Publicado en Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia.. el 9 de Enero de 2018.
La selección de embriones para conseguir embarazos de un solo embrión y evitar embarazos múltiples. ¿Tiene algún problema ético?
Como se comenta en un reciente artículo publicado en Fertilily and Sterility, en las cuatro décadas pasadas se ha conseguido un gran progreso en el índice de embarazos obtenidos por fecundación in vitro. Sin embargo, este aparente éxito se acompaña de la negativa circunstancia del gran aumento de embarazos múltiples. Mientras los esfuerzos para reducir el número de embriones que se transfieren ha tenido un saludable impacto en la reducción de dichos embarazos, la incidencia de embarazos gemelares no ha disminuido significativamente.
Para tratar de solucionar este problema los autores proponen seleccionar el mejor embrión para implantarlo. Con este objetivo hacen referencia a cuatro métodos. No vamos a referir aquí la metodología técnica descrita, pues ello se aparta del interés bioético.
En el artículo en cuestión se comenta que un objetivo ineludible es buscar el mejor método para determinar cuál es el embrión idóneo para ser transferido; pero, como así mismo se afirma, aunque los métodos descritos tienen un gran potencial técnico, el “elusivo santo grial para la selección de embriones no ha sido aún descubierto”.
Sin embargo, en el artículo no se hace referencia a las dificultades que desde un punto de vista bioético tienen estas técnicas, porque todas va orientadas a determinar cuál es el mejor embrión desde un punto de vista biológico, lo que conlleva a desechar o destruir los restantes. Algo que éticamente nos parece insostenible.
Distinto sería que se hiciera una selección de los ovocitos o espermatozoides, para elegir los más idóneos, pero una vez producido el embrión, un ser humano en acto, el proceso selectivo es bioéticamente inaceptable por las razones anteriormente expuestas.
De todas formas, si la selección se hiciera entre ovocitos y espermatozoides, tampoco se podrían evitar las dificultades bioéticas que la propia técnica de fecundación in vitro tiene.