado este punto, es cierto que muchos científicos, respaldados por las legislaciones y antes de que estos embriones humanos congelados “sobrantes” de FIV sean destruidos o se les deje morir, están a favor de su empleo. Sostienen que la investigación con estos embriones humanos, dada su precaria viabilidad para la implantación, proporcionaría un mayor conocimiento en las primeras fases de su desarrollo y de la función de sus células madre (células madre embrionarias). En este sentido, aseguran que este tipo de células, dado su potencial regenerativo, se podrían aprovechar para la investigación en la terapia de enfermedades degenerativas graves.

Sin embargo, la obtención de dichas células (que se hallan en la masa interna del embrión humano) y su empleo en la terapia de enfermedades, no carecen de inconvenientes, tanto médicos-científicos como éticos.

Los inconvenientes médicos-científicos tienen que ver con que, hoy por hoy, no se ha conseguido ninguna aplicación terapéutica con este tipo de células madre (células madre embrionarias o de “origen embrionario”), mientras que, en estos últimos años, la eficacia en terapia celular resulta del empleo de otro tipo de células: 1) células madre adultas, 2) células iPS (células madre de pluripotencia inducida) y 3) células madre de “tipo embrionario” que se consiguen a partir células madre adultas (Distinguir esta clase de células madre con las de “origen embrionario”).

Por tanto, desde el punto de vista médico-científico, no tiene actualmente justificación una investigación que use y mate embriones humanos, tanto si son viables como si están enfermos, ya sean congelados o producidos ex profeso por FIV, como fuente de obtención de células madre de “origen embrionario”.

El segundo y principal inconveniente en torno a las células madre embrionarias o células madre de “origen embrionario” es, como se ha dicho, de carácter ético, pues su uso lleva consigo la producción y posterior muerte del embrión humano, aparte de la nada desdeñable necesidad de utilizar óvulos humanos (lo que supone una manipulación del cuerpo de la mujer).

Los defensores de la investigación y experimentación con embriones humanos suelen disminuir este inconveniente ético (la muerte del embrión humano) afirmando que no nos encontramos ante un individuo humano en los primeros momentos de su existencia. A esa realidad humana presuntamente no individual la denominan “preembrión” o “embrión preimplantatorio”, expresiones con las que se oculta su realidad individual.

Por consiguiente, desde el punto de vista ético, estarían permitidas sólo aquellas investigaciones que no usasen embriones ni óvulos humanos (para no convertir a la mujer en una pieza más del proceso productivo).

Como conclusión, desde el punto de vista médico-científico no se justifica la utilización de embriones humanos para extraer sus células de su masa interna y utilizarlas como terapia para enfermedades degenerativas. La justificación de esta afirmación se apoya en investigaciones realizadas y protocolos abiertos en los que no se ha conseguido un uso terapéutico efectivo en humanos con este tipo de células y sí con las células adultas.

Tampoco se justifica el uso y muerte de embriones humanos desde la perspectiva ética de la investigación biomédica, porque el uso de sus células respalda la idea de convertir la vida humana en un simple medio para otro fin. Deja de ser investigación si esta se desarrolla a costa de la destrucción sistemática de vidas humanas.

En el caso de que las células embrionarias fuesen imprescindibles en alguna terapia se deberían lograr estos tipos celulares sin acudir a los embriones humanos como fuente, puesto que la biotecnología está actualmente en condiciones de poder producirlas sin que sea necesario aislarlas de embriones humanos vivos.

Por tanto, una investigación verdaderamente ética y médica-científica, si quiere contribuir al bien de la humanidad, no puede tener su origen y desarrollo en la destrucción de la vida de miles y miles de seres humanos débiles e indefensos. Por el contrario, una investigación basada en el uso y muerte de embriones humanos supone la cosificación de estos. En efecto, si estamos a favor de este tipo de investigación con embriones humanos congelados, “sobrantes” de fecundación in vitro, se les convierte a estos en un producto o cosa a utilizar.

Por eso creo que “donar” los embriones humanos congelados para investigación tampoco es una solución.

CíViCa
CíViCa
Ciencia | Cultura | Vida Asociación de Investigadores y Profesionales por la Vida.