Minuciosamente, paso a paso, se están preparando los caminos para la legalización de la eutanasia. Como anticipo, las Juventudes Socialistas la han propuesto en su programa, adoptado en su último congreso. Bernat Soria, en calculadas declaraciones, ha ido afirmando que es "una asignatura pendiente" a abordar en la próxima legislatura. Hoy, el Congreso debate una proposición de ley presentada por Izquierda Unida que lleva el perverso título "disponibilidad de la propia vida".
Lo que resulta interesante observar es la gran similitud de los argumentos en que se basan quienes postulan hoy la legalización de la eutanasia con los que sostuvieron Hitler y los nazis, cuando la incluyeron junto con la eugenesia como parte esencial de su proyecto ideológico. Los actuales defensores de la eutanasia son, en este punto, herederos directos de las doctrinas nazis sobre la vida y la muerte de los seres humanos.
El argumento principal para justificar la eutanasia es la conveniencia de suprimir "la vida indigna de ser vivida". Resulta curioso que, en una especie de macabro retruécano, sea la apelación a la "dignidad humana" la razón última con la que se pretende legitimar esta clase de "homicidio compasivo". Claro está que, con tal argumento, lo que realmente se está afirmando es que la "dignidad humana" es selectiva, que los seres humanos no la poseen por igual, sino que depende de determinadas condiciones y circunstancias.