Embriones y células madre. Conceptos y reflexiones

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Por Pablo Gil-Loyzaga (Catedrático. Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid Académico (c) Real Academia Nacional de Medicina – Asociado de CíViCa)

Artículo publicado en el Libro BIOETICA PARA EL INICIO DE LA VIDA(ACTAS DE LA I JORNADA DE BIOÉTICA - Edita Orden de Malta (2011): ISBN: 978-84-9983-746-8

Resumen.- La conjugación de los gametos, espermatozoide y óvulo, inicia el proceso de fertilización que genera un nuevo ADN (ácido desoxirribonucleico). La existencia de un ADN diferente es lo que, desde el punto de vista biológico, bioquímico y también médico-forense, permite identifi car individuos distintos. Por tanto, para la Bioética la síntesis de ese ADN nuevo y personal, que se genera con la fusión de los gametos y la formación del huevo fecundado, debe considerarse como el primer momento para el reconocimiento de un individuo humano. Todas las maniobras, químicas, farmacológicas, quirúrgicas etc. que se realicen para evitar que ese nuevo individuo se desarrolle deben ser consideradas como abortivas. Durante la primera semana de gestación el huevo fecundado viaja por la trompa de Falopio hasta llegar a implantarse en la mucosa uterina, lo que sucede en torno al 7º día de gestación. La segunda semana ya se identifica el embrioblasto o embrión precoz. Hacia la tercera semana, momento en que la embarazada comienza a notar el retraso de la menstruación, comienza la formación del embrión trilaminar. Poco después se genera un sistema nervioso incipiente, que tendrá un gran desarrollo entre la cuarta y la sexta. La primera una actividad cardiaca se observa entre los 26 y 30 días de gestación (segunda o tercera semana sin menstruación) con el inicio de los primeros latidos. A partir del segundo mes comienza una pequeña actividad eléctrica, aún muy primitiva, en el sistema nervioso. Entre la octava y décima semana ya no se denomina al nuevo individuo como embrión sino con el nombre de feto; esto se debe a que su apariencia externa, cabeza, miembros, tronco etc. son de aspecto similar a los del recién nacido aunque, lógicamente, todo en conjunto es de tamaño mucho más pequeño.

En este artículo también se definen los diferentes tipos y orígenes de las denominadas “células madre” o troncales. Las células madre se encuentran en los embriones, en los anejos embrionarios (cordón umbilical y placenta) y en numerosos tejidos del individuo adulto. Las células madre de los embriones tienen una mayor tasa de multiplicación pero parecen ser de genética menos seguras y además, para su obtención se requiere  la eliminación del embrión. Sin embargo, las células madre del cordón umbilical y de la sangre que contiene, tras la separación del recién nacido, son muy estables, como también lo son las del individuo adulto. En el momento actual muchos laboratorios de investigación trabajan en la posibilidad de reorientar genéticamente a las células madre adultas, consiguiendo que se diferencien en otros tipos celulares (células IPS). Todos estos temas, y los estudios científi cos correspondientes, plantean numerosas controversias desde el punto de vista bioético que solo pueden aclararse con un mayor conocimiento científico.

Artículo completo adjunto en PDF

Por Pablo Gil-Loyzaga (Catedrático. Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid Académico (c) Real Academia Nacional de Medicina – Asociado de CíViCa)

Artículo publicado en el Libro BIOETICA PARA EL INICIO DE LA VIDA(ACTAS DE LA I JORNADA DE BIOÉTICA – Edita Orden de Malta (2011): ISBN: 978-84-9983-746-8

Resumen.- La conjugación de los gametos, espermatozoide y óvulo, inicia el proceso de fertilización que genera un nuevo ADN (ácido desoxirribonucleico). La existencia de un ADN diferente es lo que, desde el punto de vista biológico, bioquímico y también médico-forense, permite identifi car individuos distintos. Por tanto, para la Bioética la síntesis de ese ADN nuevo y personal, que se genera con la fusión de los gametos y la formación del huevo fecundado, debe considerarse como el primer momento para el reconocimiento de un individuo humano. Todas las maniobras, químicas, farmacológicas, quirúrgicas etc. que se realicen para evitar que ese nuevo individuo se desarrolle deben ser consideradas como abortivas. Durante la primera semana de gestación el huevo fecundado viaja por la trompa de Falopio hasta llegar a implantarse en la mucosa uterina, lo que sucede en torno al 7º día de gestación. La segunda semana ya se identifica el embrioblasto o embrión precoz. Hacia la tercera semana, momento en que la embarazada comienza a notar el retraso de la menstruación, comienza la formación del embrión trilaminar. Poco después se genera un sistema nervioso incipiente, que tendrá un gran desarrollo entre la cuarta y la sexta. La primera una actividad cardiaca se observa entre los 26 y 30 días de gestación (segunda o tercera semana sin menstruación) con el inicio de los primeros latidos. A partir del segundo mes comienza una pequeña actividad eléctrica, aún muy primitiva, en el sistema nervioso. Entre la octava y décima semana ya no se denomina al nuevo individuo como embrión sino con el nombre de feto; esto se debe a que su apariencia externa, cabeza, miembros, tronco etc. son de aspecto similar a los del recién nacido aunque, lógicamente, todo en conjunto es de tamaño mucho más pequeño.

En este artículo también se definen los diferentes tipos y orígenes de las denominadas “células madre” o troncales. Las células madre se encuentran en los embriones, en los anejos embrionarios (cordón umbilical y placenta) y en numerosos tejidos del individuo adulto. Las células madre de los embriones tienen una mayor tasa de multiplicación pero parecen ser de genética menos seguras y además, para su obtención se requiere  la eliminación del embrión. Sin embargo, las células madre del cordón umbilical y de la sangre que contiene, tras la separación del recién nacido, son muy estables, como también lo son las del individuo adulto. En el momento actual muchos laboratorios de investigación trabajan en la posibilidad de reorientar genéticamente a las células madre adultas, consiguiendo que se diferencien en otros tipos celulares (células IPS). Todos estos temas, y los estudios científi cos correspondientes, plantean numerosas controversias desde el punto de vista bioético que solo pueden aclararse con un mayor conocimiento científico.

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