Por Carlos Llarandi Arroyo, Militante del Movimiento Cultural Cristiano y miembro de Profesionales por el Bien Común. Socio de CiViCa.
El pasado 9 de marzo, el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Humanidades y Ciencias Sociales ha sido concedido a Steven Pinker (Universidad de Harvard) y Peter Singer (Universidad de Princeton) por haber realizado «innovadoras contribuciones académicas en el ámbito de la racionalidad y en el dominio de lo moral, respectivamente, que han logrado un amplio impacto en la esfera pública»
La presidenta del jurado, Carmen Iglesias, catedrática de Historia de las Ideas y Formas Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, directora de la Real Academia de la Historia y académica de número de la Real Academia Española,
ha destacado sobre los premiados que “a ambos pensadores les une la profundidad, la brillantez, el empleo de la racionalidad y el avance de un progreso moral que han sabido destacar en sus libros y han extendido a toda la sociedad”.
Sobre Peter Singer, el acta del premio destaca que es uno de los filósofos morales aplicados más influyentes de la actualidad: “marcó un punto de inflexión al extender y fundamentar la ética aplicándola al dominio de los animales, con notables consecuencias para la legislación internacional sobre el bienestar animal y el progreso moral”. En palabras de Luis M. Valdés Villanueva, catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Oviedo y nominador del filósofo galardonado, “existe un antes y un después de Singer en la consideración moral de los animales. Está fuera de discusión el enorme impacto que ha tenido en la fundamentación de los movimientos en favor del bienestar animal y en las legislaciones que se han desarrollado en varios países para garantizarlo”
¿Qué ha hecho Peter Singer por la humanidad como para recibir un premio en humanidades?
Este filósofo ateo de origen judío ha hecho algo muy importante para el neocapitalismo mundial, es decir, para los poderosos de la Tierra: intentar rebajar la dignidad de los seres humanos, especialmente de los más necesitados, débiles y vulnerables a una categoría inferior a la de los animales. De tal forma que el aborto, el infanticidio y la eutanasia sean considerados prácticas loables si son aplicadas especialmente a enfermos y discapacitados. Con ello se consigue justificar la eliminación de todas aquellas personas que puedan ser una carga moral, social o económica para la eficiente sociedad neoliberal. Es un promotor de la guerra de los poderosos contra los débiles.
¿Por qué ha sido tan fácilmente asimilado su pensamiento?
Su técnica filosófica ha sido especialmente eficaz. No se ha dedicado a perder el tiempo discutiendo si un niño no nacido, un niño enfermo recién nacido, un enfermo mental o un discapacitado es un ser humano. Eso es indiscutible científicamente. Todo miembro de la especie homo sapiens es un ser humano. Simplemente, Singer considera moral que haya seres humanos inocentes que puedan ser eliminados porque no poseen la dignidad de “personas” al estar disminuidos o incapacitados especialmente desde el punto de vista de su racionalidad. Al mismo tiempo, este “gran humanista” ha elevado a la categoría de persona a ciertos animales (Proyecto Gran Simio) otorgándoles más dignidad que a algunos seres humanos. El sueño de cualquier totalitario, Hitler incluido.
Paradójicamente, se ha concedido el premio en humanidades a un filósofo especialmente entregado a la destrucción de la dignidad intrínseca y sagrada de todo ser humano. Dignidad que, como él bien reconoce, es fruto del patrimonio que el cristianismo ha legado a la humanidad. Su inquina al cristianismo es explícita y pública. No tiene ningún reparo es afirmar que es una doctrina radicalmente perjudicial.
El animalismo como bioideología neocapitalista.
Singer ha utilizado como arma de destrucción masiva de conciencias el animalismo. Una bioideología anti humanista, que cada día cuenta con más adeptos, y cuyo principio fundamental es reducir y equiparar al ser humano a una especie que no puede ser considerada superior al animal. La igualación del ser humano a los animales es la estrategia que han utilizado todos los genocidas de la historia para legitimar sus crímenes. Una vez que la persona ha sido desprovista (políticamente y legalmente) de su categoría ontológica máxima puede ser suprimida por el poder en cuanto a éste le interese o lo decida. Los judíos, homosexuales, deficientes mentales, gitanos, etc. no eran personas para el Tercer Reich. Sin embargo, se nota que Singer y el capitalismo aprenden de la historia porque proporcionan argumentos legitimadores del poder en un momento en el que se viene realizando un largo proceso de deconstrucción, desvinculación y colonización de la propia naturaleza humana (Argumento que desarrollamos en profundidad en el libro La humillación posmoderna del ser humano. Ediciones Voz de los sin Voz)
Curiosamente el animalismo actúa al revés. Eleva artificialmente a los animales a la categoría de personas provocando el mismo efecto perverso de la degradación y aniquilación de la dignidad inalienable del ser humano. Pero lo hace de manera más digerible y sibilina para la conciencia actual. Y las consecuencias que se derivan, “por sus frutos los conoceréis”, no dejan lugar a muchas dudas: Es plausible moralmente la eliminación de ciertos seres humanos “molestos” o “débiles” porque carecen de la dignidad suficiente. Deficientes, pobres, deprimidos, adictos…pueden y deben ser descartados.
Y no solo eso. Por el mismo método de reducción ontológica, también se justifica la zoofilia. Los seres humanos y los animales pueden tener relaciones afectivas y sexuales siempre que no suponga daño para el animal. La degradación de la dignidad del ser humano conlleva la lógica degradación de su naturaleza y, por tanto, de su corporalidad sexuada, de su sexualidad. Todas las últimas leyes biopolíticas que se están aprobando en España por imperativo del neocapitalismo actual responden, en el fondo, a esta misma filosofía.
¿Y quién es el máximo responsable de este “crimen cultural y político” contra la humanidad?
El máximo responsable es el neocapitalismo, en este caso de la mano de la Fundación (financiera) del BBVA con el apoyo del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).
El neocapitalismo es un sistema que se basa en el afán de ganancia exclusiva y en la sed de poder y ello “a cualquier precio”, aunque para disimular su cinismo crean fundaciones y ONGs “sin ánimo de lucro”. Es paradójico y genera cierta perplejidad que toda esta anticultura antihumanista esta ocultada y silenciada por la autodenominada sociedad civil capitalista, o lo que es lo mismo, por una sociedad que está siendo básicamente configurada y vertebrada por una gran pléyade de fundaciones -como la Fundación BBVA- que intoxican y envenenan la opinión pública con sus patrocinios y subvenciones, siempre interesados.
A esta altura del siglo XXI, el neocapitalismo ha descubierto que la explotación/dominación del ser humano -que le es propia- solo puede ser garantizada si se implementa bajo un estricto reduccionismo antropológico que esté interiorizado por la sociedad. Hay que eliminar la dignidad intrínseca e inalienable que todo ser humano tiene como persona y reducirla a una dignidad funcional/ instrumental/utilitarista. El ser humano es un animal, un dato, una mercancía, material biológico, un instrumento a explotar, … Cuando la funcionalidad utilitarista de un ser humano se considera sin valor y ha dejado de ser “persona”, según el neolenguaje totalitario, no debe haber inconveniente moral para suprimirlo. Supresión que es mejor si es con su propio consentimiento. Y si no lo es, con el consentimiento del poder.
¿Y quién es el jurado que puede premiar esta injusticia manifiesta?
No podemos ni queremos olvidar al jurado del premio (Humanidades y Ciencias Sociales), auténticos “sicarios intelectuales del poder económico” que han vendido la promoción de su vanidad al mejor postor. Su mediocre categoría intelectual y ética les hace propicios para este tipo de encargos. Esta muy claro que los dos galardonados, Peter Singer y Steven Pinker pertenecen al staff cultural y mediático del neocapitalismo mundial y ha sido éste el que ha propiciado que el filósofo australiano y el psicólogo canadiense sean galardonados para que sus concepciones culturales neoliberales y socialmente darwinistas resuenen más, si cabe. Este jurado simplemente obedece de forma natural al amo que le alimenta y del cual depende. Nadie con una mínima concepción moral del ser humano se hubiera brindado a otorgar este premio a Peter Singer que nunca ha ocultado su antihumanismo animalista.
Una cultura que premia a sujetos como Peter Singer no merece tal nombre ya que el talante moral de una sociedad se constata fundamentalmente por el cuidado, la atención y la solidaridad con los miembros más débiles y necesitados de la misma.